CAPITULO 9🎸✨

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CANDÁS

Candás se recostó en el sofá del pequeño departamento de Violet, sintiendo el suave acolchado bajo su espalda. A pesar de lo acogedor del lugar, su mente no podía dejar de divagar. Violet había insistido en que se quedara para una noche tranquila, alejada de la rutina del bar y de la vida en el escenario.

El apartamento de Violet tenía una atmósfera relajada, con luces tenues y música suave que flotaba en el aire. Había algo reconfortante en el entorno, algo que le permitía a Candás desconectarse, aunque solo fuera por un rato, de las preocupaciones que le pesaban en el corazón.

-No puedo creer que te hayas mudado aquí sola -comentó Violet, mientras preparaba dos tazas de té-. ¿Cómo te las arreglas?

Candás, con una mueca que intentaba ser una sonrisa, respondió mientras miraba el techo.

-Es complicado. No es que lo tenga fácil, pero, a veces, es mejor estar sola.

Violet le entregó una taza y se sentó junto a ella en el sofá, con una expresión de preocupación en su rostro.

-Te entiendo, pero no tienes que hacerlo todo sola. A veces, tener a alguien con quien hablar puede ser un alivio.

Candás tomó un sorbo de su té, disfrutando del calor que le daba un momento de calma.

-Lo sé, pero a veces, compartir lo que estoy pasando me resulta más difícil que cargar con ello sola.

Violet asintió, comprendiendo que Candás no quería profundizar en el tema. Sin embargo, estaba decidida a hacerle ver que no estaba sola en su batalla.

-Sabes, Candás, creo que deberías darte una oportunidad, al menos una vez. Vivir una experiencia, dejarte llevar, especialmente ahora. No siempre tenemos que seguir el camino que trazamos para nosotros mismos.

Candás la miró con curiosidad.

-¿A qué te refieres?

Violet tomó un respiro profundo antes de comenzar.

-Bueno, a veces, cuando estás enfrentando algo tan grande, como lo que tú estás pasando, te olvidas de lo que es sentir y vivir el momento. No tienes que buscar una relación seria, pero ¿por qué no permitirte una noche para ti, para sentir algo diferente?

Candás frunció el ceño, confundida.

-¿Una noche para qué?

-Para ti misma. Para vivir el presente sin pensar en el futuro. Para disfrutar de lo que tienes ahora, sin las presiones de mañana. Tal vez incluso permitirte la oportunidad de conocer a alguien, si así lo sientes.

Candás se quedó en silencio, asimilando las palabras de Violet. Era algo que había estado evitando, una parte de ella que había reprimido por miedo y dolor. Había pasado tanto tiempo sumida en su propia tristeza que le había resultado más fácil encerrarse en su mundo musical y en su soledad, que abrirse a nuevas experiencias.

-Nunca lo he considerado -dijo finalmente-. No sé si soy capaz de eso, de abrirme así.

Violet le ofreció una sonrisa alentadora.

-Nadie está diciendo que tienes que hacerlo. Solo que tal vez, por una vez, deberías considerar la idea. Nadie está pidiendo que sea algo más que una experiencia. A veces, lo más valioso es el presente.

Candás miró a Violet, sintiendo una mezcla de gratitud y duda. La idea de permitir algo de intimidad o conexión le parecía arriesgada, pero al mismo tiempo, había una parte de ella que deseaba experimentar algo más allá de su dolor.

Mientras la conversación se desvanecía en un silencio cómodo, Candás comenzó a recordar el camino que había recorrido para llegar a este punto. La decisión de dejar a su familia en su pequeño pueblo natal no había sido fácil. Había sido una mezcla de sentimientos encontrados: tristeza por separarse de sus seres queridos y un profundo deseo de escapar del ambiente que la hacía sentir atrapada.

El diagnóstico de su enfermedad había sido un golpe devastador, una noticia que llegó sin previo aviso. Recibir la noticia de que el sarcoma de Ewing había avanzado tan rápidamente había sido aterrador. La incertidumbre y el miedo la llevaron a refugiarse en la banda, en la música, en algo que le daba sentido y propósito, algo que le permitiera desconectarse de la realidad implacable de su condición.

Dejar a su familia y enfrentarse a la enfermedad había sido un viaje de autosuficiencia y fortaleza, pero también de vulnerabilidad. Su mundo se había reducido a las noches en el escenario y los días en los que trataba de lidiar con el dolor y el miedo, a menudo en soledad.

El pensamiento de abrirse a una experiencia diferente, aunque aterrador, tenía un atractivo innegable. Aceptar la idea de que la vida aún podía ofrecer momentos de alegría y conexión era un concepto que Candás no había explorado completamente.

El reloj en la pared marcó la medianoche, y Violet se estiró para apagar las luces principales, dejando el departamento sumido en una penumbra suave. Candás se acurrucó en el sofá, sintiendo una mezcla de calma y nerviosismo. La conversación con Violet había sido una apertura, una invitación a considerar un futuro en el que ella no estuviera sola, en el que pudiera disfrutar de su presente.

Mientras el silencio envolvía el departamento, Candás se permitió pensar en las palabras de Violet, reflexionando sobre lo que significaría realmente dejarse llevar. La idea de abrirse a nuevas experiencias y a una posible conexión con alguien no era algo que se resolviera de inmediato, pero tal vez, solo tal vez, estaba lista para considerar la posibilidad de vivir en el presente, al menos por un momento.

~A pocos días, pocas cuerdas~ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora