Capítulo 3

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MARTIN

Tras caminar un rato, finalmente entramos a la residencia.

- ¡Hola Macu! - Ruslana saluda a la recepcionista.

Ella camina animadamente algunos pasos por delante de mí, que estoy algo cohibido ante tantos estudiantes alrededor.

- Comparto habitación con una chica, pero no te preocupes que no está - abre la puerta de su habitación.

- Madre mía - digo, inspeccionando cada rincón - es increíble.

Podría describir esa habitación de muchas maneras, pero solo me sale una palabra: perfecta. Es exactamente como en las películas.

Tiene dos camas, cada una pegada en una pared de la habitación, con un escritorio en los pies de estas, un armario esquinero enorme y varias estanterías.

La mitad de la habitación está decorada con discos hechos de cartulina pegados en la pared, con un piano en miniatura sobre la mesita de noche y ropa tirada por el suelo y cama, que tiene sábanas rosas.

Mientras que la otra mitad tiene discos y fotos de un grupo que reconozco, Måneskin, en la pared, en la cama reposa una guitarra clásica, y las sábanas son negras con estampado de notas musicales.

- Este es mi lado - señala el izquierdo.

- ¿Tocas la guitarra? - pregunto, al verla reposar sobre la cama.

- En proceso, mi compañera me está enseñando. Y perdona el desastre, mira que se lo he dicho veces pero es que a desordenada no le gana nadie - dice, algo avergonzada.

- No te preocupes - digo sonriendo - ojalá vivir en alguna habitación de aquí, es muy de película.

Camino por la habitación con pasos sigilosos, como si tuviera miedo de romper algo. Diviso una puerta, y la chica al ver mi ceño fruncido, me informa de que es el lavabo.

- ¿Y por qué no te vienes aquí? Aceptan gente hasta que empiece el curso - dice la chica.

- Cuando vi que la universidad tenía residencia lo pensé, pero no sé. Además, la casa de mi tía no está lejos - digo, intentando autoconvencerme.

- Creo que estar en una resi es algo que deberían vivir todas las personas al menos un año. Conoces a gente de otras edades, incluso gente que no estudia lo mismo que tú - sonríe.

- Ojalá poder vivir aquí, pero tiene pinta de costar una pasta y mis padres no se lo pueden permitir.

- No es muy caro, piensa que esto lo hacen para que los jóvenes puedan vivir en buenas condiciones mientras estudian.

- ¿Cuánto cuesta? - le miro.

- Son 250 euros al mes, pero entra comida y todo. Además, si compartes habitación son 50 euros menos.

- ¿Puedo elegir habitación individual? - pregunto sorprendido, pues no es algo muy visto en residencias.

- Todas las habitaciones tienen dos camas, pero hay gente que prefiere estar sola.

Asiento pensativo, al fin y al cabo, 200 euros tampoco es tanto, ¿no?

- Podría preguntarle a mis padres, aunque dudo que acepten...

Pasamos el resto de la tarde en su habitación, hablando de cualquier cosa que se nos ocurría y haciéndonos preguntas para conocernos más.

A través de la ventana puedo observar como el sol va cayendo, dando paso a una luna llena acompañada de estrellas.

Me despido de Ruslana al ver la hora en mi teléfono, y pongo rumbo a casa.

- Martin cariño, ¿qué tal? - pregunta mi tía, cuando aparezco en el comedor.

- Muy bien, Ruslana es muy maja - contesto, quitándome los zapatos.

Cuando dejé a Pedro en casa, le dije a Nagore que iba a la universidad con Ruslana, cosa que le contentó mucho.

- Ponte cómodo y siéntate, la cena está lista - anuncia.

Obedezco a mi tía y voy a mi habitación para ponerme el pijama, y volver a salir.

- ¿Crees que mis padres me dejarán ir a la residencia? - le pregunto, una vez sentados preparados para cenar.

- Si te soy sincera no lo sé - me dedica una sonrisa triste - esas cosas suelen ser caras, y tus padres no están pasando por un buen momento...

- Son solo 200 euros, sé que es un gran esfuerzo pero no es tan caro - agacho la cabeza.

- Luego si quieres les llamamos, conozco a tu madre mejor que nadie, quizás la puedo convencer.

Levanto la cabeza y miro a mi tía con un destello de ilusión y esperanza. Asiento rápidamente con la cabeza, y al terminar de cenar, nos sentamos en el sofá para llamar a mis padres.

- Hola maitea - dice mi madre, en cuanto su cara aparece en la pantalla - ay, Nagore, no te había visto. ¿Qué tal?

- Todo bien. Oye, ¿está Rafa por ahí?

Mi madre grita a mi padre, quien aparece enseguida por la pantalla, poniéndose al lado de mi madre.

- Bueno, Martin os quiere decir algo.

Genial, me deja todo el marrón a mi.

- Si, eso. Quería deciros algo - digo, trabándome al hablar por los nervios - he conocido a una chica que va a la misma universidad que yo, y vive en la residencia del campus.

Mis padres comparten una mirada, parece ser que ya saben lo que voy a decir.

- Martin... - se adelanta mi padre al hablar.

- Lo sé, pero son solo 200 euros al mes... - hago una mueca triste.

- Cariño, lo entiendo. Teniendo en cuenta que es una residencia está bien de precio, pero esa cantidad a nosotros nos descuadra el mes - agacho la cabeza, triste.

Sabía la respuesta, sabía que se iban a negar, pero aún así algo dentro de mí tenía esa pequeña esperanza.

- ¿Y 100 euros? ¿Podríais pagar 100 euros al mes? - pregunta mi tía, descolocándome por completo.

Ceño el frunco y vuelvo a levantar la cabeza, dirigiendo la mirada a mi tía, quien ya me estaba observando.



un cap. más cortito pero bueno :)

espero que os esté gustando <3

whordg

El destino - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora