CAPITULO 19✨✨

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LEN Y CANDÁS📚🎸✨

La noche había caído con fuerza, envolviendo la carretera en un manto oscuro, solo interrumpido por los faros de la casa rodante que iluminaban el camino frente a ellos. El aire estaba cargado con la promesa de lo desconocido, mientras Len conducía con cuidado, sus manos firmes en el volante. Candás, ahora en el asiento del copiloto, había dejado su efímera carrera como conductora para evitar cualquier accidente. Mientras revisaba historias en Instagram desde su teléfono, de vez en cuando lanzaba miradas curiosas hacia Len, que mantenía la vista fija en el camino.

De repente, Len frenó el vehículo, haciendo que Candás levantara la vista de su teléfono.

—¿Qué pasa?—preguntó, con una mezcla de curiosidad y preocupación en su voz.

Len suspiró, pasándose una mano por el cabello mientras miraba el panel de combustible.

—El combustible no va a dar para llegar —respondió, su tono mostrando una ligera frustración. —Estamos más lejos de lo que pensé.

Candás, siempre rápida para buscar soluciones, abrió el mapa en su teléfono y comenzó a buscar opciones. Después de unos segundos, sonrió al encontrar algo prometedor.

—Mira—dijo, señalando la pantalla de su teléfono—, hay un pueblito a pocos kilómetros de aquí. Tiene una gasolinera, un comedor, y hasta un pequeño área de moteles.

Len observó la distancia en el mapa y asintió, aliviado al ver que era un desvío pequeño.

—Está bien, podemos pasar la noche allí y seguir mañana—dijo, su tono más relajado.

Candás le dedicó una sonrisa juguetona antes de agregar con un tono travieso: —¿Te han dicho lo guapo que te ves cuando tomas decisiones rápidas?

Len se rió entre dientes, su mal humor disipándose rápidamente ante el comentario de Candás. Siguieron conduciendo, guiándose por el mapa hasta que vieron un cartel iluminado en la distancia que les daba la bienvenida al pequeño pueblo.

"Bienvenidos a Willow Creek" rezaba el cartel en letras brillantes, rodeado de luces que parpadeaban suavemente en la oscuridad.

A medida que se acercaban, pudieron ver la gasolinera, iluminada como un faro en la noche. Había varias personas moviéndose por allí, llenando sus tanques y comprando provisiones. Len detuvo la casa rodante y bajó el cristal para preguntar dónde podían dejarla durante la noche.

Se acercó a una joven muy mona que al parecer trabajaba en la gasolinera, quien, con una sonrisa deslumbrante, le indicó un estacionamiento al otro lado de la gasolinera, perteneciente a los moteles.

—Muchas gracias—comenzó a decir Len, pero antes de que pudiera terminar, Candás intervino.

—Sí, muchas gracias—dijo Candás con una sonrisa falsa, notablemente celosa.

Len trató de contener una carcajada mientras se alejaban. Candás lo miró con el ceño fruncido, claramente molesta.

—¿De qué te ríes?—preguntó con un tono acusador.

Len no pudo evitar sonreír ampliamente. —Así que, ¿así se ven los celos?

Candás hizo un sonido de desaprobación y lo ignoró mientras se dirigían hacia el lugar indicado. Después de llenar el tanque, aparcaron la casa rodante en el estacionamiento del motel y salieron, quedándose un momento para admirar las hermosas luces que rodeaban el cartel del motel.

~A pocos días, pocas cuerdas~ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora