Capítulo 3

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Un mes y medio había pasado desde la última vez que Damian y Jon hablaron de manera personal. Entre las misiones de la Batifamilia y las obligaciones de Superboy, sus interacciones se habían reducido a un simple intercambio de mensajes o saludos apresurados en el aire. Esta noche, sin embargo, fue diferente. Jon, después de terminar una misión en Metrópolis, caminaba por las calles casi vacías, disfrutando de la calma tras la batalla. No le sorprendió cuando Damian apareció de las sombras, su llegada tan predecible como el latido de su corazón, un sonido que Jon había memorizado con su super oído.

—Tardaste más de lo usual en aparecer —comentó Jon con una sonrisa relajada, mirando a su mejor amigo. Aunque Damian siempre intentaba ser el más sigiloso, Jon ya había aprendido a sentirlo.

—Estoy más ocupado de lo que piensas, Kent —respondió Damian, cruzando los brazos—. La ciudad no se patrulla sola.

Ambos intercambiaron miradas, y sin necesidad de decir más, se dirigieron a un lugar más apartado, uno de esos rincones ocultos que solían frecuentar cuando necesitaban hablar sin interrupciones. Había pasado mucho tiempo desde la última charla significativa entre ellos, y Jon tenía algo importante que decirle.

—Hace tiempo que no hablamos, Damian —empezó Jon, rompiendo el silencio con un tono más serio—. Y, bueno, quería contarte algo. Algo importante.

Damian lo miró con atención, sus ojos siempre atentos y calculadores. Había algo en el tono de Jon que lo puso en alerta, aunque no se mostró.

—Adelante, te escucho —dijo Damian, manteniendo su fachada neutral.

Jon respiró hondo, como si lo que estaba a punto de decirle fuera algo que había estado guardando por un tiempo. Se rascó la nuca, nervioso.

—Tengo novio, Damian. Se llama Jay —dijo Jon finalmente, las palabras saliendo más rápido de lo que había planeado—. Lo conocí hace un tiempo, por casualidad, y... bueno, nos hemos vuelto muy cercanos. Él... sabe quién soy. Descubrió que soy Superboy, pero eso nos hizo más unidos.

La noticia cayó sobre Damian como un golpe en el pecho, como si una espada atravesara su corazón. Durante años, había enterrado sus sentimientos, había intentado mantener su amistad con Jon intacta sin dejar que esos pensamientos lo dominaran. Pero ahora, alguien más había entrado en escena, un "don nadie", como lo veía Damian, que había conquistado lo que él nunca se atrevió a confesar.

Damian sintió su estómago retorcerse, una mezcla de dolor y rabia creciendo dentro de él. Quería gritar, quería llorar y romper la fachada de tranquilidad que siempre llevaba consigo. Pero en lugar de eso, respiró hondo, controlando sus emociones como lo había hecho toda su vida.

—Me alegra por ti, Jon —dijo Damian con una voz perfectamente controlada—. Si él te hace feliz, eso es lo que importa.

Por dentro, esas palabras quemaban en su boca. Era como tomar un trago con el más alto porcentaje de alcohol. Sabía que eso era lo que Jon quería escuchar, que esperaba el apoyo incondicional de su mejor amigo. Y Damian no iba a decepcionarlo, aunque decirlo lo destruyera por dentro.

Jon sonrió, claramente aliviado por la reacción de Damian.

—Gracias, Damian. Sabía que entenderías. Siempre he confiado en ti para esto. Eres más maduro de lo que a veces aparentas.

Damian asintió, guardando todo lo que sentía en lo más profundo de su ser. Después de unos minutos más de conversación superficial, ambos se despidieron. Jon se fue volando, lleno de gratitud por el apoyo de su amigo. Damian, en cambio, se quedó en las sombras, observando cómo su mejor amigo desaparecía en el cielo.

Cuando estuvo solo, apretó los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Sentía que podía destrozar una pared con sus puños, pero sabía que eso no cambiaría nada. Jay había robado el corazón de Jon, y él se había quedado en las sombras, como siempre. Pero eso no significaba que lo aceptaría sin más.

—Jay, ¿eh? —murmuró Damian para sí mismo, una fría determinación en su voz—. Ya veremos quién es.

Había llegado el momento de investigar a ese tal Jay, y Damian no iba a dejar ningún detalle sin revisar.

Damian había pasado días investigando a fondo a Jay, queriendo asegurarse de que este nuevo novio de Jon fuera digno de él. A medida que más información salía a la luz, Damian no podía evitar compararse con él. Analizaba si Jay realmente era lo que Jon buscaba, cuestionándose si realmente encajaba en los gustos de su mejor amigo. Cada vez que pensaba en ello, llegaba a la conclusión de que él, Damian Wayne, era mejor en todo sentido: más inteligente, más fuerte, y desde luego, más leal. Sin embargo, había algo que no podía negar, y eso era la edad de Jay, igual a la de Jon.

Esa diferencia alimentaba su mayor inseguridad. Damian, con 16 años, casi 17, sentía que la imagen "infantil" que proyectaba no era suficiente para Jon. No era el joven adulto que Jay era, ni tampoco lo suficientemente maduro a los ojos de los demás. Aunque Jon nunca lo había tratado como un niño, la duda persistía.

Había tiempo que Damian pensaba en cambiar su traje de Robin, el clásico rojo y verde que lo identificaba desde su infancia. Pero ahora que tenía la esperanza, aunque lejana, de que quizá, solo quizá, Jon pudiera verlo de otra manera, decidió que su traje también debía reflejar una versión más madura de sí mismo. El nuevo diseño debía ser oscuro, serio, pero también debía realzar lo mejor de su figura. Quería que Jon viera lo atractivo y adulto que podía llegar a ser. Damian había trabajado en su nuevo traje durante días, ajustando cada detalle para asegurarse de que resaltara sus largas piernas, sus gruesos muslos, y su pequeña cintura, como si con ese simple cambio pudiera mostrarle a Jon lo que realmente estaba perdiendo.

Con su nuevo traje terminado, Damian no solo se veía más fuerte y más imponente, sino que irradiaba una nueva confianza que nunca había mostrado antes. Las inseguridades sobre su edad y su imagen seguían ahí, pero al menos ahora sentía que tenía más control sobre cómo se proyectaba. Quería que, cuando Jon lo viera, entendiera que Damian ya no era el mismo niño de antes.

Mientras tanto, seguía con su investigación sobre Jay y la relación que tenía con Jon. Cada descubrimiento lo llenaba de una mezcla de frustración y celos. No podía soportar la idea de que alguien más tuviera el corazón de Jon, y mucho menos alguien como Jay. Pero Damian no era de los que se rendían fácilmente. Si había algo que podía hacer, lo haría. Si había una forma de demostrarle a Jon que él era la persona que más lo comprendía y que más lo apreciaba, lo haría.

En su mente, la batalla apenas había comenzado, y Damian Wayne no tenía intención de perder.


Jon tiene novio (Jondami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora