Amigos con derecho

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El sol de la tarde se filtraba por las ventanas del dojo Tendo, iluminando las motas de polvo que flotaban en el aire. Ranma y Akane se encontraban frente a frente, sus respiraciones agitadas después de una intensa sesión de entrenamiento. El silencio entre ellos estaba cargado de una tensión que iba más allá de su habitual rivalidad.

"Buen entrenamiento", murmuró Ranma, evitando mirar directamente a Akane.

"Sí, lo fue", respondió ella, igualmente incómoda.

Ambos sabían que algo había cambiado entre ellos en las últimas semanas. Lo que comenzó como una broma, un desafío más en su constante juego de provocaciones, se había convertido en algo más complicado, más peligroso.

Todo empezó hace un mes, durante una de sus habituales discusiones. Ranma había hecho un comentario sarcástico sobre cómo Akane nunca conseguiría un novio con su carácter. Herida y enojada, Akane respondió:

Como si tú fueras un experto en relaciones! Apuesto a que ni siquiera sabes besar".

Ranma, picado en su orgullo, replicó sin pensar: "¡Por supuesto que sé! ¡Podría besarte ahora mismo y dejarte sin aliento!"

Por un momento, ambos se quedaron congelados, sorprendidos por sus propias palabras. Luego, en un impulso que ninguno de los dos pudo explicar después, sus labios se encontraron en un beso apasionado y torpe.

Cuando finalmente se separaron, jadeando y sonrojados, no supieron qué decir. En lugar de discutir o negar lo sucedido, simplemente se alejaron en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos confusos.

Los días siguientes estuvieron llenos de miradas furtivas y roces "accidentales". La tensión entre ellos crecía con cada momento, hasta que una noche, incapaces de resistir más, volvieron a besarse, esta vez en el tejado de la casa Tendo, bajo un cielo estrellado.

"Esto no significa nada", dijo Ranma después, su voz temblorosa traicionando sus palabras.

"Por supuesto que no", acordó Akane rápidamente. "Solo somos... amigos".

Y así comenzó su extraño arreglo. Durante el día, continuaban con sus peleas y provocaciones habituales. Pero en la noche, se encontraban en secreto, compartiendo besos y caricias que se volvían cada vez más intensos.

Ambos se decían a sí mismos que era solo un juego, una forma de liberar la tensión entre ellos. Se convencían de que no había sentimientos involucrados, que eran simplemente "amigos con derechos".

Sin embargo, a medida que pasaban las semanas, cada vez era más difícil mantener la fachada. Ranma se encontraba pensando constantemente en Akane, en la suavidad de su piel, en la forma en que sus ojos brillaban cuando sonreía. Se sorprendía a sí mismo buscando excusas para tocarla, incluso durante el día, cuando se suponía que estaban actuando normalmente.

Akane, por su parte, luchaba con sus propios sentimientos confusos. Siempre había sentido algo por Ranma, pero se había convencido de que era solo irritación y una leve atracción. Ahora, cada vez que lo veía, su corazón se aceleraba. Se encontraba soñando despierta con sus encuentros nocturnos, anhelando el momento en que pudiera estar en sus brazos nuevamente.

Pero ninguno de los dos se atrevía a admitir que sus sentimientos iban más allá de lo físico. Temían que al ponerle nombre a lo que estaba sucediendo entre ellos, todo se derrumbaría.

Una noche, después de un encuentro particularmente intenso en el dojo, Akane se separó de Ranma con lágrimas en los ojos.

"No podemos seguir haciendo esto", dijo, su voz apenas un susurro.

Ranma sintió que su corazón se detenía. "¿Por qué no?", preguntó, tratando de mantener un tono casual a pesar del pánico que crecía en su pecho.

"Porque... porque esto no es real", respondió Akane, evitando su mirada. "Solo estamos jugando, ¿verdad? No hay sentimientos involucrados".

Ranma quería gritar que sí, que había sentimientos, que cada beso, cada caricia, significaba más para él de lo que jamás podría expresar con palabras. Pero el miedo lo paralizó. ¿Y si Akane no sentía lo mismo? ¿Y si admitir sus sentimientos lo dejaba vulnerable, expuesto?

Así que, en lugar de decir lo que realmente sentía, Ranma asintió lentamente. "Tienes razón", dijo, odiándose a sí mismo por cada palabra. "Esto no es real. Solo somos amigos".

Akane lo miró por un momento, y Ranma creyó ver un destello de dolor en sus ojos. Pero antes de que pudiera estar seguro, ella se dio la vuelta y salió corriendo del dojo, dejándolo solo con su corazón roto y un millón de palabras no dichas.

Los días siguientes fueron una tortura para ambos. Trataron de volver a su antigua rutina de peleas e insultos, pero todo se sentía forzado, artificial. Cada vez que sus miradas se cruzaban, rápidamente desviaban la vista, temerosos de lo que el otro pudiera ver en sus ojos.

Una semana después de su última noche juntos, Ranma no pudo soportarlo más. Vio a Akane sentada sola en el jardín, mirando el estanque con una expresión melancólica que le partió el corazón. Tomando una respiración profunda, se acercó a ella.

"Akane", dijo suavemente, sentándose a su lado.

Ella lo miró sorprendida, como si no esperara que él le hablara. "¿Qué quieres, Ranma?", preguntó, su voz carente de su habitual energía.

Ranma tragó saliva, reuniendo todo su coraje. "Mentí", dijo simplemente.

Akane frunció el ceño, confundida. "¿Qué?"

"Mentí cuando dije que lo nuestro no era real", continuó Ranma, su corazón latiendo tan fuerte que estaba seguro de que Akane podía oírlo. "La verdad es que... cada momento contigo ha sido real para mí. Cada beso, cada caricia... todo".

Los ojos de Akane se abrieron de par en par, llenos de sorpresa y algo más... ¿esperanza?

"Ranma, yo...", comenzó, pero él la interrumpió.

"Déjame terminar, por favor", dijo, tomando sus manos entre las suyas. "Akane, me he enamorado de ti. No solo de los momentos que compartimos en secreto, sino de todo. De la forma en que te enojas conmigo, de cómo siempre tratas de mejorar en las artes marciales, de tu determinación, tu fuerza, tu bondad. Me he enamorado de ti por completo, y ya no puedo seguir fingiendo que solo somos amigos".

Las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Akane, pero esta vez, iban acompañadas de una sonrisa radiante. "Ranma, idiota", dijo, con una pequeña risa entre sollozos. "Yo también me he enamorado de ti. Pensé que era la única que sentía que esto era más que un juego".

Ranma sintió que un peso enorme se levantaba de sus hombros. Con una sonrisa que rivalizaba con la de Akane en brillo, la atrajo hacia sí y la besó. Este beso fue diferente a todos los anteriores. No estaba cargado de urgencia o deseo reprimido, sino de ternura, de promesas silenciosas y de un amor profundo y verdadero.

Cuando finalmente se separaron, Ranma apoyó su frente contra la de Akane. "Entonces, ¿qué somos ahora?", preguntó, una sonrisa juguetona en sus labios.

Akane pretendió pensar por un momento. "Bueno, definitivamente más que amigos", dijo. "¿Qué te parece si empezamos con novios y vemos a dónde nos lleva?"

Ranma asintió, su corazón lleno de felicidad. "Me parece perfecto", respondió, inclinándose para besarla nuevamente.

Mientras el sol se ponía sobre el jardín Tendo, Ranma y Akane permanecieron abrazados, sabiendo que su relación había evolucionado a algo mucho más profundo y significativo que simples "amigos con derechos". Ahora tenían la oportunidad de construir algo real, basado en el amor y la confianza mutua. Y aunque sabían que el camino no siempre sería fácil, estaban dispuestos a enfrentar juntos cualquier desafío que el futuro les deparara.

FIN

One - shots rankane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora