La vida en el castillo de Arenthall se había vuelto cada vez más tensa desde la boda de Clara y Edward. Aunque el amor entre ellos florecía, había una inquietud creciente en el aire, como si algo oscuro se cerniera sobre ellos. Edward pasaba largas horas encerrado en su despacho, revisando cuentas y reportes, y Clara no tardó en notar la preocupación constante que marcaba sus facciones.
Las cosas no iban bien. Aunque Edward intentaba mantener su angustia oculta, Clara lo conocía lo suficiente para saber que algo grave sucedía. Las noches eran silenciosas, pero la mente de Edward no encontraba descanso.
Una tarde, después de una larga reunión con sus consejeros, Edward regresó al salón principal con los hombros hundidos, sus pensamientos claramente sumidos en alguna preocupación. Clara, que lo observaba desde un rincón, decidió que ya no podía permanecer en silencio.
Cuando Edward finalmente se retiró a su despacho, Clara lo siguió y lo encontró sentado frente a su escritorio, con las manos apoyadas en la cabeza. Lentamente, ella se acercó, poniendo una mano en su hombro. "Edward, ¿qué sucede? Has estado preocupado durante semanas."
Él levantó la vista, sus ojos cansados y cargados de dudas. "Clara, hay algo muy mal en el castillo. Las cuentas no cuadran, y los informes de mis hombres contienen contradicciones. Alguien aquí está jugando conmigo, desviando dinero o recursos. Estoy empezando a sospechar de todos."
Clara frunció el ceño. Nunca había visto a Edward tan angustiado. Sabía lo importante que era para él preservar el legado de su familia y proteger el castillo, pero no había considerado que los problemas fueran tan profundos.
Edward se levantó de su silla, caminando hacia la ventana. "Tengo hombres leales, pero también hay quienes podrían estar traicionándome por ambición o codicia. Y cada día siento que estoy más cerca de descubrir quién es el culpable, pero aún no tengo pruebas suficientes."
Clara permaneció en silencio por un momento, sus pensamientos girando rápidamente. Fue entonces cuando un recuerdo oscuro resurgió, uno que había mantenido guardado desde antes de la boda. Había intentado ignorarlo, pero ahora parecía relevante. Decidió que no podía seguir callada.
"Edward..." comenzó, con voz vacilante. "Hay algo que no te conté antes. Algo que vi en los jardines hace varias semanas."
Edward la miró de inmediato, su interés despertado. "¿Qué fue lo que viste, Clara?"
Ella tragó saliva y se acercó a la ventana junto a él, recordando aquella noche con claridad. "Fue poco antes de nuestra boda. Salí a los jardines una noche para despejarme y, mientras caminaba, me desvié hacia una zona menos transitada. Cerca de la fuente, vi una pequeña cueva escondida entre los arbustos. Nunca había visto esa cueva antes, así que me acerqué por curiosidad."
Los ojos de Edward se estrecharon mientras escuchaba atentamente. "¿Y qué encontraste?"
"Había una pareja allí. Un hombre y una mujer, hablando en voz baja. No pude ver bien sus rostros porque estaban en la penumbra, pero algo en su comportamiento me pareció sospechoso. La mujer llevaba una capa oscura, y el hombre parecía nervioso, como si estuvieran ocultando algo. No pude oír toda la conversación, pero capté algunas palabras sobre dinero y tierras. La mujer le dio al hombre un paquete, algo que él escondió rápidamente bajo su capa antes de que ambos desaparecieran en la oscuridad."
Edward se quedó inmóvil, procesando la información. La mención de la cueva, el paquete, la conversación sobre dinero... todo parecía encajar con las sospechas que ya tenía. Si alguien estaba usando esa cueva para reuniones clandestinas, entonces debía haber más detrás de todo esto.
"¿Por qué no me lo dijiste antes?", preguntó Edward, no con reproche, sino con preocupación.
Clara bajó la mirada. "No pensé que fuera importante en ese momento. Parecía solo un encuentro furtivo, tal vez un romance secreto. Pero ahora, con todo lo que me has contado, creo que podría estar relacionado con lo que está pasando."
Edward asintió, su mente trabajando rápidamente. "Esto cambia todo. Debemos volver a esa cueva y averiguar qué está ocurriendo allí. Si están usando ese lugar para reunirse, tal vez podamos interceptar algo importante."
Esa misma noche, Clara y Edward se prepararon para su sigilosa investigación. Esperaron hasta que todo el castillo se hubiera sumido en el silencio, y luego, sin hacer ruido, se escabulleron hacia los jardines. El aire nocturno estaba frío, y la luna apenas iluminaba los senderos entre los arbustos. Clara tomó la mano de Edward con firmeza mientras avanzaban hacia el rincón oculto donde se encontraba la cueva.
Cuando llegaron, se agacharon entre los arbustos, observando desde una distancia prudente. No tuvieron que esperar mucho antes de ver a dos figuras acercarse. La mujer llevaba una capa oscura, igual que la vez anterior, y el hombre caminaba a su lado con pasos rápidos y nerviosos.
Edward apretó la mano de Clara, indicándole que se quedara quieta. Ambos observaron cómo la pareja se acercaba a la entrada de la cueva. Desde donde estaban, podían oír fragmentos de la conversación, aunque sus voces eran bajas.
"Todo está listo", susurró la mujer. "El desvío de las tierras ha sido aprobado, y el dinero ya está en movimiento. Nadie sospecha de nosotros."
El hombre asintió rápidamente, entregándole una bolsa que parecía llena de papeles. "Con esto, tendrás todo lo que necesitas. Debemos movernos rápido antes de que Edward se dé cuenta."
Clara sintió cómo la rabia subía en Edward. Quería salir de su escondite y enfrentarlos allí mismo, pero ella lo detuvo. Sabía que necesitaban más pruebas antes de actuar.
Después de unos minutos, la pareja desapareció en la oscuridad, dejando la cueva vacía. Edward y Clara esperaron un momento antes de acercarse al lugar donde habían estado. Cuando entraron en la cueva, encontraron rastros de lo que la pareja había dejado atrás: papeles desechados y algunos mapas que parecían estar relacionados con las tierras del condado.
Edward los recogió rápidamente, sus ojos llenos de determinación. "Esto es suficiente para empezar. Sabemos que alguien está jugando con nuestras tierras, y estas pruebas lo confirman. Ahora tenemos que descubrir quién está detrás de todo esto, y por qué."
Clara lo miró con preocupación, pero también con una nueva sensación de propósito. Estaba claro que la traición en el castillo iba más allá de simples desvíos de dinero. Algo más grande estaba en juego, y juntos tendrían que descubrir la verdad.
"Edward, debemos ser cuidadosos", dijo Clara. "Si alguien está dispuesto a hacer esto a escondidas, es probable que haya más personas involucradas."
Edward asintió. "Lo sé. Pero no estamos solos en esto, Clara. Y juntos, desenterraremos todo lo que está ocurriendo."
Esa noche, mientras volvían en silencio al castillo, ambos sabían que estaban entrando en un juego peligroso. Pero lo harían como aliados, enfrentando lo que fuera necesario para proteger su hogar y su futuro.
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El conde y la doncella
RomanceLa historia comienza con Clara, una joven campesina que lucha por mantener a sus hermanos tras la muerte de sus padres. Su vida cambia drasticamente cuando el conde Edward Arenthall, obligado por el testamento de su padre a casarse para heredar una...