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"you took my light, you drained me down but that was then and this is now, now look at me"
Part of Me - Katy Perry
EN LA ACTUALIDAD
"¿Puedo hablar contigo?"
"Ahora no es el mejor momento," respondió Maia, con la mirada fija en el pergamino. Levantó la vista para mojar la pluma en la tinta y continuar escribiendo, pero se detuvo de inmediato al notar la presencia de Slughorn. "Lo siento, señor. ¿Qué necesita?"
Slughorn le sonrió con tristeza. "Tengo que salir de Hogwarts por unas horas para... hacer algunos mandados. Le pediría a cualquier otra persona, pero no creo que sean tan capaces como tú. Tengo una clase de Pociones en un rato y sería un gesto encantador de tu parte si pudieras echar un vistazo mientras estoy fuera. Sabes cómo son los Carrows... nunca cancelan una clase, ¿verdad?" El hombre se rió con una tos seca.
"Um, claro, señor. ¿Necesito hacer algo?"
"No te preocupes, querida, ya saben lo que tienen que hacer. Solo hazme un favor y recoge las pociones que hagan, ¿quieres?"
Maia no tuvo tiempo de responder, porque el hombre se despidió rápidamente y saludó a Madam Pince por última vez. Maia se sorprendió, pero de todos modos guardó su tinta y pergamino y se dirigió a la clase de Pociones. Ciertamente esperaba que fueran de primer año —no estaba de humor para lidiar con adolescentes— y que no la hicieran enojar.
Fue al baño a lavarse las manos —nunca se sabía lo que realmente tendría que hacer en una clase de Pociones—, pero se detuvo en seco al escuchar sollozos. Se aseguró de que nadie estuviera a punto de entrar y caminó lentamente hacia el baño de donde provenían. Abrió un poco la puerta y encontró a Daphne Greengrass acurrucada en la esquina, con el cabello rubio cubriéndole la cara y los hombros subiendo con cada sollozo.
"¿Daphne?" La chica levantó la cabeza. Su rostro estaba rojo, sus mejillas estaban manchadas de lágrimas y el rímel estaba esparcido sobre sus pómulos. "¿Qué pasa?"
"Es— no es nada." Hizo un pequeño sollozo.
"Vamos, claramente estás molesta, no es nada. Puedes decírmelo."
"No hay nada que pueda hacer al respecto; además, estarás lo suficientemente ocupada como para que te cuente sobre mi desastrosa vida."
"No digas eso. Somos amigas, ¿verdad?"
Daphne la miró y sonó la nariz. Asomó un poco la cabeza por el marco de la puerta, y cuando vio que no había nadie más, salió. Se lavó la cara, pero aún tenía un tono rojizo que ni la frescura del agua pudo aliviar. "Mis padres me enviaron una carta esta mañana. Cuando regrese a casa para las vacaciones de Pascua, será la última vez que pise la mansión Greengrass. Mis padres me han desheredado."
