Elixir [Atados #1]

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Jacob

Capítulo X

Me removí en la cama, sintiendo el cuerpo de Josie abrazado al mío, su rostro permanecía en mi pecho y su respiración era tranquila, demostrando su tranquilo sueño.

Ella se había roto ayer en la noche y me gustaría saber porqué se rompió de esa forma, quien sea que le haya hecho daño quiero aniquilarlo de la forma más cruel y despiadada que conozca, solo quiero que tenga una muerte lenta y dolorosa por causar sus lágrimas.

Pero ella no nos dijo nada al respecto, no quiso hablar y lo entendimos.

Pero qué pasó para que ella llorara de esa forma? Haríamos que ella hablase de una forma u otra.

Ayer... ella huyó de nosotros nuevamente, al parecer es lo único qué sabe hacer, ella nos teme, pero no un temor normal, ella teme entregarse a nosotros y lo entiendo perfectamente, después de todo nosotros no podemos darle lo que ella quiere y solo sufrirá.

Amor... no podemos dar eso.

Ella es tan pequeña y delicada, demasiado como para lastimarla.

Pero por más egoísta que suene de mi parte, quiero que ella se entregue, que entregue su cuerpo al placer que podemos darle, que no se niegue a eso, ella realmente lo necesita.

Ella necesita emoción, algo de pasión en su vida. Y nosotros queremos darle eso, eso y mucho más.

Hace varios siglos desde que Samuel y yo deseamos a una mujer de forma genuina, o quizás fue hace más tiempo, ni siquiera lo recuerdo, pero nosotros dejamos de desear a nuestras amas luego de tantas humillaciones y nos prohibimos a nosotros mismos desear genuinamente a la persona que nos humillaba.

Obviamente nuestro cuerpo reacciona, pero no es el mismo placer que sentir un deseo genuino y ardiente como el que sentimos por Josie.

Solíamos ser hombres dominantes en todo y la esclavitud nos hace doblegarnos a la mujer que nos posea, cosa que no nos complace en ninguno de los sentidos, odiamos someternos y odiamos tener que obedecer las órdenes de cada nueva ama.

Supongo que por eso es tan fácil encariñarse con Josie, ella tiene un espíritu pasivo y tranquilo, cosa que hace que nuestras personalidades estén en simetría.

Además, ella no nos ha ordenado nunca, jamás ha dicho "yo les ordeno" ni siquiera nos ha dicho esclavos, siempre ha sido amable con nosotros y honestamente llevábamos años sin comer o recibir alguna atención en lo absoluto.

Ella nos alimenta, nos deja vivir en su casa como personas normales, como si fuésemos libres, como si tuviésemos voluntad propia para decidir.

Y verdaderamente es algo extraño pero a la vez reconfortante.