15. what you mean for him

1.5K 138 64
                                    

CAPITOLO QUINDICIcapítulo quince

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPITOLO QUINDICI
capítulo quince



Hoy era nuestro último día en Bahréin.

Me levanté temprano, mucho antes de que sonara mi alarma. Cuando lo hice, me di cuenta de que Charles no estaba allí. El otro lado de la cama, más allá de nuestra habitual muralla de almohadas, estaba vacío. La habitación estaba en silencio, excepto por el leve zumbido del aire acondicionado.

Fue un alivio. Después de lo que sucedió anoche, estar sola era lo que más deseaba.

Me levanté y me pasé las manos por el rostro, tratando de despejar la confusión que nublaba mi mente. Anoche, después de lo que sucedió, todo había sido un desastre. Había actuado como una completa torpe, incapaz de mantener la calma frente a Charles. Todo lo que tocaba se me caía de las manos, mis palabras salían entrecortadas, y no podía ni siquiera mirarlo a los ojos sin sentir un hormigueo incómodo en mi estómago. Cada vez que nos acercábamos, mi cuerpo respondía con un estremecimiento involuntario.

Esa proximidad entre ambos, ese casi beso…
No podía dejar de pensar en él. Habíamos estado tan cerca, y justo cuando pensé que pasaría algo, fuimos interrumpidos de la manera más cliché del mundo. Una llamada. osa que también no había abandonado mi cabeza.

Cheryl regresando a la vida de Charles.

Pero no quería pensar en eso.

Hoy tenía planeado un almuerzo con Isa. Su vuelo salía mañana por la madrugada, mientras que Charles y yo partiríamos esta misma noche. Era la oportunidad perfecta para pasar un rato agradable entre chicas, lejos de todo el drama y la tensión.

Cuando llegué al pequeño restaurante donde habíamos quedado, Isa ya estaba allí, sentada en una mesa junto a la ventana que daba al mar. La vista era impresionante: el agua azul celeste se extendía hasta el horizonte, y la suave brisa marina entraba por las ventanas abiertas, trayendo consigo el olor salado del océano.

—¡Alessandra! —exclamó Isa cuando me vio acercarme—. ¡Qué gusto verte!

Me sonrió con esa calidez que parecía ser parte de su naturaleza. Siempre había sido así desde que la conocí, una persona que irradiaba una energía positiva y alegre, algo que admiraba profundamente en ella. Me sentí inmediatamente más relajada al ver su sonrisa y devolví el gesto mientras me sentaba frente a ella.

—¡Hola, Isa! —respondí, dejándome contagiar por su entusiasmo—. El gusto es mío. Perfecta elección. Este lugar está precioso.

—¿Verdad que sí? Me pareció perfecto para nuestra despedida de Bahréin —dijo ella mientras ojeaba el menú—. Me alegra que hayamos podido coincidir para este almuerzo. Siempre es bueno tener un rato solo entre chicas.

𝗔𝗡𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥 𝗟𝗢𝗩𝗘 Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora