1. Started with a kiss

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-Gaeul me invitó a salir hoy-. Su abuela levando la cabeza y terminó de masticar su pedazo de sushi para hablar.

-eso es bueno, Wooyoung-. Comentó la mujer no encontrando el problema en la situación por la cara que tenía su nieto. El pelinegro hizo una mueca y pensó lo que iba a decir.

-Lo se, pero no somos tan cercanos y no se si sea incómodo-. No quería sonar grosero. Gaeul era de cierta forma su prima.
Su abuela se había vuelto a casar hace más de 20 años, al hacerlo, se fue a vivir con su esposo y su numerosa familia a Namhae; al ser un lugar algo lejano, Wooyoung no convivió mucho con ellos más que con el señor Lee, quien lo consideró como un abuelo toda su vida.
Desde su fallecimiento, el ir a Namhae era raro porque todo le recordaba a su abuelo, aunque no fueran parientes de sangre, lo apreció mucho.

Y ahora que viviría ahí por un año, la familia Lee estaba intentando convivir un poco más con el único nieto de la señora Jung; Wooyoung era muy tímido para convivir con la gran familia Lee porque eran muchos tíos, con esposas y al menos ocho primos en un rango de edad similar, entre ellos Gaeul, quien parecía más animada en integrar a Wooyoung en la familia, invitándolo esa noche de viernes a una fiesta con sus amigos. Pero el problema es que Wooyoung no había ido a muchas fiestas en su vida, y no conocía a nadie.

-Eres joven Woo. Sal a divertirte, viniste aquí para relajarte, no me enojare si sales una noche de fiesta-. Su abuela era muy diferente a su madre; ella ya le hubiera puesto millones de peros para que no fuera, y si iba, seguro estaría enojada durante dos días; era imposible pensar que eran madre e hija. O tal vez que su abuela fuera psicóloga le daba un campo de visión diferente.

Wooyoung pareció pensarlo un poco. Y al final acepto. No tenía que temer, ya que, su madre no estaba para castigarlo y decirle que esa vida era vana y sin sentido, como si fuera la gran cosa ir a una fiesta.

Así que ahí se encontraba en tan dichoso lugar. La casa era tan elegante y enorme y aún así se encontraba abarrotada de gente. De quien sea que fuera la fiesta, se veía que tenía el presupuesto para una, porque un DJ ambientaba el lugar con música que juraba se escuchaba a cuadras de ahí, las luces coloridas lo cegaban, y el olor a cigarro era presente. Se sentía tan fuera de lugar, y su querida prima lo notaba así que se dedicaba a estar con él y presentarlo a sus amigos.

-¡Wooyoung, toma!-. Gritó Gaeul sobre la música extendiéndole un vaso. El pelinegro lo tomó y miró su interior. Se veía azul.

-¿qué es?-. Preguntó gritando de igual forma y su prima negó sonriendo.

-¡Tómalo, te va a encantar!-. Error. Claro que le encantó, sabía muy dulce pero tenía otro toque que no lograba describirlo con palabras; era delicioso, que después de un rato, olvidó cuantos había tomado y quien era la gente con la que estaba cantando y bailando con tanto entusiasmo. Wooyoung estaba perdido, y jamás había tomado tanto como esa noche.

No sabía cómo estaba de pie todavía, estaba bailando con los amigos de Gaeul cuando sintió un fuerte empujón, y como no, si el lugar estaba lleno de personas apretadas ahí, pero ese golpe se sintió tan fuerte que tuvo que girarse buscando al culpable. Era un chico un tanto más alto que él, e incluso más grande, se notaba que era de los que iban al gimnasio todos los días; su cabello negro cubría su frente en un corte común pero le quedaba perfecto casi cubriendo sus ojos; vaya ojos. Tan rasgados y oscuros bajo ese par de cejas prominentes, muy cautivadores a decir verdad.

Iba a reclamar ese golpe que recibió hace unos segundos, pero ninguna palabra salió de sus labios.

-Lo siento, ¿te empuje muy fuerte?-. Logró escuchar sobre el ruido y sintió las manos del chico sosteniéndolo de sus brazos como si pensara que este se iba a caer; Wooyoung solo negó y tragó saliva.
No podía concentrarse en nada más que en sus ojos, ¿como era posible que alguien tuviera unos ojos tan emblemáticos?
El rostro del chico frente a él era borrosos pero esos orbes color negro eran lo único que veía claramente, y pensó que no debió haberle aceptado esa bebida a Gaeul.

Escuchaba al chico hablar, Wooyoung solo asentía haciendo como que le entendía, y reía cuando este reía.
Su vista seguía nublada, pero sentía un calor en el pecho que lo mantenía moviéndose y bailando; ahora estaba alejado del grupo de Gaeul que no se habían inmutado de la ausencia de Wooyoung, quien era ahora acompañado por ese apuesto joven de mirada encantadora que lo mantenía aprisionado entre sus brazos impidiendo que se fuera de su lado. Él le susurraba cosas en su oído pero Wooyoung estaba más concentrado en ese tono grave de su voz, quizás no le entendía nada pero su voz era melodiosa, música para sus oídos, y solo se dejaba llevar por ella.

De un momento a otro, se habían alejando solo un poco, riendo y bailando, y de repente lo vio tan cerca de su rostro que pensó que ya estaba alucinando por el alcohol en sus sistema; debía ser un sueño porque sintió sus labios sobre los suyos, ahora esos bellos ojos estaba cerrados y su rostro era sostenido por el otro chico que lo besaba con lentitud. Sus labios sabían tan dulces como esa bebida azul que había tomado, pero estos definitivamente le ganaban, que le fue imposible no suspirar de satisfacción al probarlos. Sintió los brazos ajenos aprisionarlo, logrando que él mismo rodeara su cuello y parándose un poco de puntas con la intención de no separarse y abrazar por completo el cuerpo de ese extraño; aunque eso no le importaba ahora a Wooyoung, más que seguir probando de él.
Después de eso todo fue borroso, pues sintió que ese beso lo llevó a otra dimensión desconocida.





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Somebody in Namhae (WooSan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora