Capítulo 11

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Cuando Jay se fue, Jon se quedó en el café, sintiéndose algo vacío pero al mismo tiempo liberado. Sabía que había hecho lo correcto al ser honesto, pero también entendía que, ahora, tenía un camino complicado por delante.

Con la relación en pausa, Jon supo que su siguiente paso era buscar a Damian. No podía tomar una decisión sin entender por completo lo que sentía por su mejor amigo. Voló hacia Gotham, con la esperanza de que Bruce o Alfred hubieran encontrado alguna pista sobre el paradero de Damian.

Al llegar a la Mansión Wayne, Jon se dirigió directamente hacia la Batcueva, donde Bruce estaba frente a los monitores, revisando la actividad en Gotham.

—¿Tienen alguna noticia de Damian? —preguntó Jon, tratando de sonar más calmado de lo que realmente se sentía.

Bruce miró a Jon con una leve expresión de preocupación, algo raro en él. Pero negó con la cabeza.

—Aún no lo hemos localizado. He revisado varios de sus lugares habituales, pero Damian es muy bueno para desaparecer cuando quiere. Sin embargo, no creo que haya abandonado Gotham sin algún propósito.

Jon se sintió aún más ansioso. Sabía que Damian tenía sus propios métodos y que desaparecer no era fuera de lo común para él, pero esta vez parecía diferente. El hecho de que Damian no estuviera respondiendo a ninguno de sus amigos lo inquietaba.

—Voy a buscarlo, Bruce. No puedo quedarme sin hacer nada.

Bruce asintió, pero antes de que Jon se fuera, le habló con un tono que, para ser él, sonaba casi paternal.

—Jon, solo ten cuidado. Damian puede ser terco y orgulloso, pero en el fondo, está lidiando con más de lo que deja ver.

Jon lo sabía mejor que nadie. Sin más tiempo que perder, salió volando de la Mansión Wayne, decidido a encontrar a su mejor amigo. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para hablar con Damian, enfrentarlo con la misma honestidad que había mostrado con Jay. Solo entonces podría entender sus propios sentimientos y tomar una decisión.


Damian se encontraba en una encrucijada emocional y física mientras se preparaba para regresar a la Isla de Lázaro. Había sobrevivido hasta ahora gracias a su entrenamiento y determinación, pero sabía que este torneo estaba empujándolo a los límites de lo que estaba dispuesto a hacer. A pesar de haber tenido que matar para sobrevivir, una parte de él seguía aferrándose a los ideales que había adoptado al convertirse en Robin. Sin embargo, en ese momento, la supervivencia era su prioridad, y su mente no podía permitirse el lujo de distraerse con dilemas morales o recuerdos dolorosos.

Este torneo en la Isla de Lázaro era de vida o muerte, con todos teniendo la oportunidad de revivir dos veces, tres vidas en total, y Damian ya había perdido una de ellas, lo que lo dejaba con dos vidas.

El torneo hizo una pausa para los participantes restantes, dándoles la oportunidad de salir de la isla por un día entero para curarse y/o reabastecerse de armas. Damian aprovechó esa oportunidad para volver a Gotham y reabastecerse de armas; sin embargo, debía pasar desapercibido, pues no quería que nadie lo siguiera y se pusiera en peligro.

 Cuando Damian volvió a Gotham, se escabulló lo más posible para tomar sus armas e irse, pero en el camino de regreso al helicóptero que lo había traído, fue emboscado por sus hermanos, Dick, Jason y Tim, quienes intentaron interceptarlo y hacer que volviera. El encuentro con sus hermanos en Gotham había sido una sorpresa, sin embargo, Damian se las ingenió para deshacerse de Red Robin y Red Hood, pero llegó un momento en el que estuvo cara a cara con Nightwing y se preparó para pelear; sin embargo, este no intentó detenerlo. En cambio, le dijo que tenía su apoyo, que él también en algún momento, como Robin, se había escapado, pero que estaban ahí para ayudarlo. y recibió un regalo de este. La barra del trapecio, convertida en un bastón, representaba no solo la historia de la familia Grayson, sino también un legado de lucha, sacrificio y, sobre todo, esperanza. Mientras se alejaba de la ciudad, con el bastón en mano, no pudo evitar sentir una mezcla de emociones. Sabía que Dick, Jason y Tim solo querían ayudarlo, pero este era un camino que tenía que recorrer solo. Solo después de completar el torneo podría volver a casa con la frente en alto, y, tal vez, encontrar la paz que tanto necesitaba.

Volver a la Isla de Lázaro no era solo una cuestión de supervivencia física, sino también emocional. Mientras volaba de regreso en el helicóptero, Damian se encontró pensando en Jon una vez más. A pesar de todo lo que había pasado, Jon seguía siendo una presencia constante en su mente. Damian se había convencido a sí mismo de que Jon había seguido adelante, que estaba feliz con Jay, y que él no tenía derecho a interferir. Sin embargo, cada vez que pensaba en Jon, su determinación se tambaleaba ligeramente. Sabía que Jon siempre había sido su ancla en medio de la tormenta, y aunque quería ser fuerte por su cuenta, no podía negar que extrañaba a su mejor amigo.

Al llegar de nuevo a la isla, Damian se preparó para la siguiente fase del torneo. El bastón de Dick ahora era su arma principal, un recordatorio de la familia que tenía esperándolo en casa. Aunque sabía que no podía confiarse, el hecho de que sus hermanos lo apoyaran le dio una fuerza renovada. No estaba solo, incluso si debía luchar solo en ese momento.

Mientras tanto, Jon seguía buscando respuestas en Gotham. Tras su conversación con Dick y el tiempo que había pasado reflexionando después de su cita con Jay, Jon sabía que no podía seguir ignorando lo que sentía. Cada día que pasaba sin noticias de Damian lo hacía sentirse más inquieto, más desesperado por encontrar a su mejor amigo. Jay había sido comprensivo, pero Jon sabía que no podía seguir adelante con su relación hasta que resolviera lo que sentía por Damian.

Finalmente, tras días de búsqueda sin éxito, Jon recibió una pista. Uno de los contactos de Batman le informó que había habido una actividad inusual cerca de una isla remota que coincidía con las descripciones de la Isla de Lázaro, un lugar donde solo los más peligrosos se atrevían a ir. Jon no lo pensó dos veces y se dirigió hacia allí a la velocidad del sonido. Sabía que si Damian estaba en un lugar así, tenía que estar en peligro, y no podía permitirse perder más tiempo.

Al llegar a la isla, Jon mantuvo su distancia al principio, utilizando su visión de rayos X para escanear el área en busca de Damian. Sabía que no podía irrumpir directamente sin evaluar la situación, pero la idea de que Damian estuviera luchando por su vida mientras él estaba atrapado en sus propios dilemas emocionales lo llenaba de culpa.

Finalmente, después de lo que parecieron horas de búsqueda, Jon lo encontró. Damian estaba en medio de una batalla, rodeado de enemigos, luchando con una ferocidad que Jon solo había visto en los peores momentos de su vida. No podía intervenir directamente sin poner en peligro a Damian, pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados.

Damian no había notado la presencia de Jon, estaba demasiado concentrado en la batalla. El bastón de Dick giraba en sus manos con una precisión letal, derribando a los enemigos uno por uno. Pero Jon podía ver que Damian estaba agotado, que cada movimiento le costaba más que el anterior. El corazón de Jon se rompió al ver a su mejor amigo así, luchando solo en la oscuridad, y supo que tenía que hacer algo.

A pesar de todas las dudas y confusiones sobre sus sentimientos, en ese momento Jon solo sabía una cosa: no podía perder a Damian. Sin importar lo que sucediera después, no iba a permitir que Damian enfrentara esto solo. Decidió que intervendría, pero con precaución, asegurándose de no poner en riesgo la vida de Damian ni de comprometer su posición en el torneo.

—No estás solo, Damian. Estoy aquí, y no te dejaré. No esta vez.

Jon se preparó para intervenir, listo para proteger a su amigo a toda costa, aunque eso significara enfrentar sus propios miedos y sentimientos en el proceso.

Jon tiene novio (Jondami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora