P4 ¦¦ Blog de Notas

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¬ Marsella, Francia

Aún acostado en aquel duro colchón, Stefano veía el techo blanco divagando en sus ideas y pensando que desde mañana comenzaba a entrenar para las competiciones, si bien los demás creían que este deporte es complicado y requiere apoyo del clima, para Stefano no era problema alguno, solo pensaba en la forma de lograrlo y ser el mejor. Era su fortaleza que había construido desde muy pequeño.

"Yo domino el mar y el viento..."— se dijo con confianza

Con su enfoque siempre en positivo, solo trataba en seguir mejorando y no evitando pensar en las cosas pesimistas para él mismo, ya que lo más importante se encontraba en lo que su mente debía visualizar.

Claro que era alguien seguro en su disciplina, pero era otro distinto, tratando de conocer mejor a gente desconocida, y lo estaba viviendo.

Volvió a ver su bandeja de mensaje y aún estaban ahí, seguía pensando en que podría decirle o escribirle o en todo caso llamarlo, sin embargo, descarto la opción porque no sabía que hora era allá. Posiblemente, aún es madrugada, pensó.

Aprovecho que estaba solo para hundirse más en sus pensamientos, bueno primero comenzar con un "Hola" para ser educados. Entró a su WhatsApp y le contesto.

¦¦¦ Chat

Stefano: Hola amigo, que tal

Stefano: Te toco peor que a mí, si yo con una escala estoy cansado, no me imagino tú

Stefano: Pero no creo que puedas descansar bien, te recomendaría dormir en el piso 😆

No toco el tema a detalle de la "chapa" que Alonso le puso, se convenció de que era solo para tener más confianza. Al ver que Alonso aparecía desconectado, fue un momento a su blog de notas, un lugar en su celular lleno de textos inspiradores y detalles que logró plasmar en otros momentos.

Entonces entro a su última obra, la cual estaba inconclusa, debido a que Alonso lo interrumpió cuando se encontraba redactando. Cada vez que participaba en estos eventos por alguna razón su inspiración aumentaba gradualmente.

—París 2024

Un nuevo evento comienza, mi mente se proyecta a ser lo mejor de mi país. No retrocedo, sino volteo al pasado para impulsarme a ser más de lo que ya soy, un nuevo ambiente me esperará allá. Si bien no estoy yendo solo, siento que me falta una pieza para completarme, tengo en lo que se diría "todo", soy buena persona, pero anhelaría a alguien con quien compartirlo. Quisiera preguntar ¿Alguien quisiera venir a mis brazos? Podría el cielo darme la respuesta...

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Al terminar de leerlo, volvió a poner énfasis en la última parte. Aunque fuese alguien en que todos creyeran que está completo, él no sentía lo mismo. Podría tener medallas, reconocimientos, pero ese hueco no se rellenaba con aquello. 

Y entonces, la imagen de Alonso apareció en su mente, clara e inesperada. Esa conexión, esa extraña sensación de pertenencia que sentía cada vez que pensaba en él, lo desconcertaba.

"¿Qué? No lo había pensado así. No, eso no puede ser. No soy de esos"—murmuró para sí mismo, tratando de alejar esa idea antes de que tomara más fuerza en su mente

Stefano se quedó en silencio, su respiración se volvió más profunda mientras intentaba calmar la tormenta de pensamientos que se desataba en su mente. Cerró los ojos, intentando convencerse de que todo esto no era más que un malentendido, un simple juego de su imaginación.

"Es solo que Alonso es un buen amigo, alguien con quien me siento cómodo. No hay nada más que eso"— se repetía, como si esas palabras pudieran ahogar la creciente duda que lo atormentaba

Pero por más que intentaba ignorarlo, esa sensación persistía. No podía negar que había algo en Alonso que lo hacía sentirse diferente, algo que nunca había experimentado antes. Desde que leyó "mi Colorado" ahora no tenía otro pensamiento que resonaba en su mente, una y otra vez, como un eco que no se disipaba.

Stefano abrió su blog de notas nuevamente, buscando algo que lo distrajera, algo que lo reconectara con la parte de sí mismo que conocía bien. Pero en lugar de encontrar consuelo en sus escritos, lo único que encontró fue más preguntas.

"¿Qué es lo que realmente estoy buscando?"— pensó, su dedo trazando líneas invisibles sobre la pantalla. Tal vez lo que tanto anhelaba no estaba en las medallas, ni en el reconocimiento, ni siquiera en la perfección que siempre había perseguido. Tal vez, lo que realmente necesitaba era encontrar la respuesta a ese "mi" que Alonso había pronunciado con tanta naturalidad, pero que ahora lo dejaba tan inquieto.

El mar y el viento que solía dominar con tanta facilidad ahora se sentían como un reflejo de su propia confusión interna. Stefano suspiró, sabiendo que tarde o temprano tendría que enfrentarse a esa incómoda realidad, a esa parte de sí mismo que, por primera vez, no tenía control absoluto.

Decidió cerrar el blog de notas, sintiendo que no podía continuar escribiendo con la mente tan nublada. Necesitaba despejarse, pero más que eso, necesitaba entender qué era lo que realmente sentía por Alonso.

Stefano se levantó lentamente de la cama, su cuerpo pesado por el cansancio y la confusión. Miró su reflejo en el espejo, preguntándose si la imagen que veía era realmente él o simplemente una versión que había construido para encajar en lo que los demás esperaban.

—"Alonso, ¿un hombre?— hizo una pausa —De seguro ha de tener pareja, debo solo dejar de sobre pensar, además porque me preocupo, seguro el ahora estará de lo mejor allá"— murmuró, antes de dirigirse hacia la puerta, decidido a encontrar respuestas, aunque aún no supiera cómo o dónde empezar a buscarlas

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Hola a ustedes lectores, solo venía a agradecerles a los que están leyendo esta obra, también avisarles que estaré actualizando constantemente esta vez 😀

Mi única medalla eres tú - Alonso Correa & Stefano PeschieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora