Capítulo 13

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Las últimas batallas en la Isla de Lázaro parecían interminables, pero finalmente, casi por un golpe de suerte, Damian logró ganar el torneo. El haber muerto y renacido le permitió recuperar fuerzas para luchar con todo lo que le quedaba. Al final, fue reconocido por su abuelo, quien, a pesar de estar molesto por el camino que su heredero había tomado junto al murciélago, se sentía orgulloso del niño asesino que había criado con tanto esmero, y que ahora demostraba ser superior a todos los competidores caídos en batalla.

Tras despedirse de su abuelo, una ráfaga lo levantó repentinamente y lo arrastró a toda velocidad fuera de la isla. Al principio, se sorprendió e intentó liberarse, pero al abrir los ojos y girarse, vio a su mejor amigo, Jon, que lo sostenía en sus brazos, con una expresión mezcla de felicidad y preocupación. Damian no esperaba que Jon estuviera allí; pensaba que estaría ocupado con su vida, ignorando su ausencia. Al darse cuenta de que era Jon, se quedó sin palabras. La última vez que hablaron, terminó llorando, y ahora se sentía avergonzado. Además, el agotamiento lo vencía, así que, al saberse seguro en los brazos de su amigo, decidió cerrar los ojos y disfrutar del viento fresco que golpeaba su cuerpo, protegido por los brazos de Jon.

El viento golpeaba su rostro, y por primera vez en semanas, se permitió relajarse, aunque fuera solo por un momento. Había sobrevivido al torneo, pero estaba agotado física y emocionalmente. En ese instante, no importaba lo que había sucedido antes, ni las lágrimas que derramó frente a Jon la última vez que se vieron. Solo quería disfrutar la paz de estar a salvo, aunque no sabía por cuánto tiempo duraría esa sensación.

Jon, por su parte, no podía dejar de mirar a Damian, todavía procesando que su amigo estaba vivo y en sus brazos después de todo lo que había visto. La angustia que había sentido durante las semanas de búsqueda y, especialmente, al verlo morir en ese torneo, comenzaba a disiparse lentamente, reemplazada por el alivio. El peso de sus propios sentimientos se hizo más evidente que nunca. A pesar de lo confuso que había estado, ese momento de llevar a Damian fuera de la isla le trajo una claridad abrumadora: no podía perderlo.

"Damian, lo siento. Debería haber estado aquí antes," murmuró Jon, su voz apenas audible con el viento que les rodeaba.

Damian no respondió, ni abrió los ojos. A pesar de haber escuchado a Jon, estaba demasiado agotado para articular cualquier cosa en ese momento. No quería pensar en el peso emocional de las palabras de su amigo ni en lo que esa disculpa significaba. Solo quería descansar.

Finalmente, llegaron a un lugar seguro en los límites de Gotham, una pequeña azotea que Jon solía visitar cuando necesitaba estar solo. Jon aterrizó con cuidado, asegurándose de que Damian estuviera cómodo antes de dejarlo sentarse. El cansancio en el rostro de Damian era evidente, pero también lo era el alivio. No había hablado mucho, pero Jon podía sentir que el muro de distancia entre ellos estaba empezando a romperse.

"¿Estás bien?" preguntó Jon, arrodillándose frente a Damian, buscando cualquier signo de herida que pudiera haber pasado por alto.

Damian abrió lentamente los ojos y asintió, aunque no podía ocultar el agotamiento que lo invadía. "He estado peor", murmuró con una pequeña sonrisa cansada, intentando restarle importancia.

Jon soltó un suspiro de alivio, pero no pudo evitar sentir la carga de lo que no se había dicho entre ellos. Sabía que había llegado el momento de hablar, de enfrentarse a lo que había estado evitando durante tanto tiempo. Pero no ahora. Damian necesitaba descansar y recuperarse antes de enfrentar cualquier otra cosa.

"Necesitas descansar. Vamos a llevarte a casa", sugirió Jon, con suavidad, esperando que Damian no se resistiera.

Sin embargo, Damian negó con la cabeza. "No... no quiero que nadie me vea así," dijo con una mezcla de orgullo y vulnerabilidad. "Solo necesito un poco más de tiempo."

Jon entendió. Había visto a Damian en su peor momento, y aunque lo único que quería era llevarlo de vuelta a la Mansión Wayne para que estuviera rodeado de su familia, también sabía lo importante que era para Damian mantener su imagen de fuerza.

Al ver el estado en el que se encontraba su mejor amigo, Jon decidió llevarlo a su casa. Damian estaba exhausto, apenas podía mantener los ojos abiertos, y su uniforme de Robin estaba destrozado: lleno de cortes, descosido en varias partes, y cubierto de sangre y tierra. Jon sabía que necesitaba un buen baño y descanso antes de volver con mejor aspecto a la Mansión Wayne al día siguiente. No quería mencionar nada sobre sus sentimientos todavía, pues su prioridad era la seguridad de Damian.

Al llegar, Damian se metió en la ducha mientras Jon buscaba un pijama que pudiera quedarle. Lo único que encontró fue un pijama verde, que consistía en unos shorts y una camiseta de manga larga. Lo dejó fuera de la puerta del baño y bajó a la cocina a buscar dos vasos de agua, mientras pensaba cuál sería su próximo paso respecto a Damian. Cuando volvió a su cuarto, encontró a Damian dormido, ya con el pijama puesto. Jon no pudo evitar fijarse en las largas piernas de su amigo, aún dañadas, pero que le provocaron un sonrojo inmediato. Los shorts se ajustaban a los muslos de Damian como si estuvieran hechos a su medida. La visión de su mejor amigo en esa pijama, con su respiración tranquila y el rostro relajado después de tanto sufrimiento, le provocó una mezcla de emociones. Se sentía protector, sabiendo que Damian había pasado por una prueba infernal y que, al menos por esa noche, podía descansar en paz. Pero también había algo más, algo que no podía negar.

Jon dejó uno de los vasos en la mesa de noche, lo arropó y decidió dejarlo descansar. Luego, se fue a recostar en el sillón de la sala. Estaba cansado también, pero la preocupación constante por el bienestar de Damian no le había permitido notar el agotamiento que se apoderaba de su propio cuerpo.

Mientras se debatía en su propia confusión, el sueño finalmente lo venció. Sin embargo, su descanso fue superficial, interrumpido por sueños vagos y la constante preocupación por lo que el futuro les deparaba a ambos. Sabía que debía hablar con Damian, que debía aclarar las cosas entre ellos, pero no quería apresurarse ni presionar a su amigo cuando más necesitaba paz.

La noche avanzó lentamente, y el silencio en la casa fue interrumpido solo por los leves susurros del viento afuera. Mañana sería otro día, pero en el fondo, Jon sabía que el momento de enfrentar sus sentimientos se acercaba, y ya no podría seguir evitándolo.



Nota del autor: Sé que tardé un poco en actualizar, pero la escuela me tiene agotado. Ya tengo la historia más o menos terminada, al menos la idea; solo falta pulirla. Espero tener más tiempo para actualizar y traerles más capítulos. Esta historia es relativamente corta, pero veré si le agrego más cosas conforme avance. ¡Que tengan una linda semana! ;))

Jon tiene novio (Jondami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora