Celoso

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Era una tarde soleada en Nerima. Ranma caminaba por las calles, con las manos en los bolsillos y el ceño fruncido. No podía dejar de pensar en Akane y en cómo ella había estado pasando mucho tiempo últimamente con Ryoga. Aunque sabía que eran solo amigos, algo en su interior le molestaba profundamente.

Al doblar una esquina, Ranma vio a lo lejos a Akane y Ryoga caminando juntos, riendo y charlando animadamente. Sin pensarlo dos veces, se escondió detrás de un poste de luz, observándolos con una mezcla de curiosidad y frustración.

"¿Por qué está tan feliz con él?", pensó Ranma, sintiendo una punzada en el pecho. "Conmigo siempre está discutiendo o golpeándome con ese mazo suyo".

Mientras los seguía sigilosamente, Ranma no podía evitar imaginar escenarios en su mente. ¿Y si Akane prefería a Ryoga? ¿Y si se daba cuenta de que el chico perdido era mejor que él? Estos pensamientos lo atormentaban, haciendo que su característico orgullo se tambaleara.

En un momento dado, Akane tropezó ligeramente y Ryoga la sostuvo del brazo para evitar que cayera. Ese simple gesto fue suficiente para que Ranma sintiera que hervía por dentro. Sin poder contenerse más, salió de su escondite y se acercó a ellos con paso firme.

Oye, Akane! ¿Qué haces con este cerdo?", gritó Ranma, señalando a Ryoga.

Akane se giró sorprendida, frunciendo el ceño al ver a Ranma. "¿Qué te pasa, Ranma? Solo estamos dando un paseo. No es asunto tuyo".

"¡Claro que es asunto mío! Soy tu prometido, ¿recuerdas?", respondió Ranma, cruzándose de brazos.

Ryoga, por su parte, se puso a la defensiva. "¡Ranma! ¿Cómo te atreves a interrumpirnos así? Akane y yo solo somos amigos".

La tensión en el aire era palpable. Akane miraba a Ranma con una mezcla de confusión y enojo, mientras que Ryoga apretaba los puños, listo para pelear si era necesario.

"¿Amigos? ¡Ja! Como si pudiera creer eso", replicó Ranma, acercándose más a Akane. "Siempre estás buscando una oportunidad para estar a solas con ella".

Akane, harta de la situación, se interpuso entre ambos. "¡Ya basta, Ranma! No tienes derecho a comportarte así. Ryoga es mi amigo y puedo pasar tiempo con él si quiero".

Las palabras de Akane fueron como un balde de agua fría para Ranma. Por un momento, su expresión cambió de enojo a dolor, algo que no pasó desapercibido para Akane.

"Ranma...", dijo ella, suavizando su tono. "¿Qué es lo que realmente te molesta?"

El joven artista marcial desvió la mirada, incapaz de expresar sus verdaderos sentimientos. "No... no es nada. Haz lo que quieras", murmuró, dándose la vuelta para marcharse.

Pero antes de que pudiera dar un paso, sintió la mano de Akane agarrando su muñeca. "Espera", dijo ella. "¿Acaso estás... celoso?"

Ranma se tensó ante la pregunta, su rostro tornándose rojo como su camisa. "¿Yo? ¿Celoso? ¡Por supuesto que no!", exclamó, aunque su voz temblorosa lo traicionaba.

Akane no pudo evitar sonreír ligeramente. "Ranma, no tienes por qué estar celoso. Ryoga es solo un amigo, nada más".

Ryoga, entendiendo la situación, decidió que era momento de retirarse. "Creo que es mejor que los deje solos. Nos vemos luego, Akane", dijo, alejándose rápidamente antes de perderse en alguna dirección equivocada.

Una vez solos, Akane miró a Ranma a los ojos. "¿Por qué no me dijiste cómo te sentías?"

Ranma, aún avergonzado, murmuró: "Yo... no lo sé. Es solo que verte con él me hizo sentir... extraño".

Akane suspiró, tomando la mano de Ranma. "Escucha, tonto. Tú eres mi prometido, aunque nuestros padres lo hayan decidido. No tienes que sentirte amenazado por nadie más".

Las palabras de Akane calaron hondo en Ranma, haciendo que una cálida sensación se expandiera en su pecho. Poco a poco, una sonrisa se dibujó en su rostro.

"Lo siento, Akane. Supongo que me dejé llevar", admitió finalmente.

"Está bien", respondió ella, sonriendo también. "Pero la próxima vez, en lugar de seguirme y armar un escándalo, simplemente habla conmigo, ¿de acuerdo?"

Ranma asintió, sintiéndose más ligero. Juntos, comenzaron a caminar de regreso a casa, sus manos rozándose ligeramente mientras avanzaban bajo el atardecer de Nerima. Aunque ninguno lo admitiera en voz alta, ambos sabían que este pequeño incidente había acercado sus corazones un poco más.

FIN

One - shots rankane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora