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"cold, 'cause she has been here before she doesn't cry anymore no looking back"
She Loves Control - Camilla Cabello
29 DE MAYO DE 1993
Ese día, el equipo de Quidditch de Slytherin tenía práctica por la tarde. El año estaba terminando, pero el capitán siempre los convocaba para entrenamientos en los horarios y días más inesperados. Decía que nunca debían ser sorprendidos, y aunque Maia estaba de acuerdo con ese lema -al menos, la mayor parte del tiempo- no estaba muy entusiasmada con entrenar cuando faltaban unas pocas semanas para terminar la escuela. Los partidos ya habían terminado y ese uniforme les quitaba el aliento en un clima tan cálido.
Tenía un mal presentimiento en el estómago, y generalmente no fallaban, pero había decidido ignorarlo y seguir volando. Detrás de ella, los dos golpeadores se estaban peleando por ver quién golpeaba el bludger primero. El guardián parecía algo aburrido, ya que nadie se acercaba a los aros. Ella misma era cazadora, pero la verdad es que ninguno de los otros dos cazadores quería entrenar en ese momento.
Draco, por otro lado, seguía buscando la snitch con ojo de gato. Maia sabía que lo hacía porque no quería quedar en ridículo frente a Potter de nuevo. Era el único del equipo que había entrado no por sus propios méritos, sino porque su padre había comprado nuevas escobas para todos. Aunque eso pudo haber adelantado el proceso de Maia para unirse al equipo, era cierto que la chica era muy rápida volando para su tamaño, y sus habilidades como cazadora superaban a las de los chicos más fuertes de años superiores.
Flint los llamó a todos.
"Sé que el Quidditch no comenzará de nuevo hasta el próximo septiembre, pero necesito que estén en forma para los próximos partidos. No podemos ridiculizarnos así frente a los de Gryffindor de nuevo." Dijo, mirando a Draco, quien bajó la mirada.
Maia sintió un dolor repentino en el pecho. Estuvo ahí durante unos momentos, durante los cuales tuvo que hacer un esfuerzo para mantener el equilibrio en la escoba, pero se fue tan pronto como había llegado. Volvió a enfocar su atención en Flint, que estaba moviendo los labios, pero el sonido no llegaba a los oídos de Maia.
El dolor regresó, esta vez mucho más intenso. Ella emitió un gruñido, y sus manos soltaron la madera de la escoba. Cayó estrellándose contra el suelo, con las voces de sus compañeros gritando, la de Draco por encima de las demás.
Al día siguiente, despertó en la enfermería con dolor de cabeza y en el pecho, pero sin recordar nada de lo que había sucedido. Entrecerró los ojos al ver a Lucius entrar en la sala, con su característico cabello rubio platino y el bastón que había asustado tanto a los gemelos cuando eran más jóvenes.
"¿Padre?"
Lucius la miró. "¿Cómo estás, Maia? Draco me dijo que te desmayaste."
"No recuerdo, padre. Solo recuerdo un dolor profundo en el pecho, y luego todo se volvió negro. ¿Voy a estar bien?"
