Somebody in Namhae (WooSan)

3. Begin again

-Ya se va a acabar mi turno, y sigue ahí-.Yeosang miró sobre el hombro de Wooyoung, y efectivamente, San seguí sentado en la mesa de afuera; parecía que estaba trabajando en su iPad completamente relajado.

-Tal vez le gusta mucho el café-. Wooyoung lo miró amenazante apretando la quijada y cerró los ojos respirando profundamente.

Desde que San llegó a eso pasadas de las diez de la mañana, no se movió de su lugar. Se pidió al menos tres cafés, un Cupcake y un sándwich sencillo; eran las dos de la tarde y seguía ahí. Wooyoung no sabía que hacer.

-De acuerdo, me voy. Dile a la jefa que mi abuela me necesito o algo así, al cabo faltan diez minutos para que mi turno termine-. Yeosang no le puso peros y recibió el mandil que le pertenece al pelinegro. Este se fue en busca de su mochila y salió de ahí casi corriendo pasando justo enfrente de San quien al verlo irse tan apurado, se levantó de la misma manera y corrió tras de él.

-¡espera!-. Tomó su brazo sin poner fuerza y el pelinegro se giró lentamente. Exactamente eso quería evitar.
-Wooyoung ¿no?-.

El mencionado acomodó su mochila y asintió confundido.-¿cómo sabes mi nombre?-.
San señaló a sus espaldas al castaño que miraba de reojo desde dentro del local.

-Se lo pregunté a tu amigo-. Dijo sonriendo dejando hacer notar un par de hoyuelos. Wooyoung tomó aire aguantando las ganas de ir y golpear a Yeosang.-Entonces Wooyoung... ¿tienes planes hoy?-.
Wooyoung tenía muchas dudas en esos momentos, pero no quería resolverla ahora, solo quería ir a su habitación y continuar con su tranquila vida.

-Tengo que esperar a mi abuela a que termine su trabajo-. Dijo señalando a la clínica a su lado. No era mentira que su abuela estaba en consulta en ese momento. Pero claramente no la tenía que esperar.
San asintió entendiendo y pareció pensar un poco en su respuesta.

-en ese caso, ¿puedes darme tu número? Quise pedírtelo el viernes, pero te fuiste antes de poder hacerlo-. Wooyoung realmente le estaba pidiendo a Dios que lo desapareciera ahí mismo o que al menos no se notara el alto sonrojo de vergüenza que sentía. Disipó todos esos pensamientos y tomó aire para hablar.

-Mira... San, lo siento yo... no estaba en mis cinco sentidos ese día, y a decir verdad, no recuerdo nada-.

-Pero me reconociste-. Pudo notar un toque egocéntrico en eso, lo cual extrañamente le resultó atractivo pero no se dejaría llevar tan fácilmente, no estaba ebrio ahora y podía razonar.

-Solo, olvidemos que eso pasó ¿de acuerdo?, puedes continuar con tu vida y yo con la mía-. Iba a darse la vuelta pero San lo volvió a interceptar, probando su paciencia.

-De acuerdo, olvidemos que eso pasó-. El pelinegro más alto sonrió al ver que el contrario no se movió y lo miraba atento pero aún con duda.-Comencemos de nuevo. Me volveré a presentar. Soy San, Choi San-.
Wooyoung no se movió, solo lo analizó de pies a cabeza. ¿Qué tan desesperado estaba ese chico como para no dejarlo ir? Al ver que no respondía giró levemente su cabeza a un costado para buscar la mirada perdida del más bajo.-¿me dirás tu nombre?-. Dios, odiaba que lo mirara así, le revolvía todo dentro de él.

-Jung Wooyoung-. Respondió aún con la guardia en alto. San mantenía su sonrisa y el contacto visual, encantado de ver esa expresión de confusión en el rostro de Wooyoung.

-Lindo. Bien, Wooyoung, supongo que te veré luego-. Y dándole una ultima sonrisa lo rodeó y lo dejó ahí parado completamente estupefacto.
Wooyoung no entendía que había pasando, solo se giró sobre sus talones para ver si el más alto seguía ahí, pero al parecer ya se había ido.
Se quedó hay parado viendo la calle vacía.

-Dime que le diste tu número-. La voz de Yeosang resonó a su lado sin previo aviso, pero aún así Wooyoung permaneció inmóvil viendo a la nada junto a él.

-Claro que no-. Dijo en voz neutra.

-No importa. Él dejó el suyo-. Y el castaño le extendió el ticket alejándose volviendo a su trabajo, al parecer San lo había dejado sobre la mesa antes de irse.
Miró el pequeño papel viendo el número de teléfono y una carita sonriendo dibujada en él, e inconscientemente sonrió.

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