♯ XV. Lazos

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Desde que pusieron un pie en el lugar preguntaron por la mujer, quien había indicado que se encontraba en proceso de dilatación en sala de partos

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Desde que pusieron un pie en el lugar preguntaron por la mujer, quien había indicado que se encontraba en proceso de dilatación en sala de partos.

Indicaron la habitación y no esperaron dos veces para subir, encontrándose con Gaz sentado en la sala de espera frente a la puerta de las secciones.

— ¿Cómo está? — Preguntó el capitán.

— Yo creo que bien. No me dejaron entrar con ella.

— Deberías ir. — Le dijo a Ghost quien no había dejado de mirar la puerta.

— ¿Podría?

Price se acercó junto con el mencionado, llamando la atención del recepcionista.

— ¿Cómo está? __________  __________ por favor. — El trabajador clickeó un par de veces dando con el archivo reciente de la mujer.

— Inicia labor en unos minutos, solo puede pasar el padre.

— Él es. — Empujó al de la máscara hacia el frente.

El recepcionista se quedó mirando al visiblemente nervioso teniente al otro lado de la ventanilla. Tomando el teléfono de su izquierda.

— Anunciaré que irá. Si ya sabe su número de puerta allí lo esperan para prepararlo.

— Muchas gracias. — Volteó con el contrario para poner las manos en sus hombros. — Ánimo, cuídala bien.

— Sabes que lo haré.

Le molestaba que lo vieran sin su pasamontañas y aún más tener que quitárselo pero en ese momento era lo que menos le importaba

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Le molestaba que lo vieran sin su pasamontañas y aún más tener que quitárselo pero en ese momento era lo que menos le importaba.

Le entregaron una mascarilla y otros cuantos artículos más tras su limpieza para poder ingresar a la sala de partos.

Caminó con la respiración acelerada a la habitación y cuando ingresó pudo verla tumbada boca arriba con los ojos cerrados y las mejillas rojas por el dolor. Se apresuró a llegar a su lado haciendo que por fin lo mirara.

— Estás aquí..

— Jamás te dejaría sola ___________.

— La doctora dice que aún no, estoy cansada de esperar. — Resopló frustrada recargando su cabeza en la almohada. — Y tengo tantas ganas de hacer popó.

Sweetness | Simon RileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora