17. Recuerdos fragmentados

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—¿Y? ¿Qué hicieron tú y Damon anoche? —preguntó Angel con un tono casual, pero sus ojos estaban fijos en Ethan, buscando cualquier signo revelador

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—¿Y? ¿Qué hicieron tú y Damon anoche? —preguntó Angel con un tono casual, pero sus ojos estaban fijos en Ethan, buscando cualquier signo revelador.

Ethan lo miró, intentando mantener su compostura.

—No lo mismo que tú y Damian, tenlo por seguro —respondió con un leve encogimiento de hombros, tratando de ocultar su incomodidad.

Angel sonrió y le dio un golpe en el brazo con el codo, buscando relajar la tensión.

—No seas aburrido.

—No tenemos que hablar de mí —añadió Ethan, desviando la conversación.

—Bien, pero esta noche no te salvas.

Ethan frunció el ceño. Había algo en la forma en que Angel lo miraba que lo ponía en guardia.

—¿Por qué? ¿Qué hay esta noche?

Angel simplemente sonrió, adelantándose con paso ligero. Ethan lo persiguió, pero cuando lo alcanzó, la puerta de la casa ya estaba abierta.

—Hola, amor —saludó Angel, plantándole un beso rápido en la mejilla a Damian, quien estaba manchado de pintura y lucía una expresión de aburrimiento y frustración.

—Llegaron temprano —arrastró las palabras, dándose la vuelta con desgano. Ethan y Angel intercambiaron miradas confundidas.

—¿Qué ocurre? —preguntó Angel, alcanzando el paso de Damian, seguido de un largo suspiro por parte de este.

—Siempre he sacado inspiración de los sentimientos negativos, pero ahora... ¡Estoy demasiado tranquilo! —gruñó, jalándose el cabello—. No tengo nada qué pintar —señaló con exasperación el lienzo en blanco, apenas salpicado con manchas de pintura.

—Si quieres, me puedo ir otra vez —bromeó Angel, aunque el comentario le valió una mirada fulminante de Damian.

—Okey, sólo decía.

Damian se retiró hacia la cocina, que estaba a unos metros de distancia de la sala. Angel y Ethan rodearon el sofá y se sentaron, intercambiando pensamientos silenciosos.

—¿Estás seguro de que es buena idea dejar a Arek y Niko solos? —preguntó Ethan.

Angel frunció el ceño, claramente sorprendido.

—¿Estás preocupado por ellos?

—No... —Ethan vaciló, su mente viajó a las palabras de Niko aquel día—. Solo... no sé.

—Está bien —dijo Angel en tono calmado—. Niko sabe cómo manejar a ese idiota.

—¿Estás molesto con él? —preguntó Ethan, detectando un dejo de resentimiento en el tono de Angel.

—No. Es sólo que desde lo que pasó con Damian... —Angel volteó la cabeza hacia la cocina, donde Damian servía té y preparaba sándwiches—. No he sido capaz de mirarlo a los ojos.

Sangre de Nadie [Volumen 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora