Regina observa algo familiar en la mirada de Emma. Era lo que sentía cuando estaban juntas, pero mucho mayor que cualquier vez en que Emma haya estado con ella. Se parecía a cuando conversaron la noche en que habían hecho el amor por primera vez, recibiendo cariños a través de aquellas miradas enfebrecidas. Había química, Regina nunca lo había dudado, solo era cuestión de tiempo. Por más que Emma estuviera presa a las amarras del pasado, no se quedaría en ese estado de apatía por siempre. Entre ellas estaba pasando de todo, las sonrisas, los parecidos, el deseo de abrazarse. Por esa razón era tan difícil cuando llegaba la hora de decir adiós cuando alguna tenía que regresar a casa a dormir e ir a trabajar al día siguiente. Pero Regina no estaba tan dispuesta a despedirse de Emma tan rápidamente, aún tenían unas horas después de la piza que cenaron. Pasearon por las calles de Amber City en esa noche tranquila, ignorando la existencia de la gente y de la vida alrededor de ellas, pero era divertido ver cómo la avenida que hacía del centro de la ciudad un valle parecía tan bonita como de día. A lo mejor eran las luces que habían colocado en los árboles para que la alameda pareciera un pasillo iluminado y demasiado romántico para su gusto. Emma seguro pensaba eso, pues había sido allí donde eligió hablar con Mills y decirle que quería pasar más tiempo con ella, y eso incluía horas de almuerzo entre las dos todos los días.
La idea le agradaba mucho a Regina, aunque creyera que Emma había descubierto algo por estar tan empeñada en doblar su tiempo con ella. Pero aún así, caminaron algunos metros más, lentamente y sin pretensiones. Emma le habló de Killian, el muchacho que se había casado recientemente, su mejor amigo, y de repente la conversación se volvió seria en cuanto comentó que Regina necesitaba hablar con una persona adecuada sobre sus problemas con su pasado.
Era un juego que Mills no deseaba jugar consigo misma. Sintió un escalofrío subirle por la columna como si se hubiera acordado de la sensación desagradable que es estar borracha, sensación que, de cierta forma, antes le agradaba. Se sintió mareada, con nauseas y un deseo de detener el mundo en aquel instante. Al menos, si todo se detuviese, tendría la sensación de tener el control, de no tener la necesidad de consultar el pasado para saber si lo que estaba haciendo era correcto o no, si Emma iba a seguir amándola o no. Regina se apoya en Emma más de lo que lo haría si tuviera el bastón, pero lo había dejado en el coche junto con Leopold. Swan decide parar, sintiendo que había tocado un asunto delicado. Se sientan bajo la seguridad de las luces de los árboles. Hay tiempo para respirar, para desviar el tema y hablar de cualquier cosa que no sea su maldito vicio del pasado.
‒ Solo ha sido un malestar, todavía me canso si camino mucho. Ingrid me dijo que no abusara‒ dijo Mills, mirando sus propias piernas estiradas, los zapatos sin tacón y los bajos de los vaqueros ‒ ¿Sabes una cosa? Me encantó lo que has hecho hoy.
‒ ¿Haberte llevado a comer una pizza? Bueno, no es la mejor de la ciudad, pero es el sitio que más me gusta desde que me mudé al apartamento. Tampoco significa que pida pizza todos los días que estoy cansada para cocinar. En realidad, esos días me preparo un Mac'n'Cheese. Cada mes tengo que comprar bastantes congelados.
‒ Deberías comer más veces conmigo en casa, Cora no permitiría que te alimentaras tan mal.
‒ Pero me alimento bien durante el día. Almuerzo en el restaurante del hospital y como ya has podido comprobar, la comida de allí es excelente. No es tan refinada como lo que Cora manda a preparar en tu casa, pero me mantiene en forma durante el resto del día.
‒ Creo que no tienes mucho tiempo para pensar en comer. Te metes tanto en el trabajo que olvidas que tienes que alimentarte.
‒ Vaya, no voy a mentirte, con frecuencia me olvido o realmente no sobra tiempo para alimentarme mejor. Los turnos han sido duros, cuando me mandan a cirugía ya puedo decir adiós al café con bizcochos de la tarde en la cafetería.
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Bury
FanfictionCuando Regina Mills sufre un trágico accidente, su marido y sus hijos mueren, y ella pierde su memoria. Al despertar del coma, dos meses más tarde, la empresaria intenta recuperarse poco a poco del trauma, dándose cuenta de que incluso antes del fat...