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Sentado en el suelo de su sala de baile, rodeado por todos sus compañeros de Urban Beat, Martin Urrutia apretaba fuertemente la mano de su amiga Ruslana mientras todos observaban la pantalla sin parpadear. El temblor de su cuerpo iba en aumento, era el momento decisivo. Si les aceptaban una vez más, podría ser la definitiva. Estaban preparados. Era su momento.

Mientras tanto, como cada año en Magallón, los miembros de The Street Symphony contemplaban expectantes sus teléfonos móviles con la pequeña esperanza de que ese año fuera el definitivo. Nunca lo habían logrado, pero se sentían más preparados que nunca. Tenían el mejor nivel que podían pedir, y sabían que podían competir por puestos muy altos. Juanjo llevaba toda su vida esperando este momento, y sentía que esa vez era su oportunidad.

A pesar de compartir la misma pasión, Martin y Juanjo no podrían ser más diferentes. Mientras que Martin prefería la espontaneidad y la improvisación, Juanjo se inclinaba por la estructura y la disciplina. Al ser las figuras principales de sus equipos, esto se reflejaba en sus compañeros. La naturalidad de Martin cautivaba a todo aquel que lo viese, mientras que el control de Juanjo captaba la atención de manera inmediata.

Ambos, aunque en situaciones diferentes, tenían un mismo objetivo. La mayor competición de baile urbano de España: Rhythm Revolution.

El triunfo de Rhythm Revolution era sin duda a lo que aspiraban todos y cada uno de los bailarines urbanos a nivel nacional. Consistía en 5 diferentes pruebas, repartidas a lo largo de los meses de abril, mayo y junio, que se realizaban por ciudades alrededor de toda la península. El premio, además del reconocimiento y la exposición, consistía en un contrato de grabación con un artista consolidado y una posterior gira internacional, 50.000 euros en efectivo y el famoso trofeo que coronaba al equipo como ganador.

La elección era exclusiva y muy dura, pero el proceso lo era aún más. Tenían apenas un mes para preparar coreografías según los distintos desafíos, con periodos de apenas 15 días entre prueba y prueba. Pero, desde luego, merecía la pena.

— Dos minutos, chicos... —susurró Martin, angustiado.

— Ya casi está, maños... — murmuró Juanjo, emocionado.

A pesar de estar a kilómetros de distancia, la situación no fue muy diferente: ambos equipos estallaron en gritos de felicidad mientras saltaban y se abrazaban entre ellos. Urban Beat y The Street Symphony aparecían en la lista de seleccionados para Rhythm Revolution, y los chicos no podían estar más felices.

Su oportunidad había comenzado, y no dudarían en aprovecharla al máximo.

Tenían claro que sus vidas iban a cambiar.

Pero no se imaginaban cuánto.

rhythm revolution | juanjo y martin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora