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"i don't want your body but I hate to think about you with somebody else"
Somebody Else - The 1975
30 DE JUNIO DE 1997
"Por favor, no lo hagas."
Los ojos de Maia se llenaron de lágrimas mientras la varita de Draco comenzaba a apuntarla. Su hermano la miraba, con la mano temblando y sus ojos mostrando reproche y miedo.
"Aléjate. No quiero hacerte daño."
"¡Ya lo estás haciendo!" Maia gritó desesperada. "Por favor, no entres. Dirán que ha habido un error, que Borgin y Burkes te dieron algo roto, pero no lo hagas."
Draco apretó la mandíbula y aferró su varita. Maia seguía fuera de la puerta de la sala de los menesteres, impidiendo que su hermano entrara. Era tarde por la noche, no había nadie en el pasillo, y los gemelos estaban en una acalorada discusión.
"Si no lo hago, nos matará a todos."
"Esta noche morirá gente si los dejas pasar, Draco. No eres así, no eres—"
"¡No quiero que él te lastime! ¿No lo entiendes? Mi familia es lo único que tengo en este mundo, y no voy a permitir que te hagan daño. Así que, por favor, hazte a un lado o tendré que hacerlo yo mismo."
Maia sollozaba débilmente. Draco pensó que nunca había sentido su corazón roto hasta ese momento, al ver a su hermana rendirse ante él, derrotada, suplicando. Maia no era así. Maia era orgullosa, fuerte y dura. La persona frente a él no era su hermana, así como él mismo no era el mismo. El miedo lo obligaba a hacer y convertirse en cosas terribles, es lo que pensaba Draco.
Los Mortífagos debían atravesar esa puerta hacia Hogwarts exactamente en seis minutos. Todo estaba calculado. Había comunicado a los Mortífagos lo que debían hacer durante las vacaciones de Pascua; todo estaba listo, y no podía permitir — irónicamente — que la persona que más quería salvar de ese desastre arruinara todo.
"Draco, esta noche vas a matar. Posiblemente, la gente morirá esta noche. No quiero que cargues con este peso en tu conciencia," meditó Maia, con el cabello revuelto y el maquillaje deshecho.
Draco levantó la varita de nuevo con furia. "Prefiero que ellos lloren sus pérdidas antes que yo llore las mías. Lo siento, Maia, pero no me vas a convencer. No esta vez. No me obligues a lanzarte un hechizo."
Su hermana se limpió las lágrimas con su capa negra, soltó un último sollozo y respiró profundamente, aún agitada. Los ojos de Draco estaban más oscuros y acuosos esa noche.
