El vínculo entre Felix y Hyunjin se fortaleció con el tiempo. A pesar de las sombras que parecían rodear a Hyunjin, Felix no podía evitar sentirse cada vez más atraído hacia él. Sin embargo, había algo que seguía inquietando a Felix: las desapariciones ocasionales de Hyunjin. De repente, se ausentaba por días, sin explicación alguna, y cuando regresaba, actuaba como si nada hubiera pasado.
Una mañana, después de uno de estos episodios, Felix decidió confrontarlo.
Felix: Oye, has desaparecido por días...¿Estás bien?
Hyunjin, quien estaba mirando su café con una expresión pensativa, levantó la vista lentamente hacia Felix.
Hyunjin: Solo necesitaba tiempo para mí. A veces, las cosas se complican.
Felix no estaba satisfecho con esa respuesta.
Felix: ¿Eso es todo? Porque parece que hay más que no me estás diciendo.
Hyunjin suspiro, mirando a Felix con una mezcla de cansancio y algo que no podía identificar.
Hyunjin: Felix, no quiero que te preocupes por mí. Hay cosas en mi vida que son difíciles de explicar, y no quiero arrastrarte a ellas.
Felix: No puedo evitar preocuparme. Somos amigos, ¿verdad? Quiero ayudarte si puedo.
Hyunjin: Agradezco que te preocupes, de verdad, pero hay cosas que es mejor no saber.
Felix sintió una punzada de frustración. Sabía que Hyunjin estaba ocultando algo importante, pero también sabía que no presionarlo no lo llevaría a ninguna parte. Decidió dejar el tema por el momento aunque la inquietud seguía ahí, como un peso en su pecho.
En los días siguientes, Hyunjin actuó como siempre, pero Felix no pudo evitar notar los pequeños cambios: las miradas perdidas, las respuestas evasivas. Era como si Hyunjin estuviera luchando una batalla interna de la que Felix no sabía nada. Pero una cosa era segura: Felix estaba decidido a estar allí para él, sin importar lo que estuviera pasando.