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—Si alguna vez llego a amar nuevamente, será solo él.—
El silencio envolvía los pasillos y solo el tenue resplandor de la luna se filtraba a través de las ventanas. Sin embargo, dentro de la mente de Itadori Yuuji, un torbellino de pensamientos la mantenía despierta. Desde hacía dos dias, un solo objetivo ocupaba su mente: encontrar una manera de hablar con Megumi, cueste lo que cueste, incluso si eso significaba hacer un trato con Sukuna.
Sabía que estaba Shinjuku.
Había pasado horas trazando un plan, buscando el momento perfecto para escapar sin que nadie lo notara. Sabía que sería peligroso, sabía que podría meterse en un lío más grande del que podía manejar, pero la necesidad de hablar con Megumi era mucho mayor.
Esa noche, cuando el reloj marcó la medianoche y el edificio estaba sumido en la más absoluta quietud, Yuuji decidió que era el momento. Se deslizó fuera de la cama con cuidado, asegurándose de no hacer el más mínimo ruido. Sabía que cualquier sonido podría delatarla. Con pasos rápidos pero silenciosos, salió de su habitación y comenzó a dirigirse hacia la salida del edificio, el corazón latiendo con fuerza en su pecho.
Pero cuando dobló una esquina en el pasillo, se detuvo en seco. Allí, apoyado contra la pared como si lo hubiera estado esperando, estaba Choso. Su mirada penetrante y seria indicaba que sabía más de lo que hubiera querido.
-¿A dónde crees que vas?-preguntó Choso, con una voz que aunque baja, cargaba una autoridad que era imposible ignorar.
Ella se congeló, la sorpresa clara en su rostro. No esperaba que alguien estuviera vigilándola, y mucho menos que fuera Choso. Intentó pensar en alguna excusa, pero sabía que sería inútil. Choso la conocía demasiado bien para caer en alguna mentira barata.
-Tengo que hacer algo importante-respondió tratando de mantener la calma-No tienes que preocuparte, estaré de vuelta antes de que se den cuenta.
Choso entrecerró los ojos, claramente no convencido. Dio un paso hacia Yuuji, acortando la distancia entre ellos.
-¿Qué es eso tan importante que no puedes esperar hasta mañana?-Choso cruzó los brazos, su postura era firme, dejando claro que no lo dejaría pasar tan fácilmente.
Itadori apretó los labios, debatiéndose entre decir la verdad o inventar una excusa que pudiera convencerlo. Pero al final, decidió ser sincero.
-Voy a Shinjuku hablar con Sukuna-admitió, con un tono de voz bajo pero firme- Necesito pedirle que me deje hablar con Megumi.
Choso se quedó en silencio por un momento, asimilando lo que su hermanita acababa de decir. La tensión en el aire se hizo palpable, y los ojos de Choso se estrecharon aún más, mostrando un destello de preocupación y desaprobación.
-Eso es una locura...-Su voz sonó casi como un regaño- No voy a dejar que hagas algo tan peligroso.
-No te...-Antes de que pudiera reaccionar, Choso se movió rápidamente. En un instante, la levantó y se la echó al hombro, sujetándolo firmemente para evitar que se escapara.
