Para mi, Kai era como mi ángel guardián.
No sabía a donde íbamos, lo que sí, era que no estaba nada cerca del instituto. Huening me había dicho que no me preocupara, y a mi me bastó con sostenerle la mano debajo de una de mis tantas sudaderas que me había quitado para cubrirnos las piernas por el frío. El autobús era algo que no solía tomar, no por que no quisiera, si no por que nunca se me daba la oportunidad de salir solo a ningún lado, y mis padres no tenían ni la intención ni la necesidad de abordar alguno.
Habíamos corrido a los asientos traseros cuando los vimos desocupados, Huening solo me dedicó una sonrisa grande y se limitó a decir qué "los de atrás eran los mejores". No había entendido por qué, hasta que él comenzó a señalar a otros pasajeros e inventar historias sobre ellos.
Como el de la mujer embarazada que revisaba a cada rato su bolsa de mandado con una sonrisa, a quién Kai le inventó un escenario donde seguro se había quedado dormida hasta tarde, y que había salido apuradísima a comprar algunas cosillas para hacerle la cena a su marido. Yo le añadí que quizá el esposo en realidad no esperaba que ella hiciera demasiado esfuerzo por él, pero que ella adoraba verlo disfrutar de su comida cada que salía de un baño tras llegar del trabajo. Huening sonrió y contuvo el impulso de inclinarse a darme un beso, pero apretó mi mano y miró mis labios.
Otra historia fue la del anciano que refunfuñaba sin parar, mirando a todos con algo muy parecido al desprecio, que según Huening, estaba así por que seguro no le quisieron vender solo dos zanahorias y media naranja. Yo solté tal carcajada que el señor cascarrabias volteó a mirarnos con el ceño fruncidicímo, después se cruzó de brazos y se volvió a voltear para seguir quejándose en voz baja.
No supe en que momento dejamos de observar al rededor para terminar hundidos en la mirada del otro. Huening estaba recargado entre la ventana empañada y su asiento; yo lo miraba con medio rostro hundido en mi bufanda gris. Me hablaba de su anterior escuela, o de los amigos con los que nunca volvió a hablar. Yo le conté de mis libros favoritos y le dí mis opiniones personales. Me preguntó por qué me gustaba leer; yo le dije que en realidad, no me gustaba. Él lo entendió.
Cuando bajamos del autobús apenas quedaban un par de personas dentro, entre ellos el viejo enojón, quién nos chistó con disgusto cuando Huening se despidió de él amablemente, saliendo entre risitas tras escucharlo refunfuñar una vez más.
Supe que estábamos a las orillas de la cuidad cuando ví las montañas tan cerca de nosotros que sentía que podía correr hasta ellas y tocar su pasto húmedo entre mis dedos. Pero Huening ganó y sostuvo mi mano suavemente tras ponerse en los hombros el suéter que nos había estado cubriendo en el autobús. A diferencia de la cuidad, aquí las casas se distanciaban más de una a la otra, haciéndolo ver todo más libre.
El cielo aún seguía azul, y antes de que pudiera levantar la mano para ver la hora, él me dió un apretoncito en la mano y señaló el lugar con la cabeza.
—Aquí es donde crecí. —dijo con un deje nostálgico a la vez que comenzaba a andar en paso lento, yo lo seguía con mirada curiosa, pateando de vez en cuando alguna piedrita que se me atravesara en el camino. —Mis padres tienen casa propia y todo, pero lo dejaron por el centro de la ciudad cuando la escuela local cerró por la falta de alumnos. Todos los niños van a la escuela en la ciudad ahora. Y otros tantos se mudaron con sus familias igual que nosotros. —Apretó los labios, mirando al rededor. —Es mejor.
"Es mejor" murmuró de nuevo para si mismo. No parecía convencido, pero algo en el de verdad lo creía así.
La parada del autobús estaba donde parecía ser el centro del lugar. Tiendas pequeñas aquí y allá, la mayoría siendo atendidas por personas mayores encorvadas y en bastón. Huening me señaló la escuela abandonada, y me dijo que él fue parte de la última generación en tomar clases ahí; se preguntó que habrá sido de sus entonces compañeros, yo no supe que responder.
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school rooftop | tyunning
Teen FictionEn donde Taehyun veía todas las tardes después de clases a un chico sentado en la azotea de la escuela. [ . . . ] Kang Taehyun es un adolescente solitario que piensa de más y nunca tuvo una conversación real con más de cuatro personas. Al cursar su...