13. Lo que nunca volveremos a ser

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—El parque de diversiones —declaró Arek el próximo atentado del encapuchado, algo bastante tonto, a decir verdad, suficiente para que los demás fruncieran el ceño

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—El parque de diversiones —declaró Arek el próximo atentado del encapuchado, algo bastante tonto, a decir verdad, suficiente para que los demás fruncieran el ceño.

—¿Por qué lo haría en un lugar público? —preguntó Angel. Su enojo hacia Arek había disminuido en cierta medida, al menos lo suficiente como para dirigirle la palabra, pero la relación distante entre ambos continuaba igual.

—Por supuesto que lo hará. Es un engreído, le encanta llamar la atención —Niko habló entre dientes consigo mismo.

Angel arqueó una ceja, susurrándole a Ethan.

—¿Seguimos hablando del encapuchado?

—Y a todo esto, ¿cómo estás tan seguro que será ahí? —Ethan se inclinó en la silla.

—De la Z a la A, ¿recuerdas? Ross irá de vacaciones con su familia el fin de semana.

Angel frunció el ceño.

—¿Y tú cómo sabes?

—Porque yo se las di —sonrió.

Angel desplazó los ojos simultáneamente entre sus compañeros, nadie parecía sorprendido más que él.

—¿Y todos están bien con poner a niños en peligro?

—Lo sé, qué gran idiota, ¿no? —respondió Niko con naturalidad—. Aunque algo inteligente, perfectamente atraerá al encapuchado.

Se giró hacia Ethan escandalizado.

—Tranquilo. No dejaremos que le pase nada a los niños —le respondió él con suavidad.

Angel se volvió a Arek con furia contenida en el rostro una última vez antes de salir de la habitación.

—Entiendo lo que sientes. Pero deberías dejar de esperar que Arek haga lo correcto para conseguir lo que quiere —Ethan fue tras sus pasos, los cuales eran más grandes y rápidos.

—No entiendo cómo haces para estar tan calmado —sujetó la baranda con fuerza, deteniéndose en algún punto de la azotea.

—No lo estoy, pero podríamos estropearlo si dejamos que nuestras emociones nos controlen.

Suena justo como él...

No, Ethan no era como Arek.

—Es que él...No, yo creí que reflexionaría. En serio quería que lo hiciera —apartó la mirada con desdén.

—Quizás cuando lo conociste aún había un poco de humanidad en él, pero ahora... —Ethan se calló. No sabía qué decir, ¿hablar bien de Arek para hacer sentir bien a Angel? No era capaz. Por más que intentaba ver a Arek como Angel lo veía, no conseguía apreciar qué lo hacía dudar tanto. O quizás Angel sólo era alguien demasiado ingenuo como para pensar que todas las personas tienen redención. Sin embargo, Arek ya había caído en lo más bajo, en lo oscuro y profundo de su hueco corazón, intentar sacarlo sería como tratar de levantar una montaña: Imposible.

Sangre de Nadie [Volumen 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora