A la mañana siguiente, Jon se despertó temprano, más inquieto de lo normal. El peso de la conversación que tendría con Jay ese día lo mantuvo en vilo, revolviéndose en su cama hasta que el sol finalmente se alzó por completo. Miró el reloj: faltaban solo unas horas para su encuentro, y aunque no quería enfrentarse a la realidad, sabía que no podía seguir postergándolo.
Se levantó y se dirigió al baño, lavándose la cara para despejarse. El reflejo en el espejo le mostraba un rostro preocupado, algo que no podía evitar. Sabía que lo que estaba a punto de hacer era lo correcto, pero eso no lo hacía menos difícil.
Al terminar, se vistió con calma, escogiendo una camiseta sencilla y una chaqueta, tratando de proyectar serenidad, aunque por dentro sintiera una tormenta de emociones. La mañana pasó lentamente mientras intentaba distraerse, pero su mente siempre regresaba a Jay y a Damian.
Finalmente, la hora del encuentro llegó. Jon salió de su casa volando, como solía hacerlo, tomando el camino más largo hacia el café donde vería a Jay. Necesitaba tiempo para pensar, para ordenar sus palabras y asegurarse de que no le hiciera más daño del necesario. Al acercarse al lugar, aterrizó suavemente en un callejón cercano, caminando los últimos metros hasta la entrada.
El café estaba tranquilo. Jay ya estaba sentado en una mesa en la esquina, con una sonrisa en su rostro al verlo. Jon sintió un nudo en la garganta. Era tan fácil caer en la comodidad de esa sonrisa, pero sabía que no podía dejarse llevar por eso.
—Jon, ¿todo bien? —preguntó Jay cuando se sentó frente a él, su expresión mostrando una mezcla de preocupación y curiosidad.
Jon respiró hondo, tomando unos segundos para ordenar sus pensamientos. —Jay, hay algo de lo que tenemos que hablar —comenzó, tratando de mantener la calma en su voz—. No ha sido fácil para mí, y creo que tú también lo has notado. Las cosas entre nosotros... han cambiado.
Jay lo miró fijamente, su expresión empezando a tornarse más seria. —¿A qué te refieres?
Jon tragó saliva, sus dedos entrelazándose sobre la mesa. —No ha sido justo para ti. Has sido increíble conmigo, Jay, y siempre te estaré agradecido por eso. Pero... mis sentimientos han cambiado. He estado pensando mucho sobre nosotros, y me di cuenta de que ya no puedo continuar con esta relación. No es justo para ti, ni para mí.
Jay apartó la mirada por un momento, procesando lo que Jon acababa de decir. Su rostro mostró una mezcla de dolor y comprensión. —Sabía que algo estaba pasando —dijo en voz baja—. Lo sentí desde hace un tiempo. Pero... Jon, ¿es por Robin?
La pregunta lo tomó por sorpresa. Jay siempre había sido perceptivo, más de lo que Jon solía darle crédito. No había forma de evitarlo ahora. —Sí —admitió con sinceridad—. Robin... siempre ha sido especial para mí, pero no me había dado cuenta de lo que sentía hasta hace poco. Y cuando lo hice, supe que no podía seguir contigo sin ser honesto.
Jay suspiró, pasándose una mano por el cabello. Parecía frustrado, pero no enojado. —Me duele, Jon, pero entiendo. Solo desearía que me lo hubieras dicho antes.
—Lo siento mucho —respondió Jon, su voz cargada de sinceridad—. No quería lastimarte. No era mi intención. Me importas, Jay, y siempre me importarás.
Hubo un silencio entre ellos, cargado de emociones no dichas. Jay asintió lentamente, aunque el dolor en sus ojos era innegable. —Supongo que esto es el final, entonces —dijo, su voz apenas un susurro—. Solo... prométeme que serás feliz. Y que Robin te hará feliz.
Jon asintió, sin palabras. Jay se levantó, dejando un billete en la mesa para pagar su café, y antes de que se fuera, Jon se levantó para darle un abrazo. Fue un gesto simple, pero cargado de significado. Cuando Jay se apartó, su sonrisa era triste, pero genuina.
—Cuídate, Jon —fue lo último que dijo antes de salir del café.
Jon se quedó en la mesa unos minutos más, dejando que el peso de la conversación se asentara. Había hecho lo correcto, pero no dejaba de ser doloroso. Sin embargo, sabía que con esto, tanto Jay como él podrían seguir adelante, sin mentiras ni esperanzas falsas.
Después de un rato, salió del café, mirando el cielo despejado. El siguiente paso era Damian. Ahora que había cerrado este capítulo, podía empezar a escribir el nuevo que lo esperaba junto a su mejor amigo... y tal vez algo más.
Con ese pensamiento, Jon despegó hacia el cielo, volando en dirección a Gotham, sabiendo que lo que viniera a continuación sería lo más importante de su vida.
Damian no había podido dormir bien desde la noche del beso con Jon. Cada vez que cerraba los ojos, revivía el momento en que los labios de Jon tocaron los suyos. El latido acelerado de su corazón, la sensación de la mano de Jon en su mejilla, ese segundo eterno antes de que sus labios se encontraran. No podía sacarlo de su cabeza. Se lo había repetido tantas veces que sus sentimientos por Jon debían quedarse enterrados, que no debía sentir nada más que amistad, pero todo ese esfuerzo se había derrumbado en un instante, con ese beso desesperado.
Ahora estaba en su habitación, sentado frente a la ventana, observando la ciudad de Gotham desde lo alto. La noche era fría, y el viento entraba suavemente, pero ni eso lo calmaba. Su mente seguía dando vueltas, incapaz de procesar todo lo que había pasado. ¿Qué significaba todo esto? ¿Qué era Jon para él? Y más importante aún, ¿qué era él para Jon?
Damian no podía evitar sentir miedo. Miedo de que este beso, esta emoción que estaba surgiendo entre ambos, lo llevara a un lugar que no podía controlar. Había pasado su vida entrenado para reprimir sus sentimientos, para luchar contra cualquier debilidad, y ahora, se sentía completamente expuesto, vulnerable.
Se levantó de su silla y comenzó a caminar de un lado a otro en su habitación, con las manos cruzadas detrás de la cabeza. Su mente era un caos. Se había permitido ser débil por un momento, había dejado que Jon lo viera en su estado más frágil, y ahora no sabía cómo lidiar con las consecuencias. Ese beso... ese beso le había hecho sentir vivo, pero al mismo tiempo, lo aterraba.
Después de varios minutos de tensión, Damian decidió que no podía enfrentar esto solo. Había una persona que siempre lo había entendido, una persona que siempre había sabido qué decir cuando él estaba perdido: Dick Grayson. Habían pasado por muchas cosas juntos, y sabía que Dick era la única persona en la que podía confiar para hablar sobre esto.
Nota del autor: Todos necesitamos un Dick Grayson en nuestra vida, nuestro consejero del amor =w=
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Jon tiene novio (Jondami)
RomanceDamian ha estado enamorado de su mejor amigo durante años; sin embargo, siempre lo ha mantenido oculto. Ahora que su mejor amigo ha crecido, viene con una noticia que solo creará caos dentro de Damian: Jon tiene novio. Imagen hecha por YRKHN en tumb...