Capítulo 8

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Damian había tenido una noche más larga de lo que podía soportar. Después de su desgarradora confesión a Jon, en lugar de volver a la Mansión Wayne, había decidido ir a Blüdhaven en busca del consuelo de su hermano mayor, Dick. Sin embargo, el destino tenía otros planes para él. Mientras caminaba por los oscuros callejones, fue emboscado por un grupo de ninjas que rápidamente identificó como pertenecientes al Clan de los Asesinos, el grupo liderado por su abuelo, Ra's al Ghul.

Damian sacó sus batarang y comenzó a defenderse con destreza. Al principio, parecía que podía manejarlos. Su entrenamiento desde la infancia le había preparado para enfrentarse a situaciones así. Pero había muchos, más de los que anticipó. Uno tras otro, los ninjas lo acorralaron, y poco a poco la fatiga, tanto física como emocional, comenzó a pasarle factura. Su cuerpo, debilitado por la angustia y la falta de sueño, no estaba al máximo. Un golpe certero en la cabeza fue lo último que sintió antes de que todo se volviera oscuro.

Al despertar, estaba amarrado, su cinturón de armas desaparecido, y frente a él, la imponente figura de su abuelo, Ra's al Ghul. El líder del clan caminaba lentamente hacia él, con una mirada que mezclaba desdén y decepción.

—Damian, mi heredero... qué vergüenza —dijo Ra's, su voz gélida y calculadora—. Mira en lo que te has convertido. Débil. Llorando como un niño perdido. Estas lágrimas —señaló los ojos hinchados y enrojecidos de Damian— son prueba de que te has vuelto blando, una sombra de lo que deberías ser bajo la tutela de ese... "murciélago".

Damian, aún mareado, apretó los dientes y levantó la cabeza con esfuerzo.

—No soy débil. Batman me ha enseñado a ser más que una máquina asesina. Ahora tengo personas que me importan, tengo una familia... —respondió Damian, su voz quebrada por la fatiga, pero con firmeza.

Ra's al Ghul lo miró con desprecio.

—¿Familia? ¿Esos imbéciles te han lavado el cerebro para que pienses que el amor y la debilidad son una fuerza? Has permitido que tus emociones te dominen, y ahora estás aquí, derrotado y encadenado. Pero aún hay una oportunidad para ti. Puedes redimirte y recuperar tu lugar como mi heredero —Ra's se acercó aún más, su presencia envolvente—. Participarás en el Torneo de la Isla de Lázaro. Si ganas, serás libre de irte. Pero si pierdes, te quedarás a mi lado y aceptarás tu destino como líder del Clan de los Asesinos.

Damian no tenía muchas opciones. Estaba atrapado, sin armas, sin ayuda. Sabía que si intentaba escapar, moriría. Y si no aceptaba el trato, su destino sería el mismo. Además, dentro de él aún ardía la voluntad de demostrar que, aunque no seguiría el camino de su abuelo, seguía siendo un luchador digno.

—Acepto —dijo finalmente Damian, con la mirada fija en Ra's.


Mientras tanto, en Metropolis, Jon estaba atrapado en sus propios pensamientos. Desde aquella noche en la que Damian se había sincerado, no había dejado de cuestionarse sobre sus propios sentimientos. Años atrás, cuando eran preadolescentes, Jon recordaba haber tenido ciertos sentimientos por Damian, algo que en su momento no pudo entender del todo. Pero entonces, el accidente del agujero negro ocurrió, y en esos años que vivió aislado del tiempo y el espacio, esos sentimientos quedaron enterrados en lo más profundo de su mente.

Al regresar a la Tierra, la vida parecía haber seguido su curso, y él intentó adaptarse. Conoció a Jay, un chico dulce y atento, y decidió intentar una relación romántica. Todo parecía ir bien, hasta que Damian apareció de nuevo en su vida, y esos sentimientos enterrados comenzaron a emerger, confundiendo su corazón y mente. ¿Había algo más con Damian? ¿O era simplemente el peso de su amistad y la culpa por haberle lastimado?

Jon se encontraba mirando su teléfono, esperando algún mensaje de Damian, pero nada llegaba. Damian solía ser impredecible, pero después de lo que había pasado, esperaba al menos una señal. Tal vez no quería hablar con él, tal vez Damian necesitaba tiempo, y Jon estaba dispuesto a dárselo, pero el silencio comenzaba a angustiarlo.

Esa conversación había causado un desastre en su cabeza y en su corazón. La imagen de Damian, con las lágrimas corriendo por su rostro, seguía viva en su mente. No podía ignorarlo. Jay era su novio, alguien con quien había compartido momentos felices, pero cada vez más, Damian se colaba en sus pensamientos, y Jon no sabía qué hacer con ello. La amabilidad con Jay parecía más fácil, pero con Damian, todo era más intenso, más real. Era como si su mejor amigo siempre hubiera estado en el centro de su vida, y recién ahora lo veía con claridad.

Jon suspiró profundamente, levantándose de su cama, decidido a encontrar respuestas. Si Damian no iba a hablar con él, Jon tendría que encontrarlo. No podía dejar a su mejor amigo en ese estado, no sin antes aclarar las cosas. Y también, tal vez, aclarar lo que él mismo sentía.

Jon llegó a la Mansión Wayne con la esperanza de encontrar a Damian y poder hablar con él. Sin embargo, cuando tocó la puerta, fue recibido por Alfred, quien lo saludó con su habitual cortesía, aunque con una leve preocupación en los ojos.

—Buenos días, joven Jon —dijo Alfred, abriendo la puerta.

—Hola, Alfred. ¿Está Damian en casa? —preguntó Jon, intentando sonar despreocupado, aunque el nerviosismo estaba en su voz.

Alfred negó con la cabeza y suspiró ligeramente.

—Me temo que no, joven Jon. El amo Damian no ha estado en casa desde hace algunos días. Pero no se preocupe, es algo que suele hacer. Siempre regresa —Alfred intentó calmar a Jon, aunque su propia preocupación era palpable—. El amo Bruce y yo ya hemos comenzado a investigar, pero aún no hemos encontrado ninguna señal de él. Le prometo que nos comunicaremos con usted en cuanto sepamos algo.

La inquietud de Jon solo aumentó tras escuchar eso. Damian podía ser impredecible, pero después de lo que había pasado entre ellos, su ausencia prolongada lo preocupaba aún más. Jon agradeció a Alfred y se despidió, decidiendo buscar a alguien que tal vez pudiera saber más sobre el paradero de Damian: Dick Grayson.

Jon tiene novio (Jondami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora