Capítulo 1

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Jon Kent estaba recostado en su escritorio, con la lámpara aún encendida y su cuaderno abierto frente a él. El ensayo que su profesor de inglés le había pedido lo estaba matando de aburrimiento. No le gustaba escribir, y mucho menos sobre temas tan personales. Sin embargo, cuando le pidieron que hablara de un acontecimiento que marcara su vida, solo un pensamiento le vino a la mente: Damian Wayne.

Escribió unas pocas líneas sobre cómo Damian, a pesar de su temperamento oscuro y su pasado complicado, siempre había sido su compañero más confiable. Jon apreciaba la confianza que compartían, sabiendo que Damian le había mostrado partes de sí mismo que pocos conocían. Incluso cuando las misiones se volvían difíciles, Jon siempre intentaba hacerlas más ligeras con su sentido del humor. Le gustaba pensar que eso ayudaba a Damian, que lo hacía sentir menos solo. Pero las palabras no fluyeron fácilmente para Jon, y el cansancio eventualmente lo venció.

 Apoyó la cabeza en el brazo y se quedó dormido.

No mucho después, Damian Wayne, vestido con su traje de Robin, entró silenciosamente por la ventana. Sus pasos eran ligeros, pero su mirada, afilada como siempre, recorrió la habitación hasta que vio a Jon dormido en el escritorio. Al acercarse, notó el cuaderno abierto con las pocas frases que Jon había escrito. Damian leyó en silencio, y algo en su interior se revolvió. 

El hecho de que Jon pensara así de él, que lo apreciara tanto, lo llenaba de una extraña calidez, pero también de incomodidad. Damian no estaba acostumbrado a lidiar con sus emociones, y mucho menos con algo tan... personal.

Se permitió un pequeño suspiro antes de sacudirse esos sentimientos. Esto no era el momento para sentimentalismos. Damian se acercó a Jon, le dio un leve toque en el hombro para despertarlo y, con su tono serio habitual, le dijo:

—Despierta, Kent. Hay trabajo que hacer. Vamos a patrullar.Jon parpadeó, todavía medio dormido, y levantó la vista, sonriendo al ver a Damian.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Jon, desperezándose lentamente.Damian, con los brazos cruzados, intentó mantener su expresión fría.

—No me hagas repetirlo. Patrulla. Ahora.

Jon sonrió ampliamente. Sabía que, aunque Damian lo escondiera detrás de su fachada dura, en el fondo le importaba. Y eso siempre hacía que cualquier día con él fuera mucho mejor.

La noche en Metrópolis estaba tranquila, pero Jon sabía que no lo estaría por mucho tiempo. Damian y él se lanzaron al cielo, Jon flotando mientras Damian corría con agilidad por los tejados, siempre unos pasos adelante. Después de unos minutos, divisaron a un grupo de criminales en un callejón, intercambiando maletines con lo que parecía ser tecnología robada.

—¿Listo? —preguntó Damian, sin detenerse.

—Siempre —respondió Jon con una sonrisa antes de lanzarse al suelo.

Jon aterrizó con fuerza, creando un pequeño temblor que hizo que los criminales se tambalearan. Damian, por su parte, se movió como una sombra entre ellos, golpeando rápido y preciso. Jon se encargaba de contener a los más grandes con su fuerza sobrehumana, mientras que Damian desarmaba y neutralizaba a los más ágiles. Ambos se coordinaban sin siquiera tener que hablar. Era como si supieran exactamente lo que el otro iba a hacer.

Uno de los criminales sacó un arma de energía y la apuntó directamente hacia Jon, pero antes de que pudiera disparar, Damian lanzó un batarang que destrozó el arma en pedazos.

—No bajes la guardia, Superboy —dijo Damian con severidad, aunque había una pequeña nota de preocupación en su voz.

Jon sonrió y derribó al último criminal de un solo golpe.

—¿Quién está bajando la guardia? Lo tenía todo bajo control —respondió, divertido.

Damian bufó, pero sus labios formaron una pequeña sonrisa. En cuestión de minutos, todos los criminales estaban inmovilizados, listos para ser entregados a las autoridades.

—Buen trabajo —dijo Jon mientras aterrizaba junto a Damian.

Damian simplemente asintió, limpiándose el sudor de la frente. Pero antes de que pudiera desaparecer entre las sombras, Jon lo detuvo.

—Oye, ¿te has dado cuenta de lo bien que trabajamos juntos? —dijo Jon con entusiasmo—. Somos un gran equipo, Robin. No sé... siento que siempre sabes exactamente lo que voy a hacer, y yo contigo. Es como si pudiéramos confiar plenamente el uno en el otro.

Damian se tensó un poco. Jon siempre tenía la capacidad de hablar de manera tan abierta, tan cálida, algo que nadie más hacía con él. Damian estaba acostumbrado a la soledad, al deber, pero Jon... Jon lo hacía sentir diferente.

—No es gran cosa —respondió Damian, intentando sonar indiferente.

Pero Jon no se dejó intimidar. Se acercó un poco más, con esa sonrisa genuina que solo él podía tener.

—No lo sé, para mí lo es. No todos pueden decir que tienen a alguien en quien confiar de esa forma. Lo que tenemos, Damian... nuestra amistad es importante. Te respeto mucho, y estoy agradecido de que estés a mi lado. Siempre me haces sentir seguro.

Damian sintió un calor subiendo por su rostro. Jon hablaba con una sinceridad y una cercanía que lo hacía sentirse... vulnerable. No estaba acostumbrado a recibir ese tipo de palabras. Era incómodo, pero al mismo tiempo, le gustaba.

—Tsk. No te pongas sentimental, Kent —murmuró, desviando la mirada, su habitual frialdad ahora algo quebrada.

Jon soltó una pequeña risa. Sabía que había logrado tocar algo dentro de Damian, aunque el otro no lo admitiera.

—No puedo evitarlo. Eres mi mejor amigo, después de todo —dijo Jon con un tono suave.

Damian se quedó en silencio por un momento. Las palabras resonaron en su cabeza. ¿Mejor amigo? Jon siempre hablaba con tanto cariño que lo desconcertaba. Y aunque él no sabía exactamente qué estaba sintiendo, algo profundo comenzó a agitarse en su pecho, algo a lo que no podía ponerle nombre.

—Está bien... ya fue suficiente charla por hoy —dijo Damian, recomponiéndose y volviendo a su tono más serio—. Regresa a casa, Jon. Nos veremos después.

—Como digas, Dami —respondió Jon con una sonrisa divertida.

Ambos se despidieron y tomaron caminos separados. Damian, saltando entre los tejados, no podía quitarse las palabras de Jon de la cabeza. Había algo ahí, algo que lo hacía sentirse más conectado de lo que jamás había estado con alguien. Algo que le resultaba extraño, pero no desagradable.

Por su parte, Jon voló de regreso a su casa, más inspirado que nunca para terminar su ensayo. Sabía que tendría que encontrar la manera de hablar de Damian sin revelar demasiado, pero estaba seguro de que podría hacerlo. Su amistad con Damian era algo especial, algo que marcaba su vida de una forma profunda, y Jon quería asegurarse de plasmarlo en su escrito.

Con una sonrisa en los labios, se sentó frente a su cuaderno, listo para continuar donde lo había dejado.

Jon tiene novio (Jondami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora