Chico o chica?

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El sol se ponía sobre el dojo Tendo, tiñendo el cielo de un naranja intenso que se reflejaba en las aguas del estanque del jardín. Ranma Saotome estaba sentado en el tejado, con las rodillas pegadas al pecho, observando cómo las nubes se teñían de rosa. Su mente era un torbellino de pensamientos, tan caótico como su vida desde que cayó en aquel estanque maldito en Jusenkyo.

"¿Quién soy realmente?", se preguntó por enésima vez. Hombre o mujer, fuerte o débil, seguro o vulnerable... las dicotomías se mezclaban en su interior como el agua fría y caliente que transformaba su cuerpo.

Abajo, en el dojo, podía escuchar los golpes rítmicos de Akane mientras practicaba sus katas. El sonido le resultaba extrañamente reconfortante, un ancla en medio de su confusión. Cerró los ojos y se dejó llevar por el ritmo, imaginando los movimientos de Akane, la determinación en su rostro, el sudor perlando su frente.

Un grito de frustración interrumpió la secuencia. Ranma abrió los ojos, sorprendido. No era propio de Akane perder la concentración de esa manera. Intrigado, se deslizó por el tejado y saltó al suelo con la agilidad de un gato, ironía que no se le escapaba.

Se asomó por la puerta entreabierta del dojo. Akane estaba de rodillas en el suelo, con los puños apretados y la cabeza gacha. Su cuerpo temblaba ligeramente.

"Oye, marimacho, ¿qué te pasa?", preguntó Ranma, tratando de ocultar su preocupación tras su habitual tono burlón.

Akane levantó la mirada, sus ojos brillantes de lágrimas contenidas. "¿Qué haces aquí, Ranma? ¿Vienes a burlarte de mí?"

Ranma se quedó sin palabras por un momento. Ver a Akane así, vulnerable y herida, le provocaba una sensación extraña en el pecho. "Yo... escuché que dejaste de practicar y pensé que tal vez te habías lastimado o algo", murmuró, desviando la mirada.

Akane se puso de pie, limpiándose una lágrima rebelde con el dorso de la mano. "Estoy bien", dijo con voz temblorosa. "Solo... solo estoy cansada de no ser lo suficientemente buena."

Ranma dio un paso hacia ella, confundido. "¿De qué hablas? Eres la mejor artista marcial de tu edad en toda Nerima."

Una risa amarga escapó de los labios de Akane. "¿La mejor? ¿Es una broma? Ni siquiera puedo competir contigo, Ranma. Ni como chico ni como chica. Siempre seré la segunda mejor, la prometida torpe, la que no puede cocinar, la que no es lo suficientemente femenina ni lo suficientemente fuerte."

Las palabras de Akane golpearon a Ranma como un puñetazo en el estómago. Nunca había imaginado que ella se sintiera así. Siempre la había visto como alguien segura de sí misma, fuerte, decidida. Verla así, confesando sus inseguridades, le hacía darse cuenta de cuánto se parecían en el fondo.

"Akane...", comenzó, sin saber realmente qué decir. ¿Cómo podía consolarla cuando él mismo estaba lleno de dudas?

"No necesito tu lástima, Ranma", espetó Akane, dándole la espalda. "Sé que para ti soy solo una carga, una prometida impuesta que ni siquiera consideras una chica de verdad."

Ranma sintió que algo se rompía dentro de él. ¿De verdad Akane pensaba eso? ¿De verdad creía que él la veía así? Sin pensarlo, la agarró del brazo y la giró para que lo mirara.

Eso no es cierto!", exclamó con más fuerza de la que pretendía. "Tú... tú eres..." Las palabras se le atascaron en la garganta. ¿Qué era Akane para él? ¿Una amiga? ¿Una rival? ¿Algo más?

Akane lo miró con los ojos muy abiertos, sorprendida por su reacción. "¿Yo soy qué, Ranma?", preguntó en un susurro.

Ranma soltó su brazo y dio un paso atrás, sintiéndose repentinamente vulnerable. "Tú eres... importante para mí", murmuró, desviando la mirada. "No eres una carga. Eres fuerte, Akane. Más fuerte de lo que crees."

One - shots rankane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora