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Fuera de aquella fiesta, un cerdito se encontraba llorando desconsolado cabizbajo mientras sus manos cubrían su rostro por completo ocultando aquél sentimiento de dolor y sufrimiento. A su lado, se encontraba su amiga, la cuál, acariciaba y daba toquesitos suaves en la espalda del chico, tratando de consolarlo. Aunque quería soltar alguna palabra motivadora, pero era mejor callar y dejar que él se desahogara por si solo...
Pero... ¿Cómo empezó todo esto...?
Todo comenzó la semana pasada, cuando la escuela entera, por fin, tenía aquélla noticia tan esperada... El baile escolar. Todo el mundo se enloquecía con aquél evento, era el más grande de aquél lugar educativo, ya que daba la libertad de venir con un acompañante que podía ser un amigo o hasta pareja. Además, podían venir de una forma elegante o fiestera para aquélla ocasión.
Todos los alumnos esperaban con ansías aquélla fiesta que sería en una semana... Menos una persona...
Freddy Foxy Fork... O bueno, solamente Foxy. Era uno de esos chicos que elegía quedarse encerrado en su hogar acostado jugando juegos de shooters y dormir hasta las 6 A.M. En resumen, no le gustaba salir, y menos a una fiesta.
El peli naranja no era nadie que no resaltara en la escuela, era un chico muy deseado y popular, pero no era de tener muchos amigos... Solo de un par de chicos no tan relevantes como él. Un gran contraste con lo que era él. Sus amigos eran una coneja; otro zorro, que era su primo; una loba; una burro; y, por último, su mejor amigo, un cerdito.
-¡FOXY! ¡FOXY! - Empezó a gritar desde el pasillo la coneja -.
El zorro volteó y vió a la de orejas largas y al peli azúl correr hacía él con emoción, ya sabía que iban a mencionar. Pero igualmente, se alegró de verlos.
-¿Qué pasó, chicos? ¿Otra vez, Félix, se golpeó la cabeza por querer impresionar a los chicos de 5to año? - Bromeó mientras colocaba sus manos dentro del buzo -.
-¡Jaja! No - Respondió con una risa la peli blanca -¡PERO ES AÚN MEJOR! - Mencionó con emoción, para después, su contrario sacara un papel de su bolsillo y se lo entregara al oji turquesa -.
Foxy lo miró y leyó el anuncio con un rostro pacífico, pero por dentro, estaba nervioso que ellos le rogaran por ir. Así que, al terminar de leer aquél cartel, este se lo devolvió al chico y miró a los dos con los ojos entre cerrados.
