𝐑𝐨𝐱𝐚𝐧𝐧𝐞| Roxanne Cullen, la menor del clan. No es vampiro como su familia. Es una pequeña brujita inmortal, que fue abandonada hace 15 años en la puerta de la casa de la familia Cullen, cuando vivían en Alaska, siendo recibida con alegría a...
El avión aterrizó suavemente en el aeropuerto internacional de Haneda, en Tokio. Roxanne miró por la ventanilla mientras el enorme aparato reducía la velocidad en la pista. El cielo estaba despejado y una cálida luz bañaba la ciudad, dándole la bienvenida a su nuevo hogar temporal. A pesar de la belleza del paisaje, Rox apenas había podido dormir durante el vuelo. Su mente estaba demasiado ocupada, extrañando a su familia en Forks y preocupada por el futuro incierto que le esperaba en Japón.
Suspiró, resignada a que ya no había vuelta atrás. Se levantó de su asiento, recogiendo su equipaje de mano mientras seguía a sus amigas por el pasillo del avión. Lara, que estaba a su lado, también se veía cansada, pero había un destello de emoción en sus ojos, una energía que parecía estar contagiando poco a poco a todas las chicas.
Al salir del avión, el aire fresco y diferente de Tokio la envolvió. Todo se sentía más rápido, más vibrante que en Forks. Lily sintió una mezcla de nervios y expectación al caminar por la terminal del aeropuerto con sus maletas. Observó a su alrededor, asimilando el bullicio de la gente que hablaba en japonés, algunos con máscaras sobre el rostro, otros con teléfonos móviles pegados a sus oídos mientras caminaban apresuradamente.
Después de pasar por la aduana y recoger su equipaje, la rubia siguió a la peli corta hacia la salida. Afuera, los padres de Lara ya las estaban esperando. La madre de Lara, una mujer de cabello castaño oscuro y sonrisa cálida, levantó la mano cuando las vio.
-¡Lara! ¡Roxanne! ¡Por aquí! -gritó en japonés, haciendo un gesto para que se acercaran.
Roxanne se sintió aliviada al ver rostros familiares, aunque no fueran los de su propia familia. Cuando llegaron hasta ellos, la madre de Lara las abrazó a ambas con entusiasmo, mientras su padre, un hombre alto y de expresión tranquila, recogía las maletas con destreza.
-Espero que hayan tenido un buen viaje, chicas -dijo el padre de Lara en un japonés perfecto. Roxanne, que había practicado durante meses, entendió las palabras, pero aún se sentía un poco insegura al hablar.
-Sí, fue largo -respondió Lara, sonriendo. -Estamos algo cansadas, pero emocionadas por estar aquí.
La madre de Lara le dio una palmada en la espalda a su hija, mirando luego a Roxanne. -No te preocupes, Roxanne. Te sentirás como en casa en poco tiempo. Nos aseguraremos de que estés cómoda.
-Gracias -respondió la Cullen, intentando sonar más segura de lo que se sentía. Agradecía que hubieran sido tan acogedores con ella.
Subieron al coche que los esperaba en el estacionamiento del aeropuerto. Mientras las maletas se acomodaban en el maletero, Roxanne se sentó en el asiento trasero junto a Lara. Mientras el vehículo avanzaba por las calles de Tokio, Roxanne se quedó fascinada mirando por la ventanilla. Era como entrar en otro mundo. Las luces de los letreros de neón parpadeaban sobre las calles llenas de gente que iba de un lado a otro, y el sonido constante del tráfico llenaba el aire. A pesar de la enorme diferencia cultural con Forks, sentía que había algo casi hipnótico en la energía de la ciudad.