Capítulo 8

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El trío de amigos cruza la puerta, encontrándose con el resto del grupo.

- ¡Hi! - exclama Chiara emocionada, lanzándose a los brazos de Bea.

Ruslana salta al cuello de Juanjo, quien lo recibe gustosamente, por lo que Martin se acerca a Álvaro.

No sabe muy bien como saludarle, pues mucha confianza no hay. Parece que el chico lo entiende y se acerca con una sonrisa para darle un abrazo.

Tras saludar a Bea, el único que queda por hacerlo es Juanjo. Se gira hacia él, con intención de saludarle, pero su semblante serio hace que se lo replantee.

La presencia del mayor le ponía nervioso, y aunque no entiende del todo por qué, sabe que Juanjo no le soporta.

Finalmente, opta por hacer un leve movimiento con la cabeza, al cual Juanjo ni responde.

Frunce el ceño, sin entender que mosca le ha picado con él.

- ¿Os importa que venga Martin? - pregunta la pelirroja.

- ¡Claro que no! Por nosotros bien - responde Álvaro, con una amable sonrisa.

- Cuantos más mejor - Bea le ofrece otra sonrisa.

El grupo comienza a caminar, riendo y charlando sobre cualquier cosa, mientras Juanjo y Martin se quedan atrás, caminando uno al lado del otro. La tensión es palpable. Aunque el grupo se muestra animado, siente que el aire se vuelve más denso cada vez que Juanjo le mira de reojo.

Cada vez están más alejados de sus cuatro amigos, y la incomodidad solo crece, así que Martin acelera el paso, intentando alcanzarlos.

- ¿Porque aceleras? Ni que tuvieses un petardo en el culo - la voz de Juanjo le sorprende.

- Si hemos quedado todo el grupo lo ideal sería estar todos juntos, ¿no crees? - se defiende el pequeño.

- Bueno, quedar... tu te has acoplado, mejor dicho.

- Estaba con las chicas cuando Álvaro ha llamado, me han ofrecido ir y yo no me iba a negar - Martin sonríe, con el propósito de bromear.

- Ahora ya tienes una habitación, podrías pasarte por allí de vez en cuando - la ironía en su voz en palpable.

- Cuando he llegado estaba Mario con su novia, yo ahí no vuelvo en horas.

- ¿Mario? ¿Compartes habitación con él? - Martin asiente con la cabeza - no deberías hacerlo, es un capullo.

- No lo haría si hubieses aceptado que la compartiera contigo - aunque lo dice en tono de broma, Juanjo sigue con el semblante serio - además, Bea y Álvaro han aceptado encantados.

Al maño le cuesta entender a que se refiere, pero finamente cae en que ha vuelto a sacar el tema de conversación de antes.

- Por dios, no seas tan inocente. Está claro que han aceptado por compromiso.

La cara del pequeño cambia en cuestión de segundos. Por un momento piensa que tiene razón, que han aceptado porque él estaba delante. Intenta deshacerse de esos pensamientos, pero le resulta imposible.

Por otra parte, Juanjo ha conseguido lo que quería, que el vasco callara.

La existencia de ese grupo es su única salvación, las únicas personas con las que puede ser él mismo, sin miedo a que le puedan juzgar. Le asusta la idea de que Martin se una al grupo, pero debe aceptarlo, porque es una realidad que se aproxima. Le asusta pensar que sus mejores momentos serán incómodos por culpa de un vasco con bigote. Le asusta pensar que Martin es igual que el resto de chicos de su clase, un capullo por no dejar a Juanjo amar a quien quiera, y ser quien quiera. Se niega a pensar que el chico que tenía a escasos centímetros es igual que el resto.

El destino - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora