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Con cada mirada, con cada gesto, con cada palabra el cariño entre Anahí y Alfonso iba creciendo cada día más y a veces les costaba explicarse a sí mismos lo que sentían, era un sentimiento único que poco a poco se apoderaba de ellos con mayor fuerza aunque de momento no se dieran cuenta. Con Alfonso, Anahí se sentía más segura de lo que alguna vez se llegó a sentir con Kuno y la confianza que le tenía jamás pensó que la podía llegar a tener con alguien del sexo opuesto. Alfonso por su parte, sentía que si ella estaba con él todo era perfecto.

Durante el mes que siguió, Anahí y Alfonso no dejaron de verse ningún día, Alfonso siempre se las ingeniaba para buscar el momento y juntarse con ella por lo menos cinco minutos diarios, aunque los cinco minutos generalmente se transformaban en horas, siempre tenían algo que conversar y conocer del otro.

El domingo por la noche, Alfonso llegó al cabaret de sorpresa mientras ella bailaba, Anahí lo vio sentado en la misma mesa donde lo vio por primera vez y al cruzar sus miradas se sonrieron al instante. Por la mañana él la había llamado por teléfono para decirle que ese día no podrían verse, cosa que a pesar de no gustarle a Anahí, después de pensarlo había encontrado que era necesario darse cada uno su espacio para no saturar la relación ni aburrirse el uno del otro, aunque la posibilidad de aburrirse de estar con él estaba completamente descartada para ella. Al terminar de bailar el bolero que en ese momento estaba bailando fue a su cuarto para cambiarse rápidamente y alcanzarlo, una vez lista salió al encuentro con la persona que hace algún tiempo ocupaba todos sus pensamientos. Llegó con Alfonso y se quedó parada en frente de él,

- Anahí: ¿Se le ofrece algo?

Se puso la mano en la cadera y le sonrió, Alfonso decidió seguirle el juego,

- Alfonso: Estoy buscando a una persona, no sé si la ha visto,
- Anahí: ¿Cómo es?
- Alfonso: Es una señorita muy bonita que trabaja aquí,
- Anahí: Ah ¿Así que muy bonita?
- Alfonso: Sí, me atrevería a decir que es la más bonita de todas,
- Anahí: Eso es imposible, la más bonita aquí soy yo,
- Alfonso: Le aseguro que mi novia es única,
- Anahí: ¿Y cómo se llama?
- Alfonso: Alfonso, mucho gusto,

Le estiró la mano y ambos se rieron. Anahí se sentó a su lado y él la besó,

- Anahí: ¿Y encontraste a quién buscabas?
- Alfonso: Eso creo, déjame comprobar,

Volvió a besarla,

- Anahí: ¿Y?
- Alfonso: Definitivamente si,

Anahí lo abrazó,

- Alfonso: ¿Y esa efusividad?

El día anterior habían estado prácticamente toda la tarde juntos y no le quería decir que ya lo extrañaba, así que decidió no responder,

- Anahí: ¿Por qué dijiste que no vendrías?
- Alfonso: Es que…
- Anahí: ¿Qué?
- Alfonso: No quería aburrirte, a veces mucho de lo mismo cansa,

Anahí lo miró son ternura y sonrió,

- Alfonso: Pero te echaba de menos y no aguanté, así que si te aburro mala suerte, te aguantas porque aquí me voy a quedar,
- Anahí: Yo también te echaba de menos, y la verdad es que tampoco te quería aburrir,
- Alfonso: Umm, al parecer pensamos lo mismo,
- Anahí: Sí, me da gusto que hayas venido,
- Alfonso: ¿Entonces puedo aburrirte con confianza todo un fin de semana?
- Anahí: ¿Cómo?
- Alfonso: No sé si recuerdas, pero la semana que viene cumplimos un mes juntos,
- Anahí: Verdad, se me pasó volando el tiempo,
- Alfonso: … Entonces pensé que podríamos arrancarnos el fin de semana que viene a un lugar donde podamos estar solos ¿Quieres?
- Anahí: De querer, quiero, pero si es fin de semana va a estar más difícil,
- Alfonso: Tienes razón ¿Y no puedes pedir permiso?
- Anahí: Lo voy a intentar, pero Ninel a veces está de un genio,
- Alfonso: Ni hablar,
- Anahí: ¿Y para dónde quieres que nos arranquemos?
- Alfonso: Eso es sorpresa, espera hasta el viernes y vas a ver,

sirena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora