Dentro del edificio, el ambiente era denso y sofocante. Los pasillos oscuros parecían estrecharse a medida que avanzaban, pero Felix y Hyunjin siguieron adelante, guiados por el sonido de las voces que resonaban en la distancia. Al llegar a una gran sala, se encontraron con la familia de Hyunjin, un grupo de personas que Felix había imaginado pero que ahora veía cara a cara.
El líder, el padre de Hyunjin, estaba sentado en el centro, con una mirada severa y calculadora.
Padre de Hyunjin: Así que has decidido traicionarnos, Hyunjin. Y has traído a tu pequeño amigo contigo. Muy valiente... pero también muy estúpido.
Hyunjin se mantuvo firme, pero Felix sintió una oleada de ira al ver cómo trataban a la persona que amaba.
Felix: No vamos a dejarnos intimidar. Hyunjin no tiene que seguir tus órdenes. Él merece ser libre.
El padre de Hyunjin soltó una carcajada, pero en sus ojos había un destello de algo más, quizás una pizca de respeto por la valentía de Felix.
Padre de Hyunjin: ¿Libre? ¿Realmente crees que puedes escapar de esto, Hyunjin? Este es tu legado, tu destino. No puedes simplemente dejarlo atrás.
Hyunjin: No voy a ser parte de esto. He vivido demasiado tiempo bajo tu control, pero ya no más. Estoy dispuesto a pelear por mi libertad... por nuestra libertad.
El enfrentamiento fue tenso. Hubo gritos, amenazas, y por un momento pareció que todo se desmoronaría. Pero entonces, Hyunjin reveló algo que había estado guardando: pruebas de las actividades ilícitas de su familia, algo que había estado recolectando en secreto.
Hyunjin: Si algo nos pasa, estas pruebas saldrán a la luz. No tienes poder sobre mí, ni sobre Felix. Déjanos ir, y esto se quedará entre nosotros.
El padre de Hyunjin miró las pruebas con una expresión de furia contenida, sabiendo que estaba acorralado. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, asintió con amargura.
Padre de Hyunjin: Muy bien. Pero recuerda, Hyunjin, nunca estarás realmente libre. Siempre serás uno de nosotros, lo quieras o no.
Hyunjin no respondió. Solo tomó la mano de Felix y, juntos, salieron del edificio, sabiendo que habían ganado la batalla más importante de sus vidas.
