CAPITULO 8📚✨

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LEN

La primera semana de clases en NovaTech fue un torbellino de nuevas experiencias para Len. El campus era enorme, un laberinto de edificios modernos y pasillos interminables, todos llenos de estudiantes que parecían estar en constante movimiento. Len, con su mochila cargada de libros, se sentía como una pequeña pieza en ese inmenso engranaje. Sin embargo, también sentía una emoción palpable, como si todo lo que había soñado estuviera finalmente al alcance de su mano.

Las clases eran intensas, tal como esperaba. Desde las primeras lecciones, los profesores dejaban claro que no había espacio para la mediocridad. Los trabajos se acumulaban rápidamente, y cada día parecía una carrera contra el reloj para mantenerse al día con las lecturas y las tareas. Len, siempre dedicado, se sumergió en sus estudios con una concentración férrea . No había venido a la ciudad para fracasar.

Pero, a pesar de su determinación de mantenerse enfocado, había algo que constantemente lo distraía. Cada vez que cerraba los ojos, podía ver la imagen de Candás en el escenario, su figura iluminada por las luces, la pasión con la que tocaba la guitarra, y esa mirada distante que lo había dejado con tantas preguntas. Era como si, sin darse cuenta, Candás se hubiera instalado en su mente, ocupando un espacio que él no había previsto.

Max, por otro lado, se movía sin problemas al ritmo de la ciudad. Siempre encontraba tiempo para salir de fiesta, explorar nuevos bares, o simplemente relajarse con sus amigos. Cada vez que Len lo veía, Max tenía una nueva historia sobre alguna chica que había conocido o algún lugar interesante al que había ido.

—Oye, Len, ¿qué te parece si salimos esta noche? —le propuso Max un viernes por la tarde, mientras se desplomaba en el sofá después de sus clases—. Conozco un sitio nuevo que está de moda. Dicen que hay buena música, y quién sabe, quizás encuentres a alguien más que te quite de la cabeza a esa guitarrista.

Len, que estaba revisando unos apuntes, levantó la vista y frunció el ceño.

—No es que esté obsesionado con ella, Max —respondió, un poco a la defensiva—. Solo… no sé, es diferente.

Max se rió, como si la explicación de Len no hiciera más que confirmarle sus sospechas.

—Sí, claro. “Diferente”. Lo que tú digas, primo. Pero en serio, no puedes estar todo el día con la cabeza en los libros. Necesitas despejarte, conocer gente nueva. No es saludable estar tan encerrado en ti mismo.

Len sabía que Max tenía razón. Había venido a la ciudad no solo para estudiar, sino para vivir nuevas experiencias, pero cada vez que intentaba seguir adelante, su mente volvía a Candás. Esa noche en el bar había sido el inicio de algo que no podía simplemente ignorar.

—Está bien, saldré contigo otro día —dijo Len finalmente, dándole una respuesta que sabía que calmaría a Max por el momento.

Max, satisfecho con la respuesta, sonrió y se levantó del sofá.

—Así me gusta, primo. Y si en algún momento decides que estás listo para dejar de pensar en esa chica, sabes dónde encontrarme.

Len asintió, pero en su interior sabía que dejar de pensar en Candás no era algo que pudiera hacer tan fácilmente. Incluso cuando se sentaba en clase, escuchando al profesor hablar sobre alguna teoría compleja, su mente a menudo se desviaba hacia recuerdos de la música, el ritmo palpitante de la batería, la voz de Nayel, y sobre todo, la imagen de Candás tocando la guitarra como si fuera una extensión de su ser.

Una tarde, después de una larga sesión de estudio en la biblioteca, Len se dio cuenta de que ya no podía ignorar esa distracción constante. Tenía que saber más sobre ella, sobre su música, sobre quién era realmente Candás. Se dirigió al campus, y en un acto impulsivo, buscó en su teléfono alguna información sobre la banda que había visto tocar esa noche.

Fue más fácil de lo que esperaba. Después de un par de búsquedas, encontró la página de la banda, "Night Rebels", en redes sociales. Aparentemente, tenían un seguimiento considerable, con fotos de sus conciertos clandestinos, anuncios de próximos eventos, y comentarios de fans entusiastas. Revisando las publicaciones, Len descubrió que la banda tocaba en pocos bares, los pocos locales pequeños alrededor de la ciudad, y que sus presentaciones eran especialmente frecuentes los domingos, pero por un mes serían todas las noches.

Len miró la pantalla de su teléfono, perdido en sus pensamientos. La banda no solo era buena, sino que también parecía tener un público leal, y Candás era claramente una parte fundamental de ese éxito. Ver esas fotos, leer los comentarios, lo hizo sentir como si estuviera un paso más cerca de entender quién era ella realmente. Pero también lo dejó con más preguntas.

Sin pensarlo demasiado, Len decidió que asistiría a uno de esos conciertos el próximo domingo. No sabía qué esperaba encontrar o si volvería a tener la oportunidad de hablar con Candás, pero algo en él no podía dejar de intentarlo. Había algo en esa chica, algo en su música, que lo atraía de una manera que no podía explicar. No se trataba solo de una atracción superficial; era más profundo, como si, al entender a Candás, pudiera entender algo importante sobre sí mismo.

Ese domingo, en lugar de quedarse en su habitación estudiando como había planeado, Len se dirigió al bar donde Night Rebels iba a volver a tocar, era el mismo a el que lo había llevado Max. El lugar ya estaba lleno cuando llegó, pero logró encontrar un buen lugar cerca del escenario. Mientras esperaba a que el show comenzara, sintió una mezcla de nerviosismo y anticipación, como si estuviera al borde de algo que no podía predecir.

Finalmente, las luces del escenario se atenuaron, y el público comenzó a aplaudir. Len pudo ver a la banda tomar sus posiciones, y ahí estaba ella, Candás, con su guitarra lista, mirando al frente con una concentración feroz. Cuando comenzó a tocar, Len sintió que todo a su alrededor se desvanecía, como si solo existieran la música y esa conexión inexplicable que sentía hacia ella.

El concierto fue intenso, lleno de energía y emoción, y cuando terminó, Len se quedó un rato más en el bar, tratando de asimilar todo lo que había sentido. Pero una cosa estaba clara: esto no era algo que pudiera simplemente ignorar. Mientras caminaba de regreso al apartamento que compartía con Max, Len se dio cuenta de que estaba entrando en un territorio desconocido, uno en el que la lógica y la razón no tenían tanto peso como solían tener en su vida.

La universidad seguía siendo importante, pero ahora había algo más que lo atraía, algo que no estaba seguro de poder manejar, pero que estaba decidido a explorar.

A medida que los días pasaban, Len comenzó a encontrar un nuevo equilibrio entre sus estudios y sus visitas al bar para ver a los Night Rebels. Max seguía sin entender por qué su primo estaba tan interesado en esa banda en particular, pero Len no sentía la necesidad de explicarse. Cada domingo, volvía al bar, sin decirle a nadie, y se sumergía en la música, buscando respuestas a preguntas que apenas podía formular.

El camino que había empezado a recorrer era incierto, lleno de emociones que no entendía del todo, pero Len sabía que, pase lo que pase, tenía que seguir adelante. Algo en su interior le decía que Candás era una parte crucial de ese viaje, y aunque no sabía dónde lo llevaría, estaba dispuesto a descubrirlo.

~A pocos días, pocas cuerdas~ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora