Capítulo 4

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Damian se encontraba en lo alto de un edificio, ajustando los últimos detalles de su nuevo traje mientras esperaba a Jon. Esta noche había acordado patrullar juntos de nuevo después de días en los que sus caminos no se habían cruzado. Sabía que Jon estaba emocionado de verlo de nuevo y que siempre apreciaba sus patrullas juntos. Pero esta vez, Damian estaba más nervioso de lo habitual. Era la primera vez que usaría su nuevo traje frente a Jon, y aunque lo había diseñado para impresionar, no sabía cómo reaccionaría su mejor amigo.

El zumbido del aire repentino y una sombra proyectada sobre él le avisaron de la llegada de Superboy. Jon aterrizó suavemente a su lado, y al verlo, Damian notó el cambio inmediato en su expresión. Jon se quedó en silencio por un segundo, observando cada detalle del traje con admiración.

—Wow, Damian... Te ves increíble —dijo Jon, casi sin aliento. Había una mezcla de sorpresa y genuina admiración en su voz—. Ese traje es... ¿nuevo? Realmente te queda genial. Te ves... más adulto, más serio.

Damian, quien rara vez mostraba su vulnerabilidad, sintió cómo una pequeña chispa de satisfacción se encendía en su interior. Mantuvo su expresión neutral, aunque internamente su ego estaba creciendo.

—Es práctico —respondió Damian con frialdad, aunque agradeció el cumplido con un leve asentimiento—. Necesitaba algo más acorde a mi estilo. Ahora, ¿patrullamos o qué?

Jon asintió, con una sonrisa que irradiaba calidez. No podía evitar admirar cómo Damian había crecido, tanto en habilidades como en apariencia. A medida que comenzaban la patrulla, Damian se propuso a sí mismo dar lo mejor de él. Quería que Jon notara no solo lo que podía hacer, sino también lo que podía ser. Cada movimiento, cada golpe que daba a los criminales que se cruzaban en su camino, lo hacía con precisión. Mientras peleaban lado a lado, Robin exhibía sus habilidades de combate con fluidez, haciendo que el trabajo en equipo pareciera casi coreografiado. Pero también, de manera sutil, Damian se aseguraba de que Jon notara su agilidad, la fuerza de sus movimientos, y cómo el traje acentuaba su físico.

Jon no tardó en darse cuenta. Aunque no lo mencionó directamente, no podía evitar observar cómo Damian parecía más confiado, más decidido. Lo hacía de manera tan natural que no parecía desesperado por atención, pero Jon sabía que algo en su amigo había cambiado. Y le gustaba. En cierto modo, la dinámica entre ellos se sentía más equilibrada, como si Damian estuviera a la altura de la versión adulta de Jon.

Después de varias noches de patrulla juntos, Damian comenzó a sentirse más cómodo. Decidió que debía hacer más espacio en su vida para patrullar con Jon, ya que esas horas juntos lo ayudaban a fortalecer su vínculo. Sin embargo, esa serenidad duró poco. Una noche, mientras se encontraban en la azotea de un edificio, Jon le comentó que quería presentarle a alguien especial.

—Damian, quiero que conozcas a Jay. Mi novio. —Jon sonrió con entusiasmo—. Me gustaría que los dos se lleven bien.

Damian sintió una punzada en el estómago, pero mantuvo la calma. En cuestión de minutos, apareció Jay, subiendo las escaleras de emergencia y parandose junto a ellos. El joven, de la misma edad que Jon, le extendió la mano a Damian con una sonrisa amable.

—Es un placer finalmente conocerte, Robin. Jon me ha hablado mucho de ti —dijo Jay con una voz suave y amistosa.

Damian apretó su mano, quizá con un poco más de fuerza de lo necesario.

—Lo mismo digo —respondió con una frialdad calculada.

Durante el resto de la noche, las interacciones entre los tres se mantuvieron tensas, al menos desde la perspectiva de Damian. Jay se mostraba afectuoso con Jon, de una manera que a Damian le resultaba casi insoportable. Observaba cómo el joven le tomaba la mano a Jon de manera casual, como si eso fuera lo más normal del mundo. A cada contacto físico entre ellos, Damian sentía un tic nervioso comenzar en su ojo derecho. Y la gota que colmó el vaso fue cuando, en un gesto de ternura, Jay le dio un beso en la mejilla a Jon.

Damian apretó los dientes. Su mente estaba en una batalla constante entre mantener su neutralidad y querer, literalmente, separar a ambos. Sus manos, ocultas en los guantes, se tensaron cada vez más. Intentaba distraerse mirando a su alrededor, enfocándose en cualquier cosa menos en ellos, pero el dolor de cabeza no desaparecía. Por dentro, ansiaba saltar entre ellos y hacerle saber a Jay que Jon había sido su amigo primero, y que, en algún nivel, sentía que tenía más derecho sobre él. Pero no podía. No debía.

Al final de la charla, cuando Jay se acercó a Jon para despedirse, Damian lo observó con atención. Jon, con su habitual sonrisa, levantó a Jay en brazos, llevándoselo por los aires con una facilidad impresionante. Damian observó cómo se alejaban, y fue en ese momento, cuando Jon desapareció con Jay en el horizonte, que toda su frustración acumulada explotó. Se sentía impotente, atrapado entre sus sentimientos no correspondidos y la realidad de la relación de Jon con otra persona.

Con un grito ahogado, Damian golpeó la pared del edificio, dejando una grieta algo profunda. La impotencia lo consumía, y su mente no dejaba de repetir una sola pregunta: ¿Cómo pudo Jon no verlo a él, cuando estaba justo a su lado?

En ese instante, Damian juró para sí mismo que haría todo lo que fuera necesario para demostrarle a Jon que él siempre había sido la persona que más lo comprendía. Pero por ahora, tendría que encontrar una forma de desahogar su frustración antes de que lo consumiera por completo.

Esa noche, después de ver cómo Jon y Jay se alejaban juntos, Damian se quedó en silencio, con la vista fija en el cielo estrellado de Metrópolis. La frustración, el enojo y la confusión se enredaban en su mente, y por primera vez en mucho tiempo, no sabía cómo manejar sus emociones. Soltó un suspiro profundo, mirando el horizonte por última vez antes de tomar una decisión: iría a Blüdhaven.

No solía pedir consejo, y menos sobre algo tan personal, pero si había alguien en quien confiaba para hablar de temas complicados como el amor, era Dick Grayson, su hermano mayor. Dick siempre había tenido una vida social activa, entendía cómo funcionaban las relaciones, y además era una de las pocas personas en quien Damian confiaba plenamente. Tomó su moto, encendió el motor, y se lanzó al camino hacia Blüdhaven.

Jon tiene novio (Jondami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora