Capítulo 7

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Por otro lado, Jon volaba por el cielo, sintiendo cómo el viento le golpeaba el rostro, pero su mente estaba a años luz de allí. Todo lo que podía pensar era en Damian. En su mejor amigo, roto y vulnerable, algo que jamás pensó que vería. Y todo era por su culpa. Damian había guardado esos sentimientos durante años, desde que eran niños. Jon se sentía como un completo idiota. Había sido tan ciego, tan torpe, pensando que siempre sabría lo que pasaba por la mente de Damian. Pero no lo había visto. No había visto nada.

La imagen de Damian llorando, con su voz quebrada y sus ojos llenos de lágrimas, lo perseguía. Nunca había visto a Damian tan... humano. Siempre había visto a su amigo como alguien fuerte, impenetrable, una fuerza inamovible. Pero esa noche, Damian había mostrado una vulnerabilidad que ni siquiera Jon sabía que existía. Y lo peor era que sabía que gran parte de ese dolor era por su culpa. Su amabilidad, su cercanía, todo lo que había hecho con la intención de cuidar a Damian, ahora parecía una burla cruel. Había dañado a la persona que más valoraba, justo cuando pensaba que lo estaba protegiendo.

Jay había sido cariñoso con él, como siempre, tomándole la mano y dándole pequeños besos, sin darse cuenta del daño que estaba causando. Jon se culpaba a sí mismo por no haber sido más consciente de cómo eso afectaría a Damian. Ahora, mirando hacia atrás, se preguntaba si había señales que nunca había visto. ¿Había algo en las miradas, en las palabras no dichas? Trataba de recordar algún indicio de lo que Damian había estado sintiendo todo ese tiempo, pero no encontraba nada. Damian siempre había sido distante cuando se trataba de emociones, siempre escondiendo lo que realmente sentía detrás de su máscara de frialdad.

Jon flotó por la ciudad sin rumbo, incapaz de dormir, con el peso de la culpa asentándose en su pecho. Sabía que había cometido un error, que había sido un mal amigo sin quererlo. Pero, ¿qué podía hacer ahora? ¿Cómo podría reparar el daño que había hecho? Había pensado que ser abierto y honesto con Damian sobre su relación con Jay era lo mejor, que Damian lo entendería, como siempre lo hacía. Pero nunca imaginó que estaba desgarrando a su mejor amigo por dentro.

Jon suspiró, deteniéndose en el aire, mirando las luces de la ciudad de abajo. Sabía que no podía cambiar lo que había sucedido, pero tampoco podía ignorarlo. Damian lo necesitaba más que nunca, aunque no supiera cómo estar ahí para él ahora sin causarle más dolor.


A la mañana siguiente, Jon se levantó sintiendo una pesadez que casi lo anclaba a la cama. El sol brillaba a través de las cortinas, pero la claridad de la mañana no podía disipar el dolor que sentía en el pecho. Todo lo sucedido la noche anterior lo golpeó de nuevo, como si una nube oscura lo siguiera desde el instante en que abrió los ojos. Damian había llorado frente a él, había sido vulnerable de una manera que Jon jamás había visto. Y todo, absolutamente todo, por su culpa. Quería creer que había sido solo un mal sueño, pero sabía que no era así.

Se quedó un momento en la cama, mirando al techo, intentando ordenar sus pensamientos. Quería hacer algo, solucionar el problema, pero no sabía cómo. Damian era su mejor amigo, siempre lo había sido, y no podía soportar la idea de perderlo. Sin embargo, tampoco podía dejar de lado sus propios sentimientos por Jay. Se sentía atrapado, como si cualquier movimiento que hiciera pudiera causar más dolor.

Después de un rato, se levantó y se vistió rápidamente. No tenía mucho apetito, pero sabía que tenía que bajar y enfrentar el día. Al bajar las escaleras, se sorprendió al encontrar a su padre, Clark, sentado en la mesa del comedor, bebiendo café mientras leía el periódico. Era raro verlo en casa por las mañanas, y más raro aún verlo sin prisa.

Jon se detuvo por un momento, observando a su padre. Superman, el hombre más fuerte del mundo, siempre había sido una figura imponente para Jon, pero también una fuente de consuelo y sabiduría. Aunque Jon no solía hablar de sus problemas personales, en ese momento sintió una necesidad desesperada de consejo. Si alguien podía entender la lucha entre el deber y las emociones, ese era su padre.

—¿Jon? —la voz de Clark lo sacó de sus pensamientos—. Te ves... preocupado. ¿Todo bien?

Jon se acercó lentamente, tomando asiento frente a él. Miró el café por un momento, sin saber por dónde empezar. Respiró hondo y luego levantó la vista, encontrándose con los ojos atentos de su padre.

—Papá, necesito tu consejo —empezó, sintiendo un nudo formarse en su garganta—. Es sobre Damian... y Jay.

Clark asintió lentamente, dejando el periódico a un lado y enfocando toda su atención en Jon. Sabía lo importante que era Damian para su hijo y también estaba al tanto de la relación que Jon tenía con Jay. Aunque no lo decía directamente, Clark siempre había tenido una habilidad para leer entre líneas y saber cuándo algo realmente preocupaba a Jon.

—Lo he lastimado, papá —dijo Jon, su voz temblando ligeramente—. Damian... anoche, me dijo que ha estado enamorado de mí durante años, desde que éramos niños. Yo... no tenía idea. Y le presenté a Jay sin darme cuenta de cómo lo estaba afectando todo.

Clark exhaló suavemente, comprendiendo el peso de lo que su hijo llevaba encima. Le hizo un gesto para que continuara.

—Damian es mi mejor amigo —continuó Jon—. Y siempre me he preocupado por él. Sabes cómo es, siempre parece tan fuerte, como si nada pudiera romperlo, pero anoche... lo vi llorar por primera vez en mi vida. Y todo por mi culpa. Quiero seguir siendo su amigo, quiero estar ahí para él, pero no sé cómo hacerlo sin causarle más dolor. ¿Debería... alejarme? ¿O seguir intentándolo?

Clark se quedó en silencio por un momento, recogiendo sus pensamientos antes de hablar. Sabía que Jon se enfrentaba a un dilema difícil, uno que no tenía una respuesta fácil.

—Jon, el amor y la amistad son complicados —empezó Clark, con su voz profunda y calmada—. Y a veces, sin quererlo, lastimamos a las personas que más nos importan. No hay una solución mágica para esto, pero lo más importante es la honestidad. Damian es fuerte, pero también es humano, como todos nosotros. Lo que siente por ti es real, y eso no va a desaparecer de la noche a la mañana. Pero tampoco puedes simplemente alejarte y dejarlo solo con ese dolor. Eso lo lastimaría aún más.

Jon asintió, absorbiendo las palabras de su padre.

—¿Entonces qué hago? —preguntó, su voz cargada de frustración—. No quiero perder a Damian, pero no quiero que siga sufriendo por mi relación con Jay.

Clark se inclinó un poco hacia adelante, poniendo una mano sobre el hombro de Jon.

—Damian necesita tiempo para procesar lo que siente, y tú también necesitas tiempo para entender tus propios sentimientos. Es posible que las cosas entre ustedes cambien, que la amistad evolucione de maneras que no esperabas. Pero lo que no debes hacer es cerrar la puerta a esa amistad. Habla con él, sé honesto sobre cómo te sientes, pero también dale espacio si lo necesita. A veces, el mejor apoyo que podemos ofrecer es simplemente estar presentes, sin presionar.

Jon suspiró, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad.

—Es difícil, papá. No quiero perder a ninguno de los dos.

Clark sonrió suavemente, dándole una palmada en la espalda.

—Lo sé, hijo. Pero si alguien puede encontrar el equilibrio, ese eres tú. Eres más fuerte de lo que crees, y no solo físicamente. La clave está en ser sincero, no solo con Damian, sino también contigo mismo.

Jon asintió, sintiendo que, aunque no tenía todas las respuestas, al menos tenía un camino a seguir. Sabía que hablar con Damian nuevamente sería difícil, pero era lo correcto. Lo último que quería era alejarse de su mejor amigo, pero también debía ser consciente de los límites y emociones de ambos. Hablar con su padre le había dado claridad, y ahora solo quedaba enfrentar la realidad con el mismo valor con el que enfrentaba cualquier otra batalla.

—Gracias, papá —dijo finalmente, con una sonrisa cansada.

Clark le devolvió la sonrisa, orgulloso de su hijo.

—Siempre estoy aquí para ti, Jon.


Jon tiene novio (Jondami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora