En la pelea contra Slenderman él no murió y encontró la forma de tener el poder sobre todos los creepypastas, ahora la vida de todos será un infierno.
Slenderman los maltrata, los desprecia y lo peor es que no pueden hacer nada contra él ya que cuen...
Jeff a: -*acariciando la cabeza de Kirana mientras duerme*- no puedo creer que todo eso lo pude haber tenido si Slenderman hubiera muerto.
Jeff: sí pero también tuvimos muchos problemas pero logramos manejarlo.
Jeff a: quisiera ver al Kagekao de mi mundo aunque sea una vez y contarle todo lo que me dijiste...lo extraño mucho.
Jeff: en serio te admiro, sacrificar todo por el bienestar de tu hijo es algo muy difícil de hacer.
Jeff a: a mí también me dolió pero tenía que hacerlo por él.
Jeff: (y pensar que ahora ni te tiene respeto)
Jonathan: -*toca la puerta*- mamá, ya es hora del almuerzo y debemos volver a la creepyhouse.
Jeff: voy enseguida.
Jeff a: quién es?
Jeff: Jonathan.
Jeff a: perdón si te lo pido después de que me dejaste conocer a tu hija pero...podría conocerlo? Quiero saber en que puedo convertirse mi hijo si Kagekao lo hubiera cuidado.
Jeff: por supuesto -*abre la puerta*- Jonathan él es mi otro yo y quiere conocerte.
Jonathan: -*se inclina*- mucho gusto, soy Jonathan Woods The Killer.
Jeff a: no puedo creer que mi Jender pudo ser así, es cierto que tienes novio?
Jonathan: -*se sonroja*- mamá!!!! En serio le dijiste?!!!!
Jeff: -*con una sonrisa*- qué tiene? Yo sólo le hablé de la familia y como Leonardo es tu novio ya es parte de la familia -*suelta una pequeña risa*
Jonathan: -*sonrojado y desvía la mirada*- pues si tengo novio, es el hijo de Judge angels y Bloody painter.
Jeff a: pero que lindo te ves sonrojado.
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Jonathan: y-ya vámonos mamá.
Jeff: bien, puedes cargar a tu hermana?
Jonathan: claro -*carga a Kirana entre sus brazos*
Jeff: vendré a verte después.
Jeff a: ok y gracias por dejarme conocer a dos de tus hijos.
Jeff: de nada.
Narrador.
Jeff y Jonathan se fueron de esa casa mientras que el Jeff de este mundo pensaba en la hermosa vida que su ser amado le pudo dar si las cosas fueran diferentes y al pensar en eso empezó a sollozar para tratar de aliviar el dolor de su corazón, debía admitir que sentía un poco de envidia por la vida de su otro yo pero el único consuelo que podía tener era que en algún lugar, muy lejos de ese infierno él estaba teniendo la vida que siempre quiso tener.
