7. sueño que bailamos en la lluvia

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Juanjo se apartó bruscamente, como si el tacto del vasco de repente quemara.

Se alejó todavía notando el fantasma de las manos de Martin aferrando su cintura, tratando de poner la máxima distancia entre ambos cuerpos. No podía soportar más su presencia. No después de aquello. No después de que su interior se revolviese como nunca antes lo había hecho. Pero al verle ahí, de pie, siguiendo sus movimientos con la mirada como si no pudiese mirar a otra persona que no fuese él, fue incapaz de pedirle que se fuera.

Decidió que ignorar su presencia era lo más fácil.

Se acercó lentamente al altavoz, y buscó en su móvil una canción que le hiciese olvidar todo. Que fuese su vía de escape. Que le hiciese sentir, y vivir. Como por inercia propia, su dedo avanzó solo, con un objetivo claro. Sabía que era una mala idea, aquella canción tan poco conocida era demasiado especial para él. Pero era la única que le hacía sentir, de verdad.

El trazo de tinta impregnado en su piel pareció arder en su antebrazo mientras se dirigía al centro de la sala. Aquel sol y aquella luna entrelazados ardiendo sobre su piel, recordándole que iba a abrir su alma de la forma más pura posible. Todo aquello frente la persona que más odiaba y en la que más pensaba, quien le observaba desde una esquina de la sala.

Cerró los ojos e inspiró profundamente cuando los primeros acordes de "Sol y Luna" llenaron la estancia. La melodía caló en sus huesos como si de agua se tratase, y la voz ronca de Duki comenzó a narrar palabra por palabra todo lo que residía en su interior.

Si te preguntas por qué dije que no,
fue porque amo esto.
Si te preguntas por qué elegí el dolor,
es porque soy honesto.
Si te preguntas en qué momento y dónde estoy,
ya no importa el tiempo.
Si te preguntas dónde carajo estoy,
no lo sé, lo siento.

Y Juanjo bailó, contrayendo y soltando sus extremidades al ritmo de la base. Bailó hasta que le temblaron los músculos. Hasta que sus ojos se humedecieron inconscientemente. Hasta que su mente desconectó y dejó de funcionar, y su corazón tomó el control de su cuerpo.

Martin se limitó a observar la escena, con todo el cuerpo en tensión y el vello erizado.

Juanjo abrió un instante los ojos, mientras el estribillo retumbaba a su alrededor. A través del cristal, su mirada conectó con la del vasco.

Sueño que bailamos en la lluvia.

Martin se limpió rápidamente una lágrima rebelde que se escapó de sus ojos, su corazón latiendo desbocadamente. Antes de que la canción llegase a su final, se apresuró a abandonar la sala, sin sentirse con fuerzas de enfrentarse a la realidad de aquello que acababa de presenciar.

Juanjo se detuvo al son de las últimas notas, respirando agitadamente. Se lanzó al suelo, haciéndose un ovillo, y las lágrimas brotaron sin control, expulsando todo aquello que se removía en su interior.

El baile siendo su lugar seguro, como siempre.




Nota de la autora: éste capítulo no estaba en mis planes, pero no he podido evitarlo. Esta canción me ha acompañado en los momentos más bajos de mi vida, haciendo que pudiese derramar las lágrimas que sentía que estaban estancadas en mi interior. Evidentemente, la he bailado en incontables ocasiones. Os recomiendo que os paséis a escucharla, porque es perfecta.
Espero que hayáis disfrutado este trocito, aunque sea muy corto. Pronto vuelvo con mucho más <3

rhythm revolution | juanjo y martin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora