𝐑𝐨𝐱𝐚𝐧𝐧𝐞| Roxanne Cullen, la menor del clan. No es vampiro como su familia. Es una pequeña brujita inmortal, que fue abandonada hace 15 años en la puerta de la casa de la familia Cullen, cuando vivían en Alaska, siendo recibida con alegría a...
Había pasado solo un día desde el encuentro de Roxanne con Jouta y su familia en el centro comercial, y el recuerdo aún la hacía sonreír de vez en cuando. Las chicas, June, Julianne, Lara y ella, estaban cada vez más nerviosas a medida que se acercaba el inicio de las clases en su nueva escuela. Aunque todas habían dominado el japonés, la idea de empezar de nuevo en un lugar desconocido les causaba cierta ansiedad. A pesar de haber pasado varias semanas en Tokio, esta experiencia sería completamente nueva.
Era sábado por la tarde, y tras pasar la mañana ayudando a organizar la casa de Lara, los padres de su amiga insistieron en que Roxanne se tomara un descanso. —Rox, has hecho mucho hoy —dijo la madre de Lara con una sonrisa amable. —Ve a descansar un rato. Ya es suficiente por hoy.
Roxanne agradeció el gesto, sintiendo que realmente necesitaba un momento para sí misma. Subió a la habitación que compartía con Lara y, tras darse una ducha rápida, se cambió a su conjunto de pijama: un short de satén negro y una blusa de tirantes del mismo color. La tela era suave al tacto y el color oscuro contrastaba con su piel clara, haciéndola sentir cómoda y relajada.
Se dejó caer en la cama, disfrutando del silencio y la paz que la rodeaba. Cogió el libro que estaba leyendo, un volumen sobre la historia de los yokai japoneses, criaturas míticas que la fascinaban. Se perdió en las páginas, la suave brisa de la ventana acariciando su rostro. Pero justo cuando estaba empezando a sumergirse completamente en la lectura, el sonido de su teléfono la sacó de su ensimismamiento.
—¿Quién será? —se preguntó a sí misma, frunciendo el ceño mientras miraba la pantalla. Al ver el nombre que aparecía, sus ojos se iluminaron. MamáEsme.
Con el corazón acelerado por la emoción, contestó rápidamente.
—¡Mamá! —exclamó, sintiendo cómo una oleada de calidez la invadía.
—¡Lily, cariño! —respondió Esme con una voz suave pero llena de entusiasmo. —¿Cómo estás? Cuéntame todo, te he echado tanto de menos.
—Yo también te echo de menos —respondió la rubia, acomodándose mejor en la cama, con una sonrisa que no podía borrar de su rostro. —Estoy bien, mamá. Todo ha sido un gran cambio, pero me estoy acostumbrando. ¿Y tú? ¿Cómo están todos en casa?
—Estamos bien —dijo la de cabellos caramelo, su tono lleno de afecto. —Pero ya sabes, la casa se siente un poco vacía sin ti. Y Jasper también te extraña mucho, aunque ya sabes cómo es, nunca lo diría en voz alta.
Roxanne rió suavemente, imaginando la cara seria de Jasper. —Sí, eso suena como él. Me alegra saber que están bien. ¿Y tú? ¿Estás cuidándote?
