CAPITULO 18

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"i would die for your heaveni could lie here forever"

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"i would die for your heaven
i could lie here forever"

Heaven - The Neighbourhood

EN LA ACTUALIDAD

"¿Alguien sabe la respuesta?" Preguntó McGonagall a nadie en particular, sabiendo que sus estudiantes estaban demasiado distraídos como para prestarle plena atención a sus clases. Con un toque de su varita reclamó la atención de Maia. "Quizás usted, ¿señorita Malfoy?"

Era más que evidente que Maia ni siquiera había estado escuchando la pregunta de la profesora de Gryffindor. Con unas ojeras mal disimuladas y el rostro apoyado en su mano, la Malfoy alzó la vista, algo molesta de que la hubieran sacado de su descanso.

La verdad era que no había estado durmiendo mucho esas noches. Si bien era cierto que tampoco lo había hecho adecuadamente en la Mansión, era un poco más reconfortante estar rodeada de personas —aunque no fueran de gran ayuda. Lo mismo ocurría en la habitación que compartía con Daphne y Pansy, pero como ahora no se dirigían la palabra, había sido una mejor decisión moverse de cuarto en cuarto, al menos temporalmente.

Habían sido Millicent Bulstrode y Tracey Davis quienes habían acogido su compañía. Por supuesto, las tímidas preguntas de ambas sobre por qué había decidido dormir con ellas solo habían sido respondidas con la mirada dura y fría de Maia, quien no había hablado, aunque no había sido necesario, ambas Slytherin habían aprendido la lección.

"No lo sé, profesora." Musitó Maia en un tono que denotaba que estaba mitad aburrida, mitad cansada.

McGonagall intentó ocultar su sorpresa, pero Maia vio el fugaz destello en la mirada de la profesora. A su alrededor, los demás comenzaron a susurrar de manera poco disimulada. Se podría decir que Maia Malfoy era una Hermione Granger —pero en Slytherin, igual de sabelotodo, pero más vanidosa— así que ver a la chica sin una respuesta a la pregunta de McGonagall dejó a todos atónitos.

Sin embargo, la campana indicó que la clase había terminado. Maia se apresuró, no queriendo encontrarse con todas las miradas curiosas. No tuvo mucha suerte, ya que no era la primera vez que alguien la tomaba desprevenida y el rumor ya se había esparcido por los pasillos. El grupo de amigos de Slytherin se había dispersado, dejando a Maia sola frente a los demás. Por supuesto, Eden había intentado acercarse a ella más que nadie, pero solo se topó con el gesto obstinado de Maia y no logró entablar una conversación.

Odiaba las tres horas de comidas que tenía al día, las clases que compartía con su hermano y los demás, las noches que pasaba sola despierta, mirando el techo de su nueva habitación, pensando en lo que el futuro le depararía ahora que estaba completamente sola.

Maia estaba acostumbrada a sentirse sola, pero no a estarlo. Siempre estaba rodeada de personas y, aunque muchos no lograban descifrar realmente lo que ocurría en su mente, sentía que podía acudir a cualquiera de ellos en una situación cotidiana. Sin embargo, ahora, en una situación de vida o muerte, enfrentaba el peligro sola.

Metanoia (Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora