♯ VI. Un lugar a donde ir

411 62 3
                                    

Nunca se imaginó que saldría del cuartel tras poner una demanda tan pronto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nunca se imaginó que saldría del cuartel tras poner una demanda tan pronto.

Sentía alivio e incertidumbre a la vez. Tomarían su caso pronto mientras se procesaba la demanda y Alex estaría preso cumpliendo con los cargos de agresión hasta que el juez le dictara una sentencia.

Se acercó a Ghost quien la esperaba en la salida.

— Todo estará mejor, no te preocupes.

— Gracias por quedarte.

— ¿Quieres que vayamos por un café? — Negó con la cabeza al recordar que está embarazada. — No, es decir ¿Por unas galletas? O lo que tú quieras.

__________ rió enternecida al notar los nervios del hombre.

— Unas galletas suenan muy ricas.

— Entonces vamos. — Le extendió la mano para ayudarla a llegar al vehículo.

Quería consentirla, de algún modo hacerla feliz después de lo que tuvo que pasar.

No compró nada para él, solo disfrutaba verla comer con una sonrisa de satisfacción mientras sentía los dulces sabores.

Eso es lo que ella merecía.

Y él se lo daría siempre que pudiera.

— Gracias por traerme, no solo a comer sino a tomar un poco de aire. Lo necesitaba.

— No sé si sea oportuno preguntarte ¿Qué planeas hacer?

La mujer suspiró mirando sus pies. No sabía cómo responder.

No quería volver a esa casa pero no tenía una excusa ahora, Andrew ya no estaba allí.

Ya no tenía a quien temer.

— Tal vez regrese a casa de mis padres. Debería pedirles que me perdonen y me dejen volver con ellos.

— ¿Por qué deberías pedir disculpas?

— Por embarazarme.

Ghost sentía incredulidad. ¿Por qué todos la habían rechazado si era una mujer tan dulce?

No deberían crucificarla y señalarla solo porque quería un hijo.

— No tienes que arrastrarte para que te acojan de vuelta.

— Está bien, no me molesta.

— No, sí te molesta. — Afirmó. — No puedes dejar que se aprovechen de tus necesidades, nunca debes.

La mayor parte del tiempo ella siempre mantenía la mirada baja. Simon respetaba su silencio y cambiaba de tema siempre que la sentía demasiado incómoda.

No estaba lista para hablar y él no la forzaría.

Esperaría hasta que ella se sienta segura para soltar todas las emociones que le hacen daño.

Sweetness | Simon RileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora