4. Destino o suerte

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-Llevas toda la semana viniendo, ¿no hay más cafeterías en la ciudad o que?-. Wooyoung sonaba un poco molesto pero al parecer a San no le importaba. Era viernes y estaba nuevamente en el local exactamente media hora antes de que el turno de Wooyoung acabara.

Toda la semana fue así, Wooyoung simplemente lo trataba cortante evitando ser grosero, y declinaba las salidas que él más alto le pedía. Pero al parecer San era alguien muy ambicioso, que no parecía importarle la indiferencia de Wooyoung hacia él. Por eso seguía ahí, viendo a ese lindo chico mirarlo con algo de fastidio.

-¿qué hay de malo aquí? El café es bueno, aparte no quiero que nadie más me atienda más que tu-. Wooyoung cerró los ojos e inhaló profundamente escuchando la risilla de Yeosang a unos metros de él; el castaño realmente disfrutaba ver el constante coqueteo de San hacia Wooyoung, y ver cómo este trataba con todas sus fuerzas de no explotar, no sabía si de emoción o enojo. Pero era divertido de ver.

-Un americano grande, ¿no?-.

-Memorizaste mi orden-. Era imposible que San borrara esa sonrisa de su rostro, no podía evitarlo estando a su alrededor, y Wooyoung no sabía si en realidad le molestaba su presencia o el hecho de que le gustara esa sonrisa con hoyuelos aparte de sus ojos.

-es lo único que has pedido durante cinco días-. Dijo anotando la orden listo para cobrarle.

-Y lo recuerdas-.
Wooyoung decidió no responder y esperar a que el pelinegro pagara como de costumbre.

En menos de diez minutos el café estuvo listo y se lo entregó, para continuar con su trabajo, y como siempre San salió a tomarlo en la mesa de afuera.
Pasados los 30 minutos que le quedaba de su turno, Wooyoung fue por sus cosas y se despidió de Yeosang; solo que ahora a diferencia de los días anteriores San estaba ahora en la puerta de la clínica parado con sus manos en los bolsillos de sus jeans negros mirando sus pies en espera de él.
Al notar que Wooyoung se acercaba levantó su mirada y esa sonrisa coqueta volvió a aparecer.

-¿Esperarás a tu abuela de nuevo?-. Wooyoung asintió esperando a que se apartara de la puerta.-No lo hagas-.

-¿por qué no lo haría?-.

-Sal conmigo hoy, Wooyoung, por favor-. Sonaba un tanto más suplicante que los días anteriores pero nuevamente Wooyoung negó.

-San, te dije que— -.

-estás ocupado. Pero ¿podemos salir solo por hoy? Es viernes, nadie está ocupado los viernes-. Wooyoung lo pensó, mirando atentamente al chico frente a él que lo miraba con un destello de esperanza, ya que todos esos días Wooyoung lo rechazaba olímpicamente y salía corriendo. Pero San de verdad que quería invitarlo a salir, estaba realmente cautivado por el chico más bajo y no se preocupaba en ocultarlo.
Con un largo suspiro, Wooyoung asintió.

-Solo por hoy-. Y como si de un niño se tratase, San celebró ampliando su sonrisa más de lo normal haciendo desaparecer sus ojos. Wooyoung no pudo evitar sonreír ante eso porque le pareció tierno.
La mano de San tomó su muñeca y lo jalo.

-Vamos, ya tengo un lugar en mente-.

La zona donde Wooyoung vivía era cercana a la de restaurantes y tiendas que se ponían cerca de la orilla a la playa donde la mayoría de los turistas iban, por lo que solo estuvieron caminando por unos diez minutos para llegar a su destino.

-Wow, espera San. No voy a entrar ahí-. San se giró confundido a él y luego miró al restaurante frente a ellos.

-¿no te gusta?-. Le parecía raro ya que era un restaurante muy lindo con vista a la playa. El mejor de la ciudad a decir verdad.

Somebody in Namhae (WooSan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora