Capítulo 2

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MARTIN

Finalmente alcanzo a Pedro, que estaba sobre las piernas de un chico.

- ¿Eres el dueño del bicho este? - dice levantándose, cuando estoy a su lado.

- Si, y no le llames bicho - contesto, con un tono enfadado, mientras cojo a Pedro para volver a envolverlo entre mis brazos.

- Es lo que es, un bicho - ruedo los ojos.

Antes de poder contestarle, el chico estornuda fuerte.

- Llévatelo ya anda - dice, mientras levanta el brazo señalando detrás de mí.

- ¿Alergia? - pregunto incrédulo.

- ¿Te vas? - pregunta, frotándose la nariz.

- ¿Eres así de borde con todo el mundo?

- No, solo con los imbéciles como tú, y ahora, vete.

- Ergel...- murmuro, mientras doy media vuelta y me alejo.

- ¿Que has dicho? - grita.

Sonrío victorioso al dejarlo allí plantado.

(...)

- Pues hoy en la protectora he conocido a una chica - me informa mi tía, mientras me llevo una cucharada de sopa a la boca - se llama Ruslana, es de tu edad y tengo su número. ¿Por qué no quedas con ella?

- No sé...

- Martin cariño, estaría bien empezar a conocer a gente. Le dije que me diera su teléfono para que os conozcáis y ella me lo dio enca...

- Nagore por favor dime que no es verdad - ella frunce el ceño, confundida - dime que no le has pedido que sea mi amiga.

- No exactamente. Le dije que eres nuevo en la ciudad y que si no le importaría conocerte.

- ¡Joder! - tapo mi cara con ambas manos - ni de coña quedo con ella.

- ¿Por qué no? Pero si es una chica muy maja.

- Nagore, prácticamente le has obligado a ser mi amiga, y si soy sincero, no quiero que mi primera amistad en esta ciudad sea forzada.

- Ella me dio el número encantada, Martin. Me dijo que sabía cómo se sentía ser nuevo en la ciudad, ella te entenderá mejor que nadie. Venga, que no te cuesta nada.

Dicho eso, saca un papel del bolsillo delantero de su pantalón y me lo entrega.

Lo abro y veo que hay escrito un número de teléfono y un nombre: Ruslana.

Suspiro y me lo guardo, para después seguir comiendo.

(...)

Han pasado dos días desde que llegué a Madrid. Aún no había hecho amigos, algo normal teniendo en cuenta que no salgo de casa, únicamente para pasear a Pedro.

Estoy tumbado en mi cama mirando el techo, con el papel que me entregó mi tía en la mano derecha.

Sigo sin saber si era buena idea escribirle a Ruslana. Por un lado no quiero que se sienta forzada a ser mi amiga, pero por otro creo que sería lo mejor, conocer a alguien.

Sin pensarlo más, agarro mi móvil y lo desbloqueo, entrando a Whatsapp y agregando el número de la chica.

Sin pensarlo más, agarro mi móvil y lo desbloqueo, entrando a Whatsapp y agregando el número de la chica

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El destino - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora