𝗔𝗡𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥 𝗟𝗢𝗩𝗘 Charles Leclerc

19. you are the girl

CAPITOLO DICIANNOVE
capítulo diecinueve

Cuando besas a alguien como Charles, es inevitable que ese momento se quede grabado en tu mente para siempre.

Y esa es exactamente mi situación.

Todavía no me recupero de lo que ocurrió en Tailandia. Todo fue tan perfecto: el lugar, la música, el contexto... y, sobre todo, sus palabras. La tensión que nos envolvía. Y luego, su forma de besarme. Fue la manera perfecta de quedarse instalado en mi cabeza, como un recuerdo del que no me puedo desprender.

—¡Pole position! —grita Giuseppe a mi lado, saltando de la emoción.

No puedo evitar sonreír, contagiada por su energía. Estamos en el Gran Premio de Australia, y Charles lo ha hecho increíble. Hoy fue la clasificación, y saldrá primero mañana, lo que significa que hay una gran posibilidad de que ganemos. Bueno, de que gane.

—Charles está en camino de convertirse en campeón este año —comenta Giuseppe, sin poder disimular su orgullo—. ¿Te imaginas? Sería increíble, ganar un campeonato mundial.

Asiento, compartiendo su entusiasmo. Solo llevo tres carreras en este mundo, pero ya sé que cada gran premio es una experiencia inolvidable. No me puedo imaginar lo que sería estar a un paso del título mundial.

—Solo esperemos que el auto esté a la altura —añade, lanzando una mirada pensativa hacia la pista.

—Es Ferrari —respondo, como si eso fuese suficiente—. No creo que el coche falle... ¿o sí?

—Oh, Alessandra... —Giuseppe se ríe suavemente—. Se nota que aún eres nueva en esto.

Me uno a su risa, pero nuestra conversación se interrumpe cuando escuchamos el murmullo de felicitaciones que precede la llegada de Charles. Las palmadas en la espalda, las sonrisas de los mecánicos... Todos celebran su éxito.

Cuando finalmente se abre paso entre la multitud, viene directo hacia mí. Sin decir una palabra, me planta un beso en la mejilla. Mi corazón, que ya estaba acelerado, parece estar a punto de salir de mi pecho. Solo atino a devolverle una sonrisa, pero por dentro siento que voy a explotar.

Desde lo que pasó en Tailandia, cada vez que está cerca, me siento a punto de perder el control.

—Eres una bestia, Perceval —Giuseppe lo recibe con un fuerte abrazo. Se nota lo orgulloso que está de su amigo—. Si no te llevas el campeonato este año, debe ser por alguna maldición o algo.

Charles se ríe, encogiéndose de hombros.

—Eso espero —responde, sin perder la calma—. Hasta ahora va todo bien. Tres carreras, pole position en todas, y ni un solo DNF.

—Entonces, ¿te has hecho alguna limpia o estás usando algún amuleto de la suerte? —bromea Giuseppe, provocando que todos soltemos una carcajada.

—Aún no —contesta Charles, divertido—, pero lo tendré en cuenta.