El perdedor

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Ranma Saotome estaba de pie frente al dojo Tendo, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Habían pasado dos años desde que se fue, dos años desde que cometió el peor error de su vida al dejar a Akane. Ahora estaba de vuelta, esperando contra toda esperanza que no fuera demasiado tarde.

Con un profundo suspiro, Ranma tocó la puerta. Después de lo que pareció una eternidad, la puerta se abrió, revelando a Kasumi Tendo.

"¿Ranma?" La sorpresa en la voz de Kasumi era evidente. "Ha pasado mucho tiempo."

Ranma asintió, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. "Yo... ¿está Akane?"

Kasumi lo miró con una mezcla de simpatía y cautela. "Está en el dojo. Pero Ranma, debes saber que las cosas han cambiado."

Con el corazón pesado, Ranma se dirigió al dojo. Al acercarse, escuchó los sonidos familiares de alguien entrenando. Se detuvo en la entrada, observando en silencio.

Allí estaba Akane, más hermosa que nunca, ejecutando una serie de katas complejas. Su cabello, ahora más largo, se movía con gracia con cada movimiento. Ranma sintió que su corazón se apretaba al verla. ¿Cómo pudo haber sido tan tonto como para dejarla ir?

"Akane", llamó suavemente.

Ella se detuvo en seco, girándose lentamente para enfrentarlo. Sus ojos se abrieron de par en par al verlo. "Ranma", susurró, su voz una mezcla de sorpresa y algo más que Ranma no pudo identificar.

"He vuelto", dijo Ranma, dando un paso hacia ella. "Yo... lo siento mucho, Akane. Cometí un error terrible al irme."

Akane lo miró en silencio por un largo momento, su expresión indescifrable. Finalmente, habló: "Han pasado dos años, Ranma. Dos años sin una palabra, sin saber si estabas vivo o muerto."

Ranma bajó la cabeza, la vergüenza y el arrepentimiento evidentes en su rostro. "Lo sé. No tengo excusas. Fui un cobarde y un tonto. Pero no ha pasado un día en que no haya pensado en ti, en que no me haya arrepentido de mi decisión."

Akane cruzó los brazos sobre su pecho, una postura defensiva que Ranma conocía bien. "¿Y qué esperas ahora, Ranma? ¿Que todo vuelva a ser como antes?"

"No", respondió Ranma, mirándola a los ojos. "Sé que no puedo borrar el daño que he hecho. Pero esperaba... esperaba que pudieras darme una oportunidad de demostrarte cuánto he cambiado, cuánto te amo."

Los ojos de Akane se suavizaron por un momento, pero luego se endurecieron nuevamente. "Ranma, yo... las cosas han cambiado. Yo he cambiado."

En ese momento, una voz llamó desde fuera del dojo. "¡Akane! ¿Estás lista para irnos?"

Ranma se tensó al reconocer la voz. Ryoga Hibiki entró en el dojo, deteniéndose en seco al ver a Ranma.

"¿Ranma?" La sorpresa en la voz de Ryoga era evidente. "¿Qué haces aquí?"

Akane se movió para pararse junto a Ryoga, tomando su mano. El gesto no pasó desapercibido para Ranma, quien sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago.

"Ranma", dijo Akane suavemente, "Ryoga y yo estamos juntos ahora. Nos vamos a casar en tres meses."

El mundo de Ranma se derrumbó a su alrededor. Se sentía como si estuviera cayendo en un abismo sin fondo. Akane, su Akane, estaba con Ryoga. Iban a casarse.

"Yo... felicidades", logró decir Ranma, aunque las palabras le sabían a ceniza en la boca.

Ryoga, para su crédito, parecía incómodo. "Ranma, lo siento. No queríamos que te enteraras así."

Ranma sacudió la cabeza, tratando de procesar la información. "No, está bien. Yo... me alegro por ustedes." Las palabras sonaban huecas incluso para sus propios oídos.

Akane lo miró con una mezcla de simpatía y determinación. "Ranma, espero que puedas entender. Pasé mucho tiempo esperándote, esperando que volvieras. Pero tuve que seguir adelante con mi vida."

Ranma asintió mecánicamente, sintiendo como si cada palabra de Akane fuera un cuchillo en su corazón. "Lo entiendo", dijo suavemente. "Yo... debería irme."

Se dio la vuelta para salir del dojo, pero se detuvo en la puerta. Sin volverse, habló: "Akane, sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero... ¿eres feliz?"

Hubo un momento de silencio antes de que Akane respondiera: "Sí, Ranma. Soy feliz."

Con esas palabras, Ranma salió del dojo, del lugar que una vez consideró su hogar. Caminó por las calles de Nerima, su mente un torbellino de emociones. Había regresado con la esperanza de recuperar lo que había perdido, solo para descubrir que era demasiado tarde.

Mientras caminaba bajo el cielo estrellado, Ranma se dio cuenta de la dura verdad: había perdido a Akane para siempre. Su arrogancia, su incapacidad para expresar sus sentimientos, su decisión de irse... todo eso lo había llevado a este momento.

Era el perdedor en esta historia de amor. Había tenido la oportunidad de ser feliz con Akane y la había dejado escapar. Ahora, todo lo que le quedaba eran los recuerdos y el amargo sabor del arrepentimiento.

Pero mientras continuaba su camino, Ranma hizo una promesa silenciosa. Aunque había perdido a Akane, no perdería la lección que esta experiencia le había enseñado. Aprendería de sus errores, crecería y, tal vez algún día, encontraría la fuerza para amar de nuevo.

Por ahora, sin embargo, Ranma Saotome, el una vez invencible artista marcial, caminaba solo por las calles de Nerima, llevando consigo el peso de las oportunidades perdidas y los sueños rotos. Era el perdedor, pero estaba decidido a no dejar que esta derrota lo definiera para siempre.

FIN


N/A: este capítulo es algo triste para los amantes de esta pareja pero no siempre el trenzudo iba a salirse con la suya. Les prometo que es el único capítulo triste 🥲 pero quería saber que les pareció un capítulo así. Los leo

One - shots rankane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora