Un medio cupcake.

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-Buenas noches, Bubba...- murmuró Marshall Lee dese afuera de la ventana.

Ya había transcurrido el día. Ese día no había ido a visitar a Gumball a la escuela, tal y como él se lo había pedido. Así que, ahora que era de noche, podrían verse.

-¿Marshall? Hola, pasa.- contestó la tierna vocecita de Gumball, pero él no se veía.

Marshall voló adentro, y revisó la oscuridad del cuarto con la mirada.

-¿Porqué está tan oscuro?- preguntó al príncipe.

-¿Eh? Oh, creí que estarías más a gusto así, pero si no es así, puedo prender la luz de noche.

Allí estaba. En sus encantadoras pijamas azules celeste: una camisa de manga medio larga, un short azul con pequeñas estrellas de un azul más oscuro. Aun traía su elegante corona puesta. Estaba sentado en el piso alfombrado, con unos carritos entre sus manos, y otros regados a su alrededor. Tenía un leve sonrojo.

-N-no, está bien, pero si quieres prenderla, está bien.- respondió Marshall.

-Bien.

El pequeño se incorporó rápidamente hacia su buró. La lampara emitió luz, aunque no combatía por completo la oscuridad, pero sí lograba iluminar.

-¿Le temes a la oscuridad?- preguntó Marshall.

-Algo. Pero es extraño jugar sin luz.

-Bueno. ¿Y cómo te fue en el colegio?.

-¡Muy bien!- respondió eufórico -¿Quieres que te cuente?.

Al vampiro le encantaba oír hablar a su amigo. Su voz le transmitía paz y era muy dulce y expresiva. Amaba oírlo hablar. Así que asintió.

-Bien, ven.- respondió Gumball.

El pelirosa palmeó a su lado. Marshall voló hacia el lugar y se dejó caer elegantemente. Los dos niños se quedaron viendo, y Gumball le ofreció uno de sus carritos amarillos al vampiro, quien lo tomó con un leve sonrojo.

-Ahora, cuéntame.- pidió Marshall, rodando el carrito en la alfombra.

-Bien. Pues...hoy en clase de Conocimiento del Medio, fuimos al parque, a limpiarlo. Estamos viendo la contaminación. Nos daban una bolsa negra por equipo, y eran equipos de 4, así que el que llenara más la bolsa, le daban 2 cupcakes a cada integrante. A los demás les daban uno a cada uno.- explicó el príncipe.

-Wow, ¿y cómo les fue?.

-No ganamos, porque Pine...¡Es verdad!- exclamó el niño- Marshall, en mi equipo estaban Pine y Kenneth, dos amigos, también estaba Leah, una amiga y yo. Cómo sea, Pine tiró de la bolsa, y por accidente de volteó, dejando caer lo que habíamos recogido, y los demás equipos nos lo quitaron.- mencionó Gumball molesto.

-Oh, qué mal.- se quejó Marshall sin dejar de ver a los ojos de su compañero.

-Sí, aunque fue muy divertido. Vimos que no teníamos oportunidades de ganar, por lo que nos pusimos a jugar en los juegos del parque y a correr bajo el sol, y a saltar en los charcos. ¿Viste cómo llovió hoy? Creí que iban a cancelar la excursión.

-Wow. Suena a que te divertiste mucho, Bubba.

Marshall se sentía mal. Su amigo le había dicho con mucha ilusión lo que se sentía andar con amigos, saltar...jugar bajo el sol. Le había dicho con mucha ilusión cosas que Marshall nunca podría hacer.

-Sí. En el recreo jugué a las escondidas con mis amigos, ¡y yo gané! Claro, como soy más pequeño, me puedo esconder más fácilmente que ellos. ¡De seguro a ti te ganaría! Las demás clases fueron muy aburridas, así que en secreto empecé a probar el cupcake. Sabía a vainilla, y estaba muy rico. Por suerte no me vieron.

-De seguro sí me ganarías. Has de ser muy bueno en ese juego.- concordó Marshall. -¿Vainilla? ¡Qué rico, me encanta?.

-¿De verdad?- Gumball esbozó una sonrisa muy grande. -¡Qué bueno! -El pequeño metió una mano detrás de su espalda, sacando la mitad del dichoso cupcake -Tenía miedo de que no te gustara. Toma, decidí guardarte la mitad.

Marshall mostró sorpresa, felicidad y agradecimiento en tan solo una expresión.
-Gu-Gumball...Muchas gracias. Qué bueno eres. No tenías- No tenías porqué hacerlo. Ay, gracias.- musitó viendo el cupcake entre las manos de su amigo.

-Claro que tenía, ayer evitaste que me cayera, y siempre eres bueno conmigo. Lo mereces.

-Quiero compartirlo contigo.- declaró Marshall.

-Mmm...¡bueno!.

Marshall rió.

-Tú pártelo. Es tuyo.- dijo Gumball.

-Bien. Mitad y mitad.

-¿Qué? ¡No, no!- exclamó Gumball -Es mucho, yo quiero menos, ya me comí la mitad.

-¿Seguro? Está bien.

-Sí, seguro.

Marshall mantuvo la mirada en el pastelito, calculando mentalmente la mitad. Luego de obtenerla, colocó el cupcake en su boca, con los dientes marcando la mitad. Volteó a ver a Gumball, quién se sonrojó al ver a su amigo.

-T-te dije que quería menos...- se quejó.

Marshall negó, y ejerció presión sobre la marca. Hasta partirlo.
Le ofreció la mitad "limpia" al príncipe, quien la tomó nervioso y apenado.

-No tenías que hacerlo.- se sinceró.

-No tenías que guardarme.- contestó sonriéndole.

Los dos niños se comieron sus respectivas mitades. Luego se quedaron en silencio.
A decir verdad, esos silencios nunca eran incómodos.

-Eh- llamó Gumball. -¿Quieres jugar en mi pista de carreras?- preguntó enseñándole un carrito.

-Sí. Yo quiero este.- respondió enseñando el autito que anteriormente Gumball le había dado.

Ambos gatearon hacia la gran pista de carreras que tenía Gumball en su cuarto, y pusieron los carros en la línea de salida, para luego activar el botón que impulsaba a los autos.

•••

Gumball ganó cuatro veces, mientras que Marshall ganó siete.

-Es tan triste- se lamentó Gumball -Que tu propio juguete te traicione.

-Para la próxima ganarás, te lo aseguro.

-Eso espero. Me siento traicionado- se quejó.

-¿Por tu juguete?.

-Sí...

-Uff, creí que por mí.- Marshall se sintió aliviado.

-Noo, tú nunca me traicionarías, ¿o sí?.

-Jamás. Ni siquiera te atrevas a pensar en eso.- ordenó el vampiro.

-Ya es tarde. Debería dormir.

El príncipe dejó los carritos en el piso y simplemente caminó a la cama y se arropó a él mismo. Marshall frunció el ceño.

-Bien. ¿Mañana te veo?- preguntó incorporándose y avanzando lento hacia la ventana.

-Sí, Marshall, mañana nos vemos. Al fin.

-Sí, al fin. Que descanses. Te quie...- Marshall se calló de golpe, al ver lo que estaba por decir.

-Yo también te quiero, Marshall.- murmuró Gumball, sonriéndole.

•••

El pequeño de cabello azabache, en todo el camino a casa, mantuvo una sonrisa acompañada de unas rosadas mejillas gracias a las palabras de su amigo.

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Ahre. Capítulo re bello, creo yo. Espero les haya gustado. Amor para todas las bellas personas que me apoyan. Demasiado amor.
Capítulo dedicado a @HikariiHayami por ser mucha belleza y comentar y votar y asdfghjk conmigo. Amor para ti <3
En multimedia una imagen de esas que aman 7u7

Marcas de amor ✧ GumshallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora