La salida del edificio se sintió como una liberación, aunque sabían que las cicatrices de esa noche quedarían con ellos para siempre. Felix y Hyunjin encontraron un pequeño apartamento lejos de la ciudad, un lugar donde finalmente podían empezar de nuevo, lejos de la sombra opresiva de la familia de Hyunjin.
Durante las primeras semanas, la adaptación no fue fácil. Ambos estaban en constante alerta, temiendo que algo pudiera salir mal, que la familia de Hyunjin intentara vengarse. Pero con el tiempo, comenzaron a relajarse, a creer que realmente podrían tener la vida que siempre habían soñado.
Una noche, mientras cenaban juntos, Felix miró a Hyunjin con una sonrisa.
Felix: Finalmente lo logramos. Estamos aquí, y estamos a salvo.
Hyunjin, por primera vez en mucho tiempo, se permitió sonreír sin reservas.
Hyunjin: Nunca pensé que sería posible. Pero contigo, Felix, todo parece posible.
La vida que construyeron juntos fue sencilla pero llena de momentos de paz y felicidad. Felix encontró un trabajo en una cafetería local, mientras Hyunjin exploraba su pasión por el arte, pintando como una forma de procesar todo lo que había pasado. Aunque las cicatrices de su pasado no desaparecieron por completo, ambos aprendieron a vivir con ellas, usándolas como un recordatorio de lo lejos que habían llegado.
