Somebody in Namhae (WooSan)

10. Body & Soul

Capítulo smut
(Si no es de tu agrado, puedes saltarlo con confianza de que no afectará a la trama.)

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San no sabía en que momento habían subido a la habitación, ni cuando fue que sus ropas desaparecieron. Cuando Wooyoung hizo esa pregunta después de haberlo mirado de esa forma, no pudo reaccionar de otra manera más que jalarlo consigo y guiarlo con apuro al segundo piso. Y es que jamás lo había mirado así, solo logró encender algo en él, justo como la vez que lo conoció en esa fiesta.

Wooyoung, por otro lado, había dejado que su subconsciente hablara por él, que su deseo fuera el que actuara de manera involuntaria al momento de besarlo. Y culpaba a San por ser el causante de su inesperada necesidad de algo más, pues el mayor lograba cosas en el que jamás había sentido en toda su vida con alguien.

Las manos de San se dedicaban a explorar su cuerpo, aunque sus manos estaban frías, estas quemaban en su piel. Él se atrevió a hacer lo mismo, la piel canela del mayor era suave, y admitía que llevaba tiempo queriendo sentir lo que el mayor trabajaba en el gimnasio sin que la ropa estorbara en su camino; desde su espalda hasta su pecho y abdomen, rosaba sus manos como si fuera demasiado prohibido como para hacerlo.

-¿estas seguro de esto, amor?-. San estaba listo para empezar, pero tenía que asegurarse qué Wooyoung estuviera igual de dispuesto que él, pues estaba apunto de entregarse completamente ante el chico frente a él.

Wooyoung subió ambas manos a su rostro acariciando. Aprecio cada detalle de él, esos labios completamente rojos por los continuos besos que lo llevaban a otra dimensión fuera de ahí, su cabello negro y sedoso tan alborotado como el suyo, caía directo sobre sus ojos rasgados y profundos que lo cautivaron hace meses; ojos que juró que los recordaría para siempre si es que no lo volvía a ver. Wooyoung estaba seguro de lo que estaba haciendo, no había una palabra para decir que si, así que solo lo acercó a él para besarlo con una lentitud que fue tortuosa para el mayor.
San entendió la señal y con rapidez se estiró y sacó de su cajón algo que parecía como un aceite. No preguntaría ahora el porqué estaba ahí, pero vaya que lo necesitaban.

Para Wooyoung todo paso muy rápido, primero sintió el frío líquido en su entrada y después un ardor cuando San introdujo un dedo con cuidado, un par de besos después, sintió otros dos dedos más, volviéndolo a tensar, pero el mayor aguardó con paciencia hasta que estuviera listo.
Cuando este comenzó el movimiento con sus dedos, Wooyoung no sabía que sentir, era un ardor pero al mismo tiempo se sentía bien, y más con San besando cada parte de su cuello y pecho distrayéndolo de ese dolor; el solo podía aferrarse a su espalda y contener uno que otro gemido que quería salir.

-Sannie-. Dijo tratando de controlar su voz sin sonar tan desesperado.-entra tú. Estoy listo-. Sus caderas se movían involuntariamente por la necesidad de más, y San estaba más que encantado de complacerlo.

-respira, amor-.Y lo mismo que al principio, después de que San se preparara, todo lo que sintió fue un ardor, pero este fue más intenso, porque no se podían comparar los tres dedos de San con su extensión. Sus piernas temblaron y las abrió más esperando que eso ayudara a que el mayor se diera un mejor paso dentro de él. Cerró los ojos con fuerza y tiro la cabeza hacia atrás por el mar de sensaciones que le cruzaban por el cuerpo en ese momento.

San merecía un premio por todo el autocontrol que estaba manejando en esos momentos, porque las paredes de Wooyoung lo rodeaban de una manera tan satisfactoriamente tortuosa. Suspiros ahogados eran lo que podía salir de sus labios, que cuando estuvo completamente dentro, soltó el aire que tenía contenido. Dejó su cabeza caer en el hombro del menor sintiendo como este también estaba tratando de respirar con normalidad, y después sintió sus delgadas manos ir a acariciar su cabeza.
-Esperaré a que te acostumbres-. Dijo abrazándolo y no atreviéndose a mover su cabeza ya que las caricias suaves en su cabello lograban distraerlo de las ganas de moverse como bruto.