4.Cita a "ciegas"

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Capítulo 4

Cita a "ciegas"

Por un momento no entendía nada de lo que pasaba. A qué se refiere con "cita"

_¿¡De qué hablas!?-respondí confundida_¿Tu eres mi cita?

Por un momento pensé en Vicky, de seguro se refería a él cuando dijo lo del chico más popular de la escuela.

_Te traería bombones pero no soy de esos-respondió con sarcasmo.

Rodeé los ojos mientras maldecía entre dientes, todo era culpa de Vicky. Ella y su manía de buscarme pareja. Solo quiero un poco de paz.¿Por qué nadie lo entiende?

__Lo siento pero mis padres no están en casa así que no podré salir a ningún sitio- excusé intentando cerrar la puerta para que se fuera.

_ Tus padres ya saben que tendrás una cita, tu amiga se encargó de informarles, y ellos están encantados, nunca imaginé que estuvieras tan desesperada por buscar novio.
-dijo riendo_por cierto....
iremos a la cafetería Blue view.

Es mi cafetería favorita,.. vista a la playa y librería, que más se puede desear. De seguro Vicky se lo recomendó, a juzgar por su forma de ser nunca me llevaría a un sitio lleno de libros.

_¡¡No estoy desesperada!!-respondí indignada_ yo estoy bien sola.

_Si como sea.¿Te preparas o irás así?-dijo ignorando mi declaración.

Asentí abriéndole el camino para que pasace. Él me examinó de arriba a abajo con una sonrisa pícara en su rostro, haciendome sonrojar como tonta.

_Ponte....cómodo-sugerí con la intención de ir a ducharme sin interrupciones. Ya me puedo ir despidiendo de la noche tranquila.

Caminé hasta mi habitación sintiendo su mirada fija en mí. Cerré la puerta del cuarto y entré a la ducha rezando para que esta noche no fuera tan larga.

Luego de cinco minutos de tranquilidad ya estaba lista para
"mi cita".

Me puse un vestido rojo escotado que deja al descubierto gran parte de mis piernas. Tacones color sangre, algo sencillos pero elegantes. Un poco de maquillaje, y listo.

Apenas salir de la habitación volteó a verme. Sus ojos verdes quedaron fijos en mi atuendo. Yo solo esperaba para poder irme.

_Estás increíble -exclamó sin quitarme vista de encima.

Enseguida mis mejillas comenzaron a arder tanto que pude percibir la risa en sus labios. Caminé hacia la puerta sin responder el cumplido. Cualquier otro comentario adulador y no necesito rubor. Él se ofreció para abrirla por mí como un "caballero".

Pensaba en la noche que me esperaba mientras bajamos las escaleras. En el parqueo esperaba el taxi. Aproveché para revisar por última vez mi maquillaje en el espejo retrovisor.

Jorge solo me miraba ríendo, no lo entendería, para una chica la apariencia es lo primero.

_Oye y que pasó con tu ex-novio -dijo tratando de abrir una conversación.

_Pues está claro que muy bien no me fue -respondí cortante.

_Eso es predecible, pero quisiera saber un poco más- insistió en hablar sobre el tema.

_Te lo voy a resumir - contarle era lo mejor para no seguir hablando de esto_ Llevábamos dos años juntos, y en nuestro segundo aniversario me dejó plantada, justo en la cafetería a la que vamos. Luego me terminó, eso es todo.

_Y nunca te dijo porqué te terminó- preguntó extrañado.

_ Me temo que no.

Jorge aún no entendía la decisión de Cristopher, quizás los chicos tienen otra forma de pensar y en una relación.

_¿Quién lo diría?-interrumpió mis análisis_una chica como tú con el capitán del equipo de basket.

_Eso no es relevante, además tampoco entiendo que hago contigo en una cita -respondí algo incómoda.

Tardamos treinta minutos en llegar a la cafetería.

Desde dentro del local podíamos observar el hermoso atardecer, amo ver está escena.

_Pareces una niña pequeña-dijo Jorge viéndome reír cómo tonta mirando el paisaje.

_Eres un amargado-volteé los ojos.

_¿Amargado?-arqueó las cejas_Vas a ver al amargado.

En seguida se levantó de su asiento y me ofreció su mano.

_¿A dónde vas?-dije confundida.

_Te voy a enseñar lo que es divertido- respondió ayudándome a ponerme en pie.

Me hace gracia su forma de reaccionar ante mi criterio. Solo es una opinión.

Antes de que pudiera reaccionar me cargó en sus brazos. Caminó hasta el muelle conmigo encima. No pude evitar reír a carcajadas.

_¿Todavía piensas que soy amargado?-insitió.

_Pues...solo un poco-dije rodeando su cuello con mis brazos mientras dibujaba una sonrisa en mis labios.

_¿Me desafías?-dijo fijando sus ojos verdes en mí.

_Se podría decir -respondí.

Por un momento estuvimos tan cerca que pude sentir su calmada respiración

_¿¡Qué haces!?-dije riendo sin soltarme.

_Ser divertido -respondió caminando.

Siguió caminando hasta la punta del muelle. Había dejado sus zapatos un poco atrás.

_¿No crees que deberíamos volver?-dije con miedo.

Negó con la cabeza. No había más lugar para caminar y estaba parado justo en la orilla.

_No tiene gracia vamos ya adentro-comencé a asustarme.

Un segundo después, pude sentirme parte del mar. Enseguida entré en pánico.

_¡¿Eres imbécil?!-grité acercándolo a mi para poder agarrarme.

_ No, soy amargado-respondió con ironía.

_¡No se nadar!-grité intentando respirar.

Desde pequeña tengo talasofobia y aunque amo el paisaje marino aún no controlo el miedo.

Su rostro cambió enseguida. Esa broma no tenía ninguna gracia.

_ No te va a pasar nada, no mientras yo esté contigo.-dijo agarrándome como si de su vida tratase.

Aún así tenía miedo de lo que pudiera suceder. Me aferré a su cuello con fuerza, no quería morirme en esa ocasión.

Es alto pero aún así el agua le llegaba al cuello. Caminó hasta la orilla lo más rápido posible.

En cuanto pude me solté de él. ¡Cómo se le ocurre saltar al mar!. Eso es de psicópata.

_Los siento,...no era mi intención asustarte-se disculpó apenas salir del agua_pensaba que iba a ser divertido.

_No pasa nada-traté de consolarlo mientras acariciaba su cabello_mejor nos secamos.

Caminamos hasta restaurante riendo a carcajadas. No todos los días saltas al mar desde un muelle.

_¡Aquí no pueden pasar así!- gritó la dependienta corriendo hacia nosotros para detenernos_ pero por suerte hay un servicio de habitaciones, así podrán ducharse y ponerse ropa seca.

Pagamos una hora, eso sería suficiente para poder cambiarnos.

_En media hora pasaremos a recoger vuestra ropa y llevarla a la lavandería.-dijo la dependienta_terminaremos lo antes posible.

Tomamos las llaves y caminamos hasta la habitación. Habían dos albornoces en la cama matrimonial. Me da vergüenza tener que vestirme con eso sin nada de ropa abajo pero no hay de otra.

..........

Esos sesenta minutos se nos pasaron volando (quizás influyó en algo que hubiera televisión, y comida en la nevera)

Bajamos al restaurante para cenar de una vez. Era bastante tarde pero tenía demasiada hambre.

_Oh,...no sabía que estaban aquí-se escuchó una voz femenina desde la puerta.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬é𝐢𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora